¿algo casual o con sentimientos?

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Holaaaa.

Cap intenso.

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El mes pasó rápido, casi como si el tiempo decidiera aligerar su carga. Daniela y Valentín habían estado asistiendo a la terapia de parejas con regularidad, y aunque los cambios eran sutiles, había algo en el aire que se sentía diferente. Había una sensación de esperanza que antes no existía; a veces, incluso compartían risas y comentarios sobre lo que veían en la televisión.

Esa noche, estaban acurrucados en su cama, rodeados de mantas suaves y almohadas. La luz de la pantalla parpadeaba, iluminando sus rostros en la oscuridad de la habitación, creando un ambiente casi mágico. Aún no se besaban, ni dormían abrazados, pero se sentían más cómodos el uno con el otro, y eso era un gran avance.

Valentín se había esforzado por ser más comunicativo, compartiendo anécdotas y recordando momentos divertidos de su relación que a menudo parecían olvidados. Hablaba sobre cosas triviales, como el nuevo restaurante que había abierto en la esquina o cómo había visto a un viejo amigo por casualidad. A Daniela le gustaba escucharlo, y eso la hizo sentir más cerca de él, aunque todavía había una línea delgada entre la amistad y el romance que no se atrevían a cruzar.

-¿Te acuerdas de aquella vez que intentaste cocinar pasta y terminaste quemando todo? -preguntó Valentín, riendo, mientras se acomodaba en la cama.

Daniela sonrió, recordando cómo había estado tan concentrada en seguir la receta que no se dio cuenta de que el agua se había evaporado. El resultado había sido una mezcla carbonizada que terminó en la basura, pero la risa que compartieron esa noche había valido la pena.

-¡Claro que sí! Pensé que había encontrado la receta perfecta, pero resultó ser un desastre -respondió, riendo también.

La conversación fluyó de manera natural entre ellos, y cada vez que se reían, era como si las barreras que habían construido entre sí se fueran desmoronando lentamente. A veces, Daniela se sorprendía al darse cuenta de cuánto extrañaba esos momentos de complicidad y cercanía.

-Tal vez deberíamos intentar cocinar juntos de nuevo -sugirió Valentín, con un tono juguetón en su voz-. Pero prometo que seré el encargado del fuego esta vez.

-Sí, claro. ¡Y yo seré la encargada de no dejar que el agua se evapore! -respondió ella, con una sonrisa en los labios.

A medida que la película avanzaba, Daniela se dio cuenta de que sus manos estaban cada vez más cerca, aunque todavía había una distancia entre ellos. Se preguntó si alguna vez volverían a estar tan cerca como antes, si podrían volver a esos momentos en los que sus cuerpos se alineaban perfectamente, como piezas de un rompecabezas.

Valentín, sintiendo la tensión en el aire, decidió arriesgarse. Se inclinó hacia ella, sus ojos buscando los de Daniela, y en un acto espontáneo, puso su mano sobre la de ella. Fue un toque suave, casi tímido, pero el gesto hizo que el corazón de Daniela se acelerara.

-¿Te gustaría ver una película de terror? -preguntó Valentín, buscando cambiar de tema, pero sin soltar su mano.

-¿De verdad? ¿No tienes miedo? -preguntó Daniela, levantando una ceja en un tono burlón.

-¡Yo nunca tengo miedo! -exclamó Valentín con una sonrisa, aunque ella pudo notar un atisbo de duda en su mirada.

Decidieron ver una película de terror, y mientras la trama se desarrollaba en la pantalla, la tensión entre ellos se hizo más palpable. Los sobresaltos y las escenas impactantes servían como una distracción perfecta, permitiéndoles acercarse un poco más, incluso en un sentido emocional.

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