capitulo 16: Plumas silenciosas

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Narra valentina 

Después de terminar el desayuno, Celeste recogió los platos con una energía que contrastaba con la calma del ambiente. Yo, por mi parte, me quedé sentada un rato más, sintiendo cómo el buen humor que ella irradiaba comenzaba a contagiarme.

—Vamos, Val, ¿por qué no te relajas un poco? —me dijo, lanzándome una mirada juguetona mientras secaba los últimos platos.

—Estoy relajada —respondí con una sonrisa, pero justo en ese momento, algo suave golpeó mi cabeza.

Parpadeé sorprendida y miré hacia abajo: una almohada.

—¿Qué...?

Celeste estaba de pie frente a mí, con una sonrisa pícara y otra almohada en sus manos, lista para el ataque.

—Vamos, te ves como si necesitaras esto —dijo mientras me lanzaba la segunda almohada.

Antes de que pudiera decir algo, sentí el suave impacto nuevamente. Entre risas, no me quedó otra opción más que devolverle el ataque, y pronto, nos encontramos en una batalla improvisada, persiguiéndonos por toda la sala, las almohadas volando y nuestras risas resonando en cada rincón.

—¡Espera, eso no es justo! —grité, riendo, mientras trataba de cubrirme de los golpes suaves y juguetones que me lanzaba.

—Todo es justo en una pelea de almohadas —respondió Celeste con una sonrisa traviesa, bloqueando uno de mis intentos de contraataque con una facilidad irritante.

En medio del caos, el sonido de la puerta abriéndose interrumpió nuestra risa. Ambas nos detuvimos, con las almohadas en alto, justo cuando nuestros amigos entraron en la casa.

—¿Qué esta pasando? —preguntó Azul, alzando una ceja mientras se cruzaba de brazos, claramente entretenida con la escena que tenía frente a ella.

—¿Acaso estamos interrumpiendo algo? —añadió Marcos, con una sonrisa burlona.

Celeste y yo nos miramos, notando lo cerca que estábamos la una de la otra. Mi corazón dio un vuelco y me aparté ligeramente, sonrojada por la situación. Los comentarios no se hicieron esperar.

—¡Ohhh, qué tiernas! —exclamó Azul, llevándose una mano al pecho en un gesto exagerado de dulzura.

—Sí, parece que estábamos a punto de presenciar un momento íntimo —dijo Marcos con una risa que hizo que mi rostro se calentara aún más.

Celeste, sin embargo, no parecía afectada en lo más mínimo. Se rió con ellos, dejando caer la almohada y caminando hacia la mesa con una despreocupación envidiable.

—Estábamos en una pelea de almohadas, nada más —dijo ella, divertida, mientras yo me quedaba en silencio, aún procesando la cercanía de hace unos instantes.

Azul me lanzó una mirada cómplice, claramente disfrutando de la incomodidad que me generaban sus comentarios.

—¿Seguras que era solo una pelea de almohadas? —preguntó, riéndose mientras me daba un suave empujón con el codo. Celeste me miró de reojo, sonriendo con esa expresión juguetona que siempre la acompañaba.

—Claro, pero si quieren unirse... —dijo Celeste, tomando otra almohada y lanzándosela a Marcos sin previo aviso.

De repente, la sala se llenó de risas y almohadazos, con Azul, Marcos, Celeste y yo corriendo por todas partes. Sin embargo, no podía sacarme de la cabeza la cercanía que había sentido con Celeste antes de que llegaran los demás. Había sido un momento fugaz, pero intenso, uno que ahora se disolvía entre risas y bromas, aunque mi mente seguía dándole vueltas a todo lo de Juliana.

Yo No Quería Quererte (Les) JULIANTINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora