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El lunes llegó con un aire renovado. Emma despertó con una sonrisa en el rostro, sintiéndose emocionada por un nuevo día en el Instituto San Martín. Había pasado una semana desde la pijamada en casa de Rodrigo, y, aunque Sofía seguía en su mente, ahora su influencia era mínima. Gracias a Iván y Rodrigo, había encontrado en sí misma una nueva confianza que brillaba más que nunca.
Al llegar al instituto, notó que su paso era más ligero. Al entrar al aula, saludó a sus compañeros con una sonrisa radiante. Se acercó a su grupo habitual y se unió a la charla, su energía era contagiosa. Hablaban de las vacaciones de verano que se acercaban, de las fiestas y de los planes que harían. Emma se sentía como en casa, entre amigos.
-¡Emma, qué bien que llegaste! -exclamó una de sus compañeras, entusiasmada-. ¡Tienes que contarnos todo sobre tus entrenamientos de fútbol!
-Claro, ¿en serio quieren saber? -preguntó Emma, riendo. El hecho de que mostraran interés en su vida le llenaba el corazón de alegría.
La campana sonó y todos tomaron asiento. Emma se acomodó y no pudo evitar buscar con la mirada a Iván. A través del aula, lo vio hablando con Rodrigo, ambos luciendo relajados y cómodos. Su sonrisa se amplió al pensar en cómo habían pasado más tiempo juntos, sobre todo después de los entrenamientos de fútbol. A veces, se quedaban después de practicar, y paseaban por el parque cercano, disfrutando de una compañía mutua que se había vuelto valiosa.
Durante la clase, la profesora hizo una dinámica en la que todos debían presentar algo que les gustara. Emma no dudó en levantarse y contarles sobre su amor por el fútbol, cómo le apasionaba el juego y lo que significaba para ella. Mientras hablaba, notó que Iván la miraba desde el fondo del aula. Su mirada, que antes era fría, ahora parecía cálida y atenta. Esa conexión la llenaba de energía.
-Es increíble ver a alguien tan apasionado -comentó Rodrigo cuando la clase terminó-. Te vi brillar, Emma.
-¡Gracias, Rodri! -respondió, sintiéndose animada-. Es fácil cuando estoy rodeada de gente que me apoya.
En el recreo, mientras todos se dispersaban, Emma se acercó a Iván y Rodrigo.
-¿Quieren que vayamos a la plaza después de clases? -sugirió, intentando contener su emoción.
-Me parece una buena idea -dijo Rodrigo-. ¿Iván?
Iván asintió, pero Emma pudo ver una chispa en sus ojos que la hacía sentir que estaba comenzando a conocerse mejor. Era como si las barreras se hubieran roto un poco más con cada día que pasaban juntos.
-Dale, vamos -respondió Iván con un tono relajado, y Emma sintió que su corazón latía con fuerza.
Las clases transcurrieron con normalidad, y al finalizar el día, los tres se dirigieron a la plaza. El aire fresco les daba vida, y Emma no podía dejar de sonreír. Se sentía libre, como si toda la inseguridad que había sentido antes hubiera desaparecido por completo.
-¿Qué quieren hacer primero? -preguntó Emma mientras se sentaban en un banco.
-Podemos jugar un partido de fútbol en el parque -propuso Rodrigo, sus ojos brillando de emoción-. ¿Qué te parece, Emma?
Ella sonrió, sin poder evitarlo. La idea de jugar con Iván y Rodrigo la llenaba de alegría.
-¡Me encantaría!
El trío se levantó y se dirigió a la cancha de fútbol, donde comenzaron a jugar. Emma disfrutó cada momento, sintiendo cómo su confianza crecía con cada pase que hacía. Iván, a su lado, la animaba y le daba consejos. Era una mezcla de competitividad y camaradería que la hacía sentir viva.
Al terminar el partido, todos estaban agotados pero felices. Emma se sentó en el césped, riendo junto a Rodrigo, mientras Iván se recostaba un poco más lejos, observándolos con una sonrisa.
-¿Por qué no hacemos esto más a menudo? -sugirió Emma, sintiéndose eufórica.
-Sí, ¡es una gran idea! -dijo Rodrigo, mientras se pasaba la mano por la frente-. Ahora somos un equipo, ¿no?
Iván se unió a ellos, acercándose.
-Definitivamente -dijo, y Emma sintió que su corazón se aceleraba un poco al notar lo más cómodo que estaba él, con ellos.
Mientras se reían y hablaban, la risa de Emma resonaba en el aire. Se dio cuenta de que había superado gran parte de sus inseguridades y de que las palabras de Sofía ya no tenían el poder de lastimarla. Tenía amigos que la apoyaban, que creían en ella. La vida era buena, y por primera vez en mucho tiempo, Emma se sintió verdaderamente feliz.
Cuando el sol comenzó a ocultarse, sabían que era hora de regresar. Mientras caminaban juntos, Emma no podía evitar sonreír al pensar en lo lejos que había llegado. No solo había encontrado amigos en Iván y Rodrigo, sino que también había descubierto la fuerza que había dentro de ella.
A medida que se alejaban de la plaza, Emma miró a Iván y Rodrigo con gratitud. Eran más que amigos; eran un nuevo comienzo.
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No se ni que escribo
Ya no se que poner acaaaaaa
Gracias a las personas que me siguen y por los votos estoy re agradecidaSi les gusta la historia.. estoy escribiendo otra de spreen de minecraft, les va a encantar, díganme si la publicó
Les gusta la historia? 😍😍
Sigo..?
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La chica nueva ; Spreen
FanfictionIván Buhajeruk es el chico mas popular del Instituto: Frio, distante y siempre en control. Cuando llega Emma, una chica sociable que se hace amiga de su compañero inseparable Rodrigo, Iván la ve como una molestia. Pero a medida que pasa el tiempo em...