¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era una tarde cualquiera en Milton Keynes, en una de las múltiples reuniones estratégicas de Red Bull Racing. Los ingenieros hablaban sobre los detalles técnicos del nuevo monoplaza, mientras los directivos discutían las metas para la próxima temporada. Max, sentado en su lugar habitual, escuchaba con atención. Sin embargo, algo en su mente lo mantenía distraído.
Christian Horner, jefe del equipo, notó la distracción de Max y, en un intento de atraer su atención, le preguntó:
-¿Qué opinas, Max? ¿Crees que necesitamos hacer cambios en la suspensión para Monza?
Max, parpadeando para volver al presente, respondió casi mecánicamente:
-Sí, pero también depende de cómo Sophie lo manejaría.
El silencio cayó como una losa en la sala de reuniones. Todos los presentes intercambiaron miradas, algunos de confusión y otros de sorpresa. Christian levantó una ceja, desconcertado.
-¿Sophie? -repitió Christian, tratando de darle sentido a la mención inesperada de la hermana perdida de Max.
Max se dio cuenta demasiado tarde del desliz. Había mencionado a Sophie como si aún estuviera allí, como si su presencia fuera algo normal en su vida cotidiana. Era un reflejo de todos esos años de buscarla y esperarla, de imaginar qué haría en cada situación.
-Perdón -dijo, agachando la cabeza-. No quise... Solo estaba pensando en ella.
Christian lo observó en silencio por un momento antes de continuar la reunión, aunque el nombre de Sophie había dejado una impresión en la mente de todos. El resto de la junta transcurrió sin más incidentes, pero lo que Max no sabía era que esa mención casual cambiaría el curso de los eventos.
Era otro día con otra reunión como cualquier otra, o al menos eso pensaba Max al sentarse junto a los directivos de Red Bull. Estaban repasando los preparativos para la nueva temporada, discutiendo mejoras en el coche, estrategias, y como siempre, planes a largo plazo para mantener el dominio del equipo. Max escuchaba, pero su mente estaba en otro lugar. Los recuerdos de Sophie siempre lo perseguían, pero últimamente parecían estar más presentes.
Fue entonces, sin pensarlo mucho, que la mencionó.
-Conozco a alguien que también sería una gran incorporación para el equipo... si es que aún estuviera interesada en volver a la Fórmula 1 -dijo, casi como si fuera un comentario casual. Pero no lo era.
Los rostros alrededor de la mesa se giraron hacia él, expectantes.
-¿De quién hablas? -preguntó uno de los ingenieros, intrigado.
Max se reclinó en su silla, cruzando los brazos sobre el pecho, sabiendo que sus palabras causarían impacto.