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El regreso al Instituto San Martín había traído consigo una marea de emociones encontradas para Iván Buhajeruk. Había pasado un fin de semana agradable en casa de Rodrigo, pero el pensamiento de Emma no le había dejado en paz. La nueva chica había logrado infiltrarse en su mente, desafiando su habitual indiferencia.
Mientras caminaba por los pasillos, la presencia de Emma se hacía más palpable. Ella se movía entre los grupos de estudiantes con una sonrisa, conversando animadamente. Iván frunció el ceño. No podía permitir que una chica nueva le hiciera perder el enfoque. Sin embargo, algo en su risa y en su energía lo incomodaba.
Sofía, por otro lado, era un respiro familiar en medio de la confusión que Emma había traído. La conocía de toda la vida; siempre había sido la chica que sabía cómo llamar la atención. Pero hoy, cuando Iván la vio acercarse a su grupo, sintió un ligero escalofrío. Había algo en su mirada que parecía decir que estaba dispuesta a jugar sucio.
-¡Hola, chicos! -saludó Sofía, moviendo su cabello con un gesto dramático-. ¿Cómo estuvo el fin de semana?
Rodrigo, siempre entusiasta, comenzó a contarle sobre la pijamada. Iván, por su parte, se mantuvo en silencio, observando. Notó cómo Sofía desviaba la mirada hacia Emma, y no le gustó la forma en que su sonrisa se ampliaba al ver a la nueva.
-¿Qué tal, Emma? -dijo Sofía con un tono que sonaba casi sarcástico-. ¿Disfrutaste de tu tiempo con Rodrigo y Iván?
Emma sonrió, pero Iván pudo ver la incomodidad en su expresión.
-Fue genial, gracias -respondió Emma, tratando de mantener un tono amigable.
Mientras la conversación continuaba, Iván sintió que la tensión en el aire crecía. Había algo en la rivalidad que se estaba formando entre Sofía y Emma que lo incomodaba más de lo que debería. Sofía siempre había sido su aliada, y aunque era cierto que a veces buscaba la atención, nunca había sentido que eso fuera un problema. Pero ahora, la forma en que miraba a Emma despertaba en él una mezcla de defensiva y preocupación.
La campana sonó, y mientras todos se dirigían al aula, Iván se encontró sentado al lado de Emma. Ella parecía estar tratando de romper el hielo, pero él no estaba de humor.
-Hola -dijo ella, con una sonrisa genuina.
Iván se limitó a asentir, evitando mirarla directamente. La presencia de Emma a su lado le generaba una extraña vulnerabilidad, y no podía permitirse eso. A su alrededor, el bullicio del aula se mezclaba con el murmullo de sus propios pensamientos.
Mientras la profesora comenzaba la clase, Iván se sintió atrapado en un vaivén emocional. Miraba a Emma de reojo, notando cómo se esforzaba por ser amistosa y cómo lidiaba con la mirada crítica de Sofía. Ella, que siempre había sido tan abierta, parecía estar enfrentándose a un entorno hostil, y eso lo perturbaba más de lo que quería admitir.
El final de la clase llegó como un alivio, y cuando salieron, Iván notó que Sofía se acercaba nuevamente.
-¿Se quedan a la práctica de fútbol? -preguntó, con una sonrisa que no podía disimular su interés por él-. Podría ser divertido ver cómo Emma se enfrenta al equipo.
Iván frunció el ceño, sintiendo que el comentario era una clara provocación. Emma se sintió incómoda, pero Iván no dijo nada. Era como si Sofía estuviera tratando de poner a prueba sus límites, y eso lo irritaba.
-Quizás deberíamos ir -dijo Rodrigo, tratando de mantener la buena onda-. Emma, ¿quieres mostrarnos de qué estás hecha?
Emma, con un brillo en los ojos, asintió. Pero Iván no podía ignorar la sensación de incomodidad. No quería que Emma se metiera en esa dinámica, pero tampoco podía decírselo sin parecer un idiota.
A medida que se acercaban al campo, Iván no podía dejar de pensar en cómo estaba cambiando su mundo. Emma parecía estar desafiando su frialdad, mientras que Sofía, con su estilo milipili, buscaba la forma de atraerlo. Sin embargo, él no estaba seguro de hacia dónde se dirigía.
El sol comenzaba a ponerse cuando terminaron la práctica. Emma había dado lo mejor de sí, mostrando habilidades que sorprendieron a todos, incluido a Iván. Pero a medida que se retiraban, él se dio cuenta de que la mirada de Sofía lo seguía, como un lobo acechando a su presa.
El aire se llenaba de tensión, y el nudo en el estómago de Iván se hacía más fuerte. Sabía que tenía que tomar una decisión. No podía seguir ignorando cómo se sentía por Emma, pero también sabía que su propia reputación estaba en juego. A medida que el día llegaba a su fin, Iván se sentía más perdido que nunca.
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Espero que les guste 🥰🥰😍
No tengo tiempo por los estudios y pruebas, os compensó con este capítulo cortito
Se me acaban las ideas de que escribir aca😔😎
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La chica nueva ; Spreen
FanfictionIván Buhajeruk es el chico mas popular del Instituto: Frio, distante y siempre en control. Cuando llega Emma, una chica sociable que se hace amiga de su compañero inseparable Rodrigo, Iván la ve como una molestia. Pero a medida que pasa el tiempo em...