te amo

51 4 22
                                    

Pov Valentín.

La tensión en el aire era palpable mientras caminaba por los blancos pasillos del hospital hacia la habitación de Daniela. Cada paso resonaba en mis oídos, recordándome la fragilidad de la situación. Abrí la puerta con cuidado, sintiendo el peso de la incertidumbre aplastándome el pecho.

Al entrar, encontré a Alejandra y Paulina sentadas junto a la cama de Daniela, sus rostros marcados por la preocupación y la ansiedad. Me acerqué lentamente, tratando de mantener la compostura a pesar de la tormenta de emociones que me embargaba.

"Chicas", murmuré, buscando las palabras adecuadas para comenzar. "Daniela ha tenido un... un episodio bastante grave".

Los ojos de Alejandra se abrieron con sorpresa, mientras que Paulina apretaba los labios con fuerza, conteniendo sus emociones.

"¿Qué quieres decir con 'grave'?", preguntó Alejandra, su voz temblorosa.

Tragué saliva, tratando de encontrar la fuerza para continuar. "Hubo un paro cardíaco", revelé con un nudo en la garganta. "Los médicos lograron reanimarla, pero... pero no sé qué tan grave es la situación".

El silencio se apoderó de la habitación mientras mis palabras se hundían en el aire cargado de preocupación. Alejandra apretó la mano de su hermana con fuerza, mientras que Paulina desviaba la mirada, incapaz de soportar la angustia que reflejaban mis palabras.

"Están haciendo todo lo posible por mantenerla estable", agregué, tratando de infundir un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. "Los médicos están trabajando en ella en este momento".

Las lágrimas comenzaron a emerger en los ojos de Paulina, mientras que Alejandra luchaba por mantener la calma. Me acerqué a ellas, envolviendo sus hombros con mis brazos en un gesto de consuelo silencioso.

"Vamos a estar aquí para ella", prometi.

El aire en la habitación del hospital parecía estar cargado de una ansiedad palpable, como si estuviera esperando contener la respiración hasta que algo finalmente sucediera. Mis manos estaban entrelazadas con las de Dany , mientras observábamos en silencio a Daniela, buscando desesperadamente cualquier señal de que estuviera regresando a nosotros.

De repente, un susurro apenas audible escapó de los labios de Daniela, rompiendo el silencio tenso que nos envolvía. Mis ojos se abrieron con asombro mientras observaba cómo sus párpados se movían lentamente, revelando la luz de su conciencia que había estado oculta durante tanto tiempo.

"Dani", murmuró Alejandra, su voz temblorosa con la emoción. "¿Estás ahí?"

Paulina contuvo el aliento, sus ojos llenos de esperanza mientras observaba a su hermana con ansiedad. Las lágrimas se acumulaban en mis propios ojos mientras me aferraba a la mano de Daniela, incapaz de contener mi emoción.

Y entonces, como un rayo de luz atravesando las nubes oscuras, vi un destello en los ojos de Daniela. Una chispa de reconocimiento y conciencia que parecía encenderse en lo más profundo de su ser. Un pequeño suspiro escapó de sus labios, seguido de un parpadeo débil pero significativo.

"¡Ella está despierta!", exclamé con incredulidad, dejando escapar un sollozo de alivio y alegría. Alejandra y Paulina se abalanzaron sobre Daniela, rodeándola con amor y felicidad mientras las lágrimas de alegría corrían por sus mejillas.

La sonrisa débil pero reconfortante de Daniela iluminaba su rostro, mientras intentaba hablar, aunque las palabras aún no encontraban su camino. Pero no importaba. En ese momento, lo único que importaba era el milagro de tenerla de vuelta con nosotros, sintiendo su presencia cálida y reconfortante después de un largo y oscuro túnel de incertidumbre.

enséñame a ser feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora