PrólogoLA lluvia caía sobre el tejado de la pequeña casa donde vivían los padres de ______ Hayes. Era una lluvia fría. ______ se alegró de que fuera verano,
porque a principios de otoño empezarían a sufrir verdaderas tormentas de agua o de nieve. Bighorn, una localidad del noroeste de Wyoming, no era un lugar donde resultara fácil la vida cuando la cubría el hielo. Se trataba de un simple pueblo, y a pesar de contar con tres mil habitantes, resultaba dema- siado pequeño como para gozar de los medios de transporte de un lugar más grande. No había ningún aeropuerto; sólo una estación de autobuses y el ferrocarril, pero los trenes pasaban muy de vez en cuando, y a ______ no le servían de nada.
Estaba a punto de empezar el segundo año de la carrera en la universidad de Arizona, en Tucson, un lugar donde la nieve no hacía acto de presencia ni siquiera en invierno, salvo en las cumbres de las montañas. Sufrían
tormentas de arena, pero no tan aparatosas como para resultar molestas. Además, transcurrido su primer año de estudios, había estado demasiado ocupada intentando aprobar los exámenes y curar su corazón roto como para preocuparse por el clima. Sin embargo, aquel día el calor le parecía sofocante, y se alegró de que contaran con una aparato de aire acondicionado.
En aquel instante, sonó el reloj. ______ se dio la vuelta, de manera que su corto y rubio cabello se meció en el aire. Sus ojos grises estaban llenos de tristeza por tener que marcharse. Pero el curso empezaba en menos de una semana, y tenía que regresar al colegio mayor donde vivía para ir preparando algunas cosas. Al menos, le alegraba saber que Barrie Bell, la hija de George Rutherford, era su compañera de habitación. Se llevaban muy bien.
—Ha sido maravilloso tenerte aquí durante una semana —dijo con suavidad Jessica, su madre—. Ojalá hubieras podido quedarte todo el verano.
Su voz se quebró. Tanto ella como Ben, su marido, y la propia ______, conocían muy bien la razón por la que no podía quedarse demasiado tiempo. Había sido motivo de gran tristeza para todos ellos, pero no habían hablado al respecto. Aún dolía demasiado, y las murmuraciones sólo empezaban a acallarse entonces, cuando casi había transcurrido un año desde lo sucedido. El súbito viaje a Francia de George Rutherford, apenas unos meses después de que ______ se marchara, había apaciguado las habladurías.
A pesar de lo sucedido, George seguía siendo un buen amigo de ______ y de su familia. Su educación universitaria era un regalo que costeaba él. Aunque pretendiera devolverle todo el dinero, por el momento no podía hacerlo. Sus padres tenían una posición digna en la comunidad, pero carecían de los recursos económicos suficientes para proporcionarle unos estudios en un país en que la universidad pública era prácticamente inexistente. George se había decidido a ayudarla, y su amabilidad había tenido un alto precio para todos.
Sin embargo, tanto su hijo Dawson como su hija Barrie salieron inmediatamente en defensa de ______, para protegerla de las habladurías.
La tranquilizaba saber que los hijos de George, las dos personas que más lo querían, no creían que fuera la amante de su padre. Algo en lo que ayudaba el hecho de que Dawson y Harry Styles fueran rivales; ambos querían hacerse con el control sobre una propiedad que separaba sus respectivos ranchos en Bighorn. George había vivido en la localidad hasta que estalló el escándalo. Entonces, se marchó a la casa familiar que compartía con su hijo en Sheridan. Esperaba que de aquel modo cesaran las murmuraciones, pero no consiguió nada. Al final, se había marchado a Francia, incrementando la enemistad entre Dawson y Harry Styles. Enemistad que permanecía inalterable.
Y, sin embargo, a pesar de que George se encontraba fuera del país, y a pesar del apoyo de sus amigos y de su familia, Sally Styles había hecho tanto daño a la reputación de ______ que estaba segura de que no podría regresar jamás a su hogar.