Capitulo 08

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Siente que todo el cuerpo está sumergido en un estrés post boda. Cerca del hotel donde han acordado prepararse para llegar al altar estar a metros del sitio donde unirá su vida junto a la mujer de hierro provoca mas inquietud que un novio promedio. El día había llegado y ya era demasiado tarde para arrepentirse, aunque eso no estuviera en sus planes todas las posibilidades se plasmaron en su cabeza. Quizás unos más catastroficos que otros.

Era imposible no estar nervioso cuando ahora toda su vida estaría basada en estatus y poder.

Una mujer como Lalisa Manoban era impecable y también inquietante. Estar a su lado era una montaña de frenesí y aquello le estaba volviendo loco porque de alguna manera había encontrado reconfortante estar a su lado. Estos días juntos le habían permitido conocer un poco más allá de la fachaleta de mujer exitosa y asquerosamente rica, pero sin duda, a pesar de los privilegios que le otorgaba lo que más encontraba encantador era la seguridad y determinación que podía transmitir con una sola palabra, el miedo había dejado de existir porque para llegar a él tendrían que atravesar primero el juicio de su esposa.

El llamado de la puerta lo trajo de nuevo a la realidad. La vista a la ventana le habia ayudado bastante a distraer sus pensamientos una vez que los estilistas terminaron de prepararlo. Era un nuevo hombre, incluso a través del espejo y el portar del traje blanco que vestía le confirmaba una vez más que ya no era más el Jeon Jungkook del que todos podían burlarse. Se preparó tanto para este momento que el disfrute sería el último en su lista.

Este día tenía que demostrar a Lalisa que podía encajar en su circulo, uno donde las falsedades podían ser disfrazadas de las mejores intensiones. Un circo que estaba seguro podía dirigir. Por que al final ese mundo solo respetaba una sola regla, las apariencias.

–Hijo, espero no molestar– su madre podía verse claramente en el inicio del marco de puerta. La mujer vestía un hermoso vestido dorado claro que estaba seguro había sido obra de la pelinegra de ojos azules.

Tenía que admitir que su madre lucía hermosa, como una mujer de alta sociedad y la nostalgía de nuevo lo golpeó. Esa era la vida que siempre debieron tener, quizás el destino finalmente se había apiadado de ellos.

–Luces hermosa– alagó a su progenitora quien sonrió en respuesta.

La señora Jeon nunca lo habia dicho en voz alta pero su hijo tenía un parecido a su esposo. Estaba segura que donde quiera que estuviera su marido, se sentíria feliz de que finalmente su hijo encontrara la felicidad y por primera vez pensara en sí mismo. Ella se sentía bastante culpable de como la vida habia transcurrido para ellos, sin embargo, entender que ahora su hijo viviría mejor, le dejaba un regocijo en el corazón.

–Bueno, de ser así te quedarás sin aliento cuando veas a Lalisa– habló su madre entrando un poco más en la habitación.

–Ha elegido un vestido fabuloso, y sé que lucira preciosa caminando al altar –

Vivir la experiencia con su futura nuera había sido toda una azaña pues la mujer creyó que Lalisa tendría otra perspectiva de vida al tener el poder que poseía. Sin embargo, debe admitir que fue emocionante acompañarla a elegir los vestidos que usaría para su ceremonia.

–Te pasaste bien con ella – Jeon buscó alguna forma de distraer su alborotada mente.

–Así es, ella y sus amigas son muy buenas jovencitas – suspiró la madre – Lo hubieras visto Jungkook, pasamos a tiendas que lucían extremadamente caras y los vestidos eran más increibles que otros, fue como entrar a la fantasía mas profunda de una mujer – la mayor se rió un poco

Era verdad que ese día tuvo una experiencia que atesoraría de por vida.

–Me da gusto saber que te llevas bien con ella – aquel comentario extrañó a la madre.

–Dentro de unas horas será como una hija para mí, ¿por que no debería de tratarla y llevarme bien con ella? –

El pelinegro negó y sonrió para transmitir tranquilidad a su madre. Ambos miraron el reloj de la habitación y sabían que habia llegado el momento.

–Te ves muy guapo hijo y quiero que sepas que independientemente de este día nunca dejes de acudir a mí cuando necesites respuestas. Se que tu apoyo y pilar fundamental será Lalisa pero yo siempre seré tu madre y te escucharé, no importa cuándo o en donde. Eres y siempre serás mi hijo. –

El momento de caminar al altar habia llegado

El momento de caminar al altar habia llegado

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