La chica nueva ; Spreen

01 - La llegada de Emma

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El Instituto San Martín siempre habia sido el mundo de Ivan Buhajeruk. Desde que tenía memoria, sus pasillos resonaban con sus pasos seguros, su sonrisa encantadora y la reverencia que todos tenian hacia el hijo del director. A sus 17 años, era el pibe mas popular: vicepresidente del consejo estudiantil y estrella del equipo de fútbol. Su mirada intensa y fria mantenía a raya a los curiosos, y su actitud distante lo hacia inalcanzable.

Ese dia, como cualquier otro, Iván llegó con la cabeza en alto, intercambiando saludos con sus admiradoras mientras avanzaba hacia su casillero. A su lado, su mejor amigo, Rodrigo Carrera, lo seguia con una sonrisa despreocupada.

-Hoy parece que el sol brilla mas que nunca- dijo Rodrigo, mirando el cielo despejado.

-O eso parece- respondió Iván, abriendo su casillero. Su mente estaba en los ensayos para el próximo partido de fútbol y las reuniones del consejo. Las charlas triviales nunca le interesaron.

Sin embargo, lo que iba a cambiar el rumbo de su rutina ocurrio cuando entraron al aula. Alli, en una esquina, habia una figura que no habían visto antes. De cabello castaño claro, coleta alta y una sonrisa que iluminaba el aula. Rodrigo se detuvo en seco.

-Mirá, es la nueva- dijo, apuntando a la chica.

Iván fruncio en ceño. No tenia tiempo para nuevas amistades, especialmente no para alguien que fuera tan carismatica.

Emma Castellanos era todo lo que Iván despreciaba en una persona: sociable, amable y demasiado brillante. La risa de sus compañeros resonaba mientras ella se presentaba, llenando el aire con su energía. A Iván le incomoda ver como todos se acercaban a ella, como si fuese un iman.

-Es buena en deportes, además de ser inteligente- murmuro Rodrigo, observando a Emma con admiración.

-Genial- respondió Iván, con su tono cargado de sarcasmo -Justo lo que necesitamos, otra estrella.

La clase comenzo y Emma, con su personalidad arrolladora, rápidamente se integró en el grupo. Mientras tanto, Iván intentaba concentrarse en la lección, pero su mente no podia evitar divagar hacia la nueva. La forma en la que hablaba, la forma en la que sonreia... todo le parecia un poco irritante.

En el recreo, cuando Ivan se sento en su mesa habitual con Rodrigo, notó que Emma se acercaba con un grupo de chicos.

-Hola chicos ¿puedo sentarme?- pregunto, con una sonrisa genuina.

-No creo que aqui haya espacio- dijo Ivan, dejando caer su mirada hacia su bandeja. La incomodidad era palpable.

Emma, sin perder su actitud, sonrió y se sento en la mesa contigua, charlando animadamente con Rodrigo, que la escuchaba con atención.

-Emma contame de tu equipo de fútbol- preguntó Rodrigo, visiblemente emocionado.

Iván, que estaba a punto de tomar un bocado de su sándwich, se detuvo y apretó los dientes. Era comi si Rodrigo lo estuviera traicionando. Ella era solo una nueva estudiante, ¿que tenia de especial?

- Es genial, estoy emocionada de unirme al equipo de fútbol femenino de aca- respondió Emma, su voz alegre resonando en el aire.

Ivan no pudo evitar rodar los ojos. Estaba comenzando a enfadarse. ¿Por qué era tan fácil para ella adaptarse, mientras el se sentia un extraño en su propio mundo?

La tarde siguió su curso, pero Iván no pudo sacarse de la cabeza la risa contagiosa de Emma y la forma en que Rodrigo parecía tan interesado en ella. La incomodidad creció cuando, al finalizar las clases, la vio rodeada de nuevos amigos.

-Esa piba me cae re para el orto- murmuro Iván, mas para si mismo que para Rodrigo, mientras se dirigían a la cancha de fútbol.

-¿De que hablas?- respondió Rodrigo, alzando una ceja -Solo es Emma.

-Lo se- dijo Iván, tratando de mantener la calma - Pero ni necesitamos a mas gente en nuestro grupo.

Rodrigo lo miro con curiosidad.

-No te entiendo Iván, ¿Porque estas tan molesto?

-No estoy molesto. Solo... no me gusta que se meta en nuestra dinámica.

La tarde avanzaba y el futbol se convirtió en un alivio para Iván, pero su mente seguía distraída por la risa de Emma y como iluminaba cada rincon. No podia permitir aue alguien como ella alterara su mundo, y sin embargo, habia algo en su presencia que lo desconcentraba.

A medida que el dia llegaba a su fin, se dio cuenta que, por mucho que lo intentara, no podia simplemente ignorar la forma en que su llegada habia sacudido la rutina del Instituto San Martín. Lo único que sabia con certeza era que tenía que encontrar una forma de mantener las cosas bajo control, incluso si eso significaba mantener a Emma a distancia.

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