"Lia"
Después de esa breve charla con Sara, la aparente hija de Adalia. Cada uno tuvo sus deberes, yo me quede sentada un rato viendo mi tazón de madera, al menos hasta que una voz interrumpió mis pensamientos.
–¿Hay algo que te moleste dulzura? –Giré la cabeza para ver de quien era la voz y era de la cocinera, le sonreí amable y negué.
–No se preocupe señora, solo estaba pensando. –Ella estaba parada justo a mi izquierda, tenía sus manos en sus caderas y podía ver que tenía un trapo en una de sus manos.
–Conozco esa mirada, la he visto tantas veces que me la sé de memoria. –Su voz sonaba dulce y destilaba ternura. –¿Puedo sentarme? Ya no estoy tan joven y mi edad no me ayuda en quedarme mucho tiempo parada. –Asentí y levanté la mano, dándole acceso o "permiso" para sentarse frente mío.
–Perdone mi grosería de no ofrecerle asiento antes, es solo que no estoy en mis cabales últimamente. –Levanto una ceja como si no supiera de lo que hablara. –Ha sido un día muy tumultuoso.
En cuanto dije la palabra tumultuoso, la señora empezó a reír frenéticamente, yo no estaba entendiendo que estaba pasando, ¿había dicho algo mal?
–Como se nota que eres cercana a la realeza, dulzura nadie usa esa palabras. –Ah, ¿no? Pude sentir como mis mejillas se sonrojaron, dioses que vergüenza. –Está bien, es raro escucharlas, pero nos vendría bien algo de educación por aquí, tu grosería es perdonada solo si me dices tu nombre.
–Lia, mi nombre es Lia y ¿el suyo? –le sonreí, era una señora muy amable, su mirada era igual de tierna que su voz, sus cabellos castaños tenían un toque grisáceo, y tenía unas cuantas arrugas en sus ojos, que seguro eran marca de sus sonrisa.
–Me llamo Maurine, es un placer conocer a alguien que es cercana a la princesa, ¿Cómo es ella? He oído que es arisca. –Yo no entiendo por qué todos tienen algún pensamiento negativo sobre mí. Es por que no te conocen, me contesta mi propia conciencia.
Trate de mantener la sonrisa y le conteste. –No diría arisca, ella es... –¿Qué podría decir que no sonara tan obvio? –un poco tímida, pero es amable la mayor parte del tiempo. –Ella volvió a sonreír, ocasionando que confirmara mi teoría de sus pequeñas arrugas en sus ojos.
–Eso es bueno, hace falta un buen rey en estas tierras, creo firmemente que ella ayudara al pueblo. –Ella no me odia, eso es un buen punto a favor. –Cuando regreses al castillo y te asegures que este a salvo, por favor dile que su pueblo necesita de ella, ahora más que nunca.
Al decir esto, ella se levantó del asiento y por cordialidad me levante con ella, con mi tazón en mano, la acompañe a la tienda de la cocina. Ella se acercó a lo que parecía una pequeña montaña de tazones y ollas justo a un lado de varios baldes, algunos con jabón, otros con solo agua.
–Maurine, usted me dio alimento y una buena charla ¿puedo ayudarle en lavar los tazones? –Pregunte mientras me arremangaba las mangas de la camisa, sentía que era lo correcto por todo lo que hizo por mí y también porque no me odia.
–Oh, tonterías dulzura; tengo todo bajo control, pero puedes hacerme compañía. Navin está empacando sus cosas ya que él se va en la primera ronda y William, nunca sé dónde está ese niño, supongo está entrenando con su hermano. ¿Sabes en qué ronda estarás? –Negué con la cabeza, asumí por eliminación que iría en la tercera, pero no estaba segura. Estaba por insistir en ayudarle cuando esa odiosa voz sonó detrás de mí.
–Es increíble, te dejamos sola por unos minutos y ya estas molestando a la señora Maurine. –Me gire para ver a Erion, ¿es que siempre es así de antipático? ¿yo soy la que tiene la fama de arisca cuando existe este palurdo? –Te busca la jefa, te recomiendo que te vayas ya a su tienda.
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The Truth Untold
Teen FictionEn el corazón del próspero reino de Daylia, un oscuro presagio se cierne sobre el futuro. Danielle, la princesa heredera, ha crecido rodeada de privilegios y responsabilidades, preparándose para gobernar con justicia y sabiduría. Pero cuando el cast...