05 - Bajo el mismo techo

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La noche avanzaba mientras las risas y las bromas llenaban la casa de Rodrigo. El gato Barry, después de recibir todas las caricias que quería, se había acomodado sobre una manta, observando a los tres con sus grandes ojos verdes, como si también formara parte del grupo.

-Bueno, creo que ya es hora de ir apagando la fiesta -dijo Rodrigo, estirándose y soltando un bostezo-. Si no, mañana no nos levantamos más.

Emma miró el reloj y notó que ya era bastante tarde. El ambiente había cambiado a algo más tranquilo, pero cómodo. A pesar de la energía inicial, una sensación de calma se instalaba en el living. Todos se miraban, cansados, pero de buen humor.

-Sí, tenés razón -admitió Emma, intentando reprimir un bostezo que finalmente se escapó-. ¿Dónde vamos a dormir?

-Acá mismo -dijo Rodrigo, levantándose y pateando algunos almohadones hacia los costados para hacer más espacio-. Traje mantas y almohadas. Iván, ¿me ayudás a armar todo?

Iván, que había estado más relajado toda la noche, asintió y se levantó con pereza. Emma observó cómo los chicos repartían las mantas y acomodaban los almohadones en el piso del living, formando una especie de improvisado campamento de pijamada. La tele seguía encendida, emitiendo un suave resplandor que iluminaba tenuemente la habitación.

Rodrigo tiró una manta sobre su lado del living, cerca de la pared, y luego señaló el espacio del medio.

-Vos te quedás acá, Emma -dijo con una sonrisa-. Así Barry se puede dormir sobre tu cabeza, ¿viste?

Emma soltó una risa mientras acariciaba la cabecita del gato, que ronroneaba satisfecho.

-¡Qué considerado de tu parte! -dijo en tono de broma.

-Iván se queda en el otro costado -añadió Rodrigo, señalando el espacio más cercano a la puerta-. Así no se queja de estar en el medio de todo.

-Como si me molestara tanto... -respondió Iván con su tono habitual, aunque no había rastro de la frialdad de siempre. De hecho, toda la noche había sido una versión mucho más relajada y accesible de él. Sin embargo, Emma no podía dejar de preguntarse cuánto de eso era real y cuánto se desvanecería cuando volvieran a la rutina del colegio.

Finalmente, los tres se acomodaron en el suelo. Emma quedó justo en el centro, con Rodrigo a un lado y Iván al otro, cada uno bajo su manta, pero compartiendo el mismo espacio reducido. El ambiente se sintió cercano, casi familiar, algo que sorprendió a Emma. No se había imaginado que, después de una semana de nervios y expectativas, terminaría compartiendo una noche así, sintiéndose tan cómoda con ellos.

-¿Sabés que siempre quise hacer una pijamada así? -confesó Emma, mirando el techo-. Pero en mi otra escuela nunca se daba la oportunidad.

Rodrigo la miró desde su lugar, medio acurrucado en su manta, con una sonrisa tranquila.

-Y acá la tenés. Este es el plan perfecto, relajado y sin drama -dijo, estirándose-. Además, tenés la compañía del gato más molesto de la ciudad. Eso ya es un lujo.

Barry, como si hubiera entendido el comentario, se levantó de su lugar y, sin mucha ceremonia, se acomodó justo entre Emma y Rodrigo, estirando sus patitas sobre la manta.

-Ya ves, ni te podés mover sin su permiso -dijo Rodrigo riendo-. Pero igual, es mi compañero fiel.

Emma sonrió mientras acariciaba a Barry, sintiendo el suave ronroneo del gato bajo su mano. El silencio se fue instalando poco a poco, interrumpido solo por los suaves ronquidos de Rodrigo que no tardaron en llegar.

Por otro lado, Iván permanecía en silencio, con los ojos entrecerrados, aparentemente tranquilo. Pero Emma, que estaba más despierta de lo que le gustaría, podía notar que él tampoco había logrado dormirse. Después de unos minutos, se giró hacia él, acomodándose en su manta.

-¿Te pasa algo? -preguntó suavemente, intentando no despertar a Rodrigo.

Iván abrió los ojos y la miró, sus facciones suavizadas por la poca luz.

-No, nada -respondió, su voz baja y calmada-. Solo me cuesta dormirme cuando no estoy en mi cama.

Emma asintió, comprendiendo. Ella tampoco estaba acostumbrada a dormir fuera de casa, pero había algo en esa noche, en el ambiente, que le hacía sentir que estaba exactamente donde debía estar.

-Lo de hoy estuvo bien, ¿no? -dijo Emma, intentando romper el silencio, pero sin invadir demasiado.

Iván la miró por un momento, evaluando sus palabras. Luego, finalmente, asintió.

-Sí, estuvo bien. Rodrigo siempre sabe cómo hacer que todo sea... fácil -dijo con una pequeña sonrisa.

Esa sonrisa era algo que Emma no había visto antes en él, no de esa manera, al menos. Parecía que, fuera de las expectativas del colegio y de su papel como el chico más popular, Iván era simplemente un pibe más, tratando de encontrar su lugar.

-No sos tan malo como parecés -dijo Emma de repente, sin saber muy bien por qué.

Iván la miró, sorprendido por su comentario, pero luego su expresión se suavizó.

-No todo el tiempo, al menos -respondió él con un toque de ironía, pero había algo sincero en su tono.

Emma sonrió, y en ese momento sintió que había algo más detrás de esa fachada de chico frío e intocable. Algo que todavía no había descubierto, pero que estaba empezando a ver. No sabía si eso era bueno o malo, pero al menos había una puerta entreabierta, una oportunidad para conocer más.

Finalmente, el silencio volvió a llenar el espacio entre ellos. Rodrigo seguía dormido, y Barry se estiró cómodamente en medio, pareciendo el más relajado de todos. Emma cerró los ojos, dejándose llevar por el ambiente tranquilo, mientras su mente seguía procesando todo lo que había sucedido esa noche.

A pesar de todo, sentía que esta pijamada, que había comenzado como algo casual, podría cambiar mucho más de lo que esperaba. No solo en su relación con Rodrigo e Iván, sino en cómo veía su vida en general. ¿Podría esta pequeña pausa en la rutina diaria abrir puertas a algo más?

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Hago maratón? Para los que quieren saber más de la historia 🙂

Gracias a todos se os re quiere 😻😻

Y gracias por las 100 vistas 😋🥰🥰🥰

La chica nueva ; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora