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Ya habían pasado varios días, y yo seguía allí. Muzan no me dejaba salir de la habitación para nada. Imaginaba que habían más habitantes en la casa, o bueno, mansión. Viniendo de él, me imaginaria una mansión, pero bueno. Si es que había alguien o más de dos personas en aquel lugar, ¿Sabían que yo estaba allí? Probablemente, es más. No creo que Muzan se haya tomado el tiempo de investigarme por él mismo.

No sabía nada de Minji, ¿Ella estaría preocupada por mi? Pero lo que más nervios me daba era mi madre. No dudaría en qué Minji le hubiera dicho sobre mi repentina desaparición, y mi madre era bastante histérica, así que eso me daba muchos nervios...

Yo seguía sentada en aquella cama, era bastante cómoda, aunque ya de por sí la habitación era bastante grande. Y como no, Muzan sentado en frente de mí, ¿No se suponía que un mafioso se la mantenía ocupado en otras cosas? Porque con él, no parecía...

Para tratar de cortar aquel silencio incómodo, decidí hablar...

-Emm... Muzan... ¿Cuántos años tienes?..- Dije mientras ladeaba mi rostro hacia él, notando como él solo me miró antes de responder.

-... 30, tengo 30 años. ¿Por qué lo preguntas?.- Dijo él mientras me miraba.

-No, por nada... Solo tenía duda...- Dije mientras apartaba un poco mi mirada.

Pensé que era más joven, la verdad.

-Otra cosa...- Dije, cambiando un poco mi tono de voz a uno con ligera preocupación- ¿Sólo me tienes aquí por venganza a Minji? O... ¿Por otra cosa?.- Dije mientras lo miraba.

Escuché como soltó un suspiro mientras me veía, dando algunas palmaditas en su regazo.

-Ven aquí.- Dijo en tono serio pero calmado, esperando a que fuera con él. Y no era una sugerencia, era una orden.

Así que, solo obedecí y me acerque a él. Él me tomo de las caderas con suavidad y me sentó en su regazo.

-Creí haber dejado ya en claro a lo que me refería. Pero bueno, no me cuesta nada explicarlo.- Dijo Muzan mientras acariciaba mi cintura, y con su mano libre, tomó mi mejilla- T/N. Te guste o no, te haré mi esposa. Eres demasiado hermosa... Eres como una diosa... Y no puedo dejar pasar una oportunidad de tener a una chica como tú. Así que, no tendrás más opción que aceptar.- Dijo él sin rodeos.

-o tal vez... Quieras que le haga un poco de daño a Minji... O a tu madre..- Dijo Muzan susurrando en mi oido con una sonrisa malvada.

-P-Pero por qué mi madre...? Ella no tiene la culpa..- Dije algo asustada.

-Si no te resistes, no le haré daño a nadie.-Dijo Muzan- Así que... Serás mi esposa, te guste o no.- Dijo él de forma directa.

No tenía más opción que aceptar, no quería que le hiciera daño a alguien cercano a mí solo por resistirme. Si, era en contra de mi voluntad, ¿Pero qué?..

-Tranquila, tesoro... No te haré daño ni nada similar... Te tendré muy bien protegida, no dejaré que nadie ni nada te haga ni el más mínimo daño, sino... Me vengaré... Pero, fuera de eso, no te preocupes por lo demás, yo te mantendré, y tendrás todos tus caprichos con sólo decirlos.- Dijo Muzan acariciando mi mejilla, aunque, en sus labios se veía una sonrisa algo traviesa...

Sentí como empezó a dejar pequeños besos en mi cuello, antes de separarse del mismo.

-Ahora ya dejado esto claro... Creo que, ya puedo darte un poco más de libertad, pero, nada de salir a la calle sin mi permiso.- Cuando estuve apunto de quejarme, solo hizo soniditos con la boca en forma de negación antes de continuar hablando- No, no, no, no, preciosa. Nada de berrinches ni quejas, es lo que yo digo. La voz mandante aquí soy yo, que no se te olvide.- Dijo directo.

-A lo que me refiero, preciosa. Es que, solo tendrás libertad dentro de la mansión. No podrás salir a la calle sin mi o sin mi autorización. Podrías escapar, y tampoco queremos eso. Y mucho menos yo ahora que te tengo. ¿Quedó claro?.- Dijo él mirándome, yo solo asentí resignada junto con un suspiro.

-Muy bien. No volveré a repetirlo.- Dijo antes de bajarme de su regazo y dejarme sentada en la cama.

-Más tarde vendré por tí, te presentaré con mis secuaces.- Dijo él mientras se acercaba a la puerta antes de salir.

-No quiero ningún error más tarde.- Dijo él antes de salir de la habitación, dejándome sola allí...

¿Cómo que ahora tenía que casarme con él?... Bueno, ahora ya no tenía más remedio...

...

Más tarde, como había dicho Muzan. Ahora estaba sentada a su lado en una gran mesa, habían varias personas. Yo estaba algo nerviosa, pero simplemente lo disimulaba. Dejando ver una cara seria y neutral.

A todos los había presentado por orden, ¿A qué me refería con esto? En orden desde los más importantes hasta el menos importante. No lo decía en forma de rebajar, así mismo lo había dicho Muzan, y como él no tenía pelos en la lengua para decir las cosas...

Sus secuaces eran llamados "Uppermoons" empezando por:
1- Michikatsu Tsugikuni, la mano derecha de Muzan.
2- Douma Hashibira.
3- Akaza.
4- Hantengu.
5- Gyokko.
6- Daki Shabana y Gyutaro. Eran hermanos.
Y por último:
7- Nakime, que también era la mano derecha de Muzan.

Muzan era el jefe de todos ellos...

Pero, lo que más de daba curiosidad... Y miedo, era que. Esa tal Daki me miraba con desdén y rabia. No sabía el porqué, pero, supongo que no debía darle importancia..

Pensamientos de Daki:
¡¿Cómo que "futura esposa" de Muzan-Sama?! Esa estúpida no pudo haberme quitado mi lugar. ¡Debía ser yo quien debería de estar allí! Gozando de las riquezas de Muzan... ¡No una nadaqueverienta como ella! Ni siquiera era tan linda, por dios. No entiendo que le vió... ¡Debería ser yo quien debía ser su esposa!
Fin del pensamiento:

Al parecer, todos estaban sorprendidos de que ahora yo sería la esposa de Muzan, no sé si era algo malo o algo bueno, o si el problema era yo, no lo sabía.

...

-Muzan... Noté como esa tal... Daki me miraba... Raro..- Dije algo nerviosa.

Ya habían pasado algunas horas desde lo ocurrido, ahora estaba en la oficina de Muzan, los dos solos.

-No le prestes atención, siempre es así con todas.- Dijo él sin mucho interés.

-¿Y por qué la dejas actuar así?— fuí interrumpida por él.

-No es algo de mi incumbencia, mientras ella haga su trabajo, todo bien. Pero... Siendote sincero... Es muy pesada, y no puedo despedirla porque es hija del jefe de otra mafia más, y obviamente si la despido, su hermano también lo tomara mal, y ella irá con todo su drama hacia allá. Y realmente no estoy para andar con otra mafia detrás de mí.- Dijo él de forma sincera mientras me sentaba en su regazo y se recargaba en la silla del escritorio.

-Así que no pienses más en eso. No te pasará nada, te lo aseguro.- Dijo él, y sentí como dejo un beso rápido en mis labios. Dejándome sonrojada.

La Debilidad Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora