Capítulo 1
- Podríamos perder el caso – murmuró, el sargento detective de San Antonio, Harry Styles, al tiempo que miraba a uno de los nuevos detectives de su equipo.
- Lo siento mucho – dijo _____, haciendo una mueca. – Me tropecé. Fue un accidente.
Él la miró con los ojos entrecerrados y sus sensuales labios, comprimidos.
- Se tropezó, por que estás corta de vista y no quieres usar anteojos – personalmente él no pensaba que la falta de ellos, hiciera algo por ella, si la vanidad era el problema. Tenía un rostro agradable, y una tez exquisita, pero ella no era ninguna belleza delirante. Su rasgo más fino, era la riqueza de su grueso pelo rubio platino, que llevaba recogido en un moño en lo alto de la cabeza. Jamás lo llevaba suelto.
- Los anteojos se interponen en mi camino y no siempre puedo tenerlos lo suficientemente limpios – murmuró. – Ese recubrimiento que tienen, solamente causa manchas, a menos que utilice los productos de limpieza apropiados. Y algunas veces, no puedo encontrarlos – le dijo ella, a la defensiva.
Él soltó un largo suspiro, exasperado y se sentó en el borde de la mesa de su despacho. En esa postura, su Colt 45 ACP , en su funda de cuero distintiva, se veía al lado de su placa en el cinturón. Así, eran sus poderosas piernas, su mejor ventaja. Era alto y musculoso, sin que ello fuera obvio. Tenía una tez ligeramente olivácea y su pelo era grueso y largo y lo llevaba en una coleta. Era muy atractivo, pero no siempre era capaz de terminar con una novia seria. Las mujeres lo encontraban útil, como un hombro comprensivo, para llorar sobre sus verdaderos amores. Una mujer se negó a salir con él, cuando se dio cuenta que llevaba su pistola, incluso fuera de servicio. Él trató de explicarle que era algo necesario, pero esto no le había dado ningún punto con ella. Iba a la ópera, la cual amaba, e iba solo. Él iba a todas partes solo. Tenía casi treinta y uno, y estaba más solo que nunca. Esto lo irritaba.
Y allí estaba ___, haciendo todo peor, arruinando su escena del crimen, amenazando la delicada cadena de pruebas, que podían conducir a una condena en un complejo asesinato.
Una estudiante universitaria, bonita y rubia, había sido brutalmente asaltada y asesinada. No tenían sospechosos y las pruebas de seguimiento eran muy imprecisas. ___ casi había contaminado la escena, dando un paso demasiado cerca de una mancha de sangre.
No estaba de buen humor. Tenía hambre. Iba a llegar tarde para el almuerzo, por que tenía que regañarla. Si él no lo hacía, seguramente lo haría el teniente, y Cal Hollister, era aún más malo que él.
- También podrías perder tu trabajo – le señaló Styles. – Eres nueva en el departamento.
Ella hizo una mueca.
- Lo sé – dijo y se encogió de hombros. – Supongo que podría volver al Departamento de Policía de Atlanta, si tuviera que hacerlo – dijo con resignación sombría. Ella lo miró con sus ojos de color verde, que eran casi transparentes. Él nunca había visto unos ojos de ese color.
- Solo tienes que ser más cuidadosa, Cassaway – le advirtió.
- Si, señor. Voy a hacerlo lo mejor posible.
Él trató de no mirar la camiseta que llevaba debajo de una chaqueta de mezclilla ligera, con sus pantalones vaqueros. Era inusualmente cálido, para ser noviembre, pero una chaqueta se sentía bien contra el frío de la mañana.
En su camiseta, había una imagen de un extraterrestre verde y pequeño, del tipo que se venden en las tiendas de novedades, con una leyenda que decía: "¿Has visto mi nave espacial?" Él desvió la mirada y trató de no sonreír.