Capítulo 18

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Danielle

A diferencia del otro viaje hacia el campamento, esta vez vamos en caravana. Lo cual nos facilita más el trasladarnos, Yun se encontraba a la cabeza de la fila y Adalia estaba hasta el final, mientras que yo jugaba con Sara en una de las carretas.

Sara es una niña tan linda, es muy inteligente y siempre ofrece su mano para ayudar, gracias a que su mamá la ha estado entrenando, es muy buena con ciertas armas. Justo ahora, le estaba contando una historia que leí hace mucho, de un caballero en su armadura y salva a la princesa del dragón.

–Siento que mi mami es mi caballero. –dijo mientras jugueteaba con su conejo de trapo.

–¿Ah sí? ¿Te salvó de un dragón? –Ella niega con la cabeza y se rió

–No, los dragones no existen. –Su risa era contagiosa. –Pero sí me salvó de un ogro feo y malo.

Fruncí el ceño, no sabía a qué se refiere. Cuando estuve a punto de preguntar, la carreta frenó de repente, tomó a Sara para que no se golpeara con nada.

–Sully ¿qué diablos te pasa? hay niños aca atras.

–Perdón Lia, si los demás también se detuvieron, significa que algo pasó.

Me acerque a la orilla de la carreta y le ofrecí la mano a Sara para salir de ella, vi que todo el mundo se había acercado a la delantera. Caminé de la mano con Sara, soy muy curiosa.

Yun estaba dando la señal de que paremos, estaba quieto y viendo un punto fijo hacia delante, a pesar de que había salido el sol hace unas horas, seguíamos cubiertos por neblina.

–¿Qué está pasando? –La voz de Adalia se escuchó detrás de nosotros, Sara la miró y me soltó para ir con ella.

La tomó entre sus brazos y la cargó, mientras se acercaba a Yun. Le dio un beso a la cabeza de Sara y se la entregó mientras blandía su espada. Fue allí cuando los vi, eran 7 hombres, todos buciertos por una caperuza de color negro. Hubo uno entre ellos que salió, tenía la cara tapada de la misma manera en la que... Espera, yo conozco esa caperuza.

No tuve tiempo para pensar cuando de pronto el hombre y Adalia empezaron a pelear, sus hombres hacían bulla mientras que nosotros nos quedamos paralizados de la repentina pelea. Los movimientos de ambos parecían demasiado sincronizados, lo que no hacía él lo hacía ella; golpes, saltos, ataques. El eco de sus espadas nos cautivaba a todos, nadie decía nada. Miré a Sara y ella estaba inquieta, creo que era la única que estaba gritando aliento a su madre.

De repente, un golpe seco se escuchó, alguien había caído. El hombre había perdido la pelea.

Aysha

–Vaya que has envejecido, capitán. –dije mientras bajaba mi espada y le ofrecía mi mano para ayudarlo a levantarse.

–Eres una grosera, soy cuatro años mayor que tú. –Se sacudió la ropa y me puso una mano en el hombro. –Es bueno verte así, bueno ¿dónde está mi bella ahijada?

Le hice una seña a Yun para que se acercara con la niña, ella estaba aferrada al cuello de yun.

–Tu padre no mentía, te pareces mucho a él.

Sara sonrió, le gusta que le recuerden a su padre, tanto como le gusta escuchar historias de él. Estoy segura que si estuviera aquí, la consentiría demasiado. Deje que Yun y Sara pasen tiempo con el capitán Kim, me voltee a mi gente para decirles que aquí pasaremos la noche, ya que tenemos una visita de viejos amigos. Sin hacer notar mi nerviosismo, llegaron antes de lo que planeaba y no he avanzado mucho con mi investigación respecto a la rata.

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