El regreso
Año: 2023Sophie estaba concentrada en los últimos ajustes del simulador. Había pasado toda la mañana trabajando con el equipo de ingenieros, perfeccionando cada pequeño detalle del coche. A pesar de las dificultades del día anterior, había logrado mantener la calma, canalizando toda su energía en su trabajo. Su conversación con Checo le había dado algo de perspectiva, pero aún había una sombra que la perseguía.
Ese día, la atmósfera en la fábrica parecía más tensa de lo normal, como si el aire estuviera cargado de algo que Sophie no lograba identificar. Los mecánicos murmuraban entre ellos, y la actividad en el taller era más intensa de lo habitual. Sophie ignoraba los rumores, concentrada en su tarea. Sin embargo, todo cambió cuando escuchó una voz familiar, una que no había oído en mucho tiempo.
—Sophie.
Al escuchar su nombre, el tiempo pareció detenerse. Reconocería esa voz en cualquier parte. Su corazón dio un vuelco y su cuerpo se tensó automáticamente. No necesitaba girarse para saber quién estaba detrás de ella. Aun así, con una sensación de inquietud en el pecho, se dio la vuelta lentamente.
Ahí estaba él. Johannes Verstappen, su padre, con esa misma mirada severa y presencia imponente que siempre había conocido. Estaba de pie con los brazos cruzados, como si fuera dueño del lugar, observándola con un gesto que mezclaba evaluación y desdén.
—Papá —respondió Sophie, tratando de mantener su voz firme, aunque por dentro sentía que sus piernas temblaban.
Jos no sonrió. Tampoco parecía particularmente emocionado de verla. Solo la miró de arriba abajo, como si estuviera evaluando su apariencia, sus capacidades, todo lo que era.
—Así que finalmente decidiste volver —dijo con un tono más acusador que comprensivo—. Pensé que nunca tendrías el valor.
Sophie sintió cómo el nudo en su garganta se hacía más grande. Durante años había tratado de dejar atrás los recuerdos de su infancia, de la constante presión de su padre, pero ahora todo regresaba, avivando los viejos traumas que creía haber superado.
—No volví por ti —respondió, intentando sonar más segura de lo que realmente se sentía—. Estoy aquí porque quiero demostrarme a mí misma de lo que soy capaz.
Jos soltó una risa seca.
—¿A ti misma? —repitió, con evidente escepticismo—. ¿O a tu hermano?
El golpe fue directo y certero. Sophie apretó los puños, sintiendo cómo la ira empezaba a crecer dentro de ella. Había pasado toda su vida siendo comparada con Max, y sabía que para su padre siempre sería “la otra Verstappen,” la que no llegó tan lejos como su hermano.
—Max no tiene nada que ver con esto —dijo en voz baja, controlando su ira—. Estoy aquí por mí. Porque quiero competir y ganar.
Jos la observó detenidamente, como si buscara algo en su expresión, alguna señal de debilidad. Tras unos segundos de silencio, se acercó un poco más, su rostro impenetrable.
—Siempre has sido terca —murmuró—. Pero eso no cambia el hecho de que no estás lista. Este mundo es demasiado para ti, Sophie. No tienes la dureza necesaria. No eres Max.
Esas últimas palabras resonaron en su mente, como una sentencia. Sophie sintió cómo la rabia y el dolor se mezclaban en su pecho. Había estado esperando este momento, pero no de esta manera. Sabía que su padre no tenía fe en ella, pero oírlo de nuevo, tan crudamente, la derrumbaba.
—Nunca he querido ser Max —respondió, esta vez con una voz más firme, mirando a su padre a los ojos—. Siempre he sido yo, Sophie, y no necesito que me compares con él. No estoy aquí para satisfacer tus expectativas, ni las de nadie más. Estoy aquí por mí misma.
Jos la miró con frialdad, su expresión imperturbable. Para él, esas palabras eran poco más que una excusa, una justificación débil de alguien que aún no había demostrado nada.
—Eso dices ahora —dijo, cruzando los brazos de nuevo—. Pero veremos si puedes soportar la presión cuando las cosas se pongan realmente difíciles. Este mundo no perdona a los débiles, Sophie.
En ese momento, Checo apareció en la escena, percibiendo la tensión en el aire. Al ver a Jos, supo de inmediato lo que estaba pasando. Conociendo la historia entre Sophie y su padre, se acercó a ella de manera protectora.
—¿Todo bien aquí? —preguntó, mirando alternativamente a Sophie y a Jos.
Sophie, aunque agradecida por la presencia de Checo, mantuvo la mirada fija en su padre.
—Sí —respondió Sophie, sin apartar la vista de Jos—. Todo bien.
Jos evaluó a Checo por un momento, y su expresión se volvió aún más severa.
—Así que ahora necesitas que te defiendan, ¿eh? —comentó con una sonrisa sarcástica—. No me sorprende.
Checo frunció el ceño, claramente molesto por la insinuación. Sophie, sintiendo la creciente tensión, levantó una mano para detener cualquier confrontación.
—No necesito que nadie me defienda —dijo con firmeza—. Estoy bien.
Jos se volvió hacia su hija por última vez, sus ojos fríos y calculadores.
—Espero que estés lista para lo que viene, Sophie. Porque si no lo estás, te van a aplastar —dijo, antes de girarse y marcharse sin mirar atrás.
Sophie lo vio alejarse, sintiendo una mezcla de alivio y agotamiento. A pesar de todo lo que había dicho, su padre seguía siendo una sombra en su vida, una presencia que aún la afectaba más de lo que le gustaría admitir.
Checo, notando el silencio que había quedado, se volvió hacia ella.
—No dejes que te afecte —le dijo con suavidad—. Tú sabes lo que vales.
Sophie asintió, aunque sus pensamientos seguían revueltos. Sabía que Checo tenía razón, pero las palabras de su padre seguían resonando en su mente. Sabía que había llegado el momento de enfrentarse a sus demonios, de dejar atrás el peso de su apellido y demostrar que no era solo "la hermana de Max" o "la hija de Jos". Era Sophie Verstappen, y estaba lista para luchar por su propio lugar en el mundo del automovilismo.
—Gracias, Checo —dijo finalmente, mirando a su compañero con una pequeña sonrisa.
—Siempre estoy aquí para lo que necesites —respondió él, con una sonrisa amistosa—. Y si tu padre vuelve a intentar algo, me avisas. Tengo un par de trucos bajo la manga para lidiar con tipos como él.
Sophie rió ligeramente ante la broma, aunque sabía que, en el fondo, tendría que ser ella quien enfrentara a Jos y todo lo que él representaba. La batalla no sería fácil, pero estaba decidida a ganar. No por su padre, no por Max, sino por ella misma.
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Who's Afraid of Little Old Me? ▬▬ Checo Pérez
FanfictionPorque, al final del día, una joya no necesita permiso para brillar. Simplemente lo hace.