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La tragedia
Año: 2015

Sophie se encontraba frente al espejo de su pequeño apartamento en Milán, ajustándose el cuello de su camisa blanca

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Sophie se encontraba frente al espejo de su pequeño apartamento en Milán, ajustándose el cuello de su camisa blanca. Las luces tenues de la habitación iluminaban su rostro, en el que se veía una mezcla de nerviosismo y determinación. Hoy no sería una entrevista cualquiera. Hoy era el día en que finalmente rompería el silencio. Habían pasado meses desde que escapó del control de su padre, pero hoy Sophie Verstappen estaba lista para hacer su gran regreso, aunque no de la manera que Johannes esperaba.

—¿Estás segura de esto? —preguntó Maruo, quien observaba desde el umbral de la puerta con los brazos cruzados—. Sabes que tu padre no lo va a tomar bien.

Sophie se miró en el espejo y asintió, aunque por dentro, su corazón latía con fuerza. —No me importa lo que piense mi padre. Esta es mi decisión, Maruo. Por primera vez en mi vida, estoy eligiendo por mí. Y ya no pienso dejar que él controle mi futuro.

Maruo suspiró, acercándose a ella y tomando su mano. —Solo quiero asegurarme de que estás preparada para lo que venga. Sabes que él no se quedará de brazos cruzados.

Sophie lo miró a los ojos, sus dedos apretando los de él con firmeza. —Lo sé. Pero no voy a vivir con miedo. No más. Hoy marco mi propio camino.

La sala de prensa estaba repleta de periodistas, cámaras y micrófonos apuntando hacia el podio donde Sophie daría su primera declaración pública en meses. Las especulaciones habían estado en el aire desde que su padre, Johannes Verstappen, anunciara que tanto Sophie como Max correrían para Red Bull. Sin embargo, Sophie había permanecido en silencio... hasta ahora.

Cuando entró en la sala, el murmullo general se detuvo. Todos los ojos se posaron sobre ella. Sophie caminó con paso seguro hacia el centro del escenario, pero la tensión en el aire era palpable. Tomó asiento frente a los periodistas y, sin perder un segundo, tomó el micrófono.

—Gracias a todos por estar aquí —comenzó, su voz clara y firme—. Sé que han circulado muchas historias en los últimos meses, pero hoy estoy aquí para aclarar la situación.

Los flashes de las cámaras iluminaron la sala mientras los periodistas se inclinaban hacia adelante, esperando la gran noticia. Sophie respiró hondo antes de soltar la bomba que sabía que cambiaría todo.

—He decidido regresar a la Fórmula 1, pero no lo haré con Red Bull. He firmado con McLaren para la próxima temporada.

El silencio en la sala fue seguido por una explosión de preguntas. Los periodistas gritaban al unísono, tratando de captar su atención.

—¿Por qué McLaren y no Red Bull?

—¿Qué opina tu padre sobre esto?

—¿Es esta una rebelión contra tu familia?

Sophie levantó una mano, pidiendo silencio, y los murmullos se apagaron de inmediato.

—Mi decisión de unirme a McLaren es completamente mía. No tiene nada que ver con mi familia. Respeto a mi hermano Max y sé que hará un trabajo increíble con Red Bull, pero yo necesito trazar mi propio camino. Red Bull no es el lugar para mí. McLaren me ofreció la oportunidad de empezar de nuevo y demostrar de lo que soy capaz. No necesito la sombra de mi padre detrás de mí para lograrlo.

Las repercusiones de la entrevista no tardaron en llegar. Mientras el mundo de la Fórmula 1 digería la noticia, Johannes Verstappen ardía de furia en su oficina, viendo la repetición de las declaraciones de Sophie. La ira que sentía al ver a su hija rechazar su plan cuidadosamente elaborado no tenía precedentes.

—¡Maldita sea! —gritó, arrojando su teléfono contra la pared—. Esa niña ingrata...

Uno de sus asistentes, claramente incómodo, se acercó con cautela. —Señor Verstappen, ¿qué desea que hagamos?

Johannes respiró hondo, intentando calmarse, pero sus ojos ardían con furia. —No voy a permitir que Sophie me humille de esta manera. No después de todo lo que he hecho por ella.

Se volvió hacia su asistente, su voz ahora baja pero cargada de amenaza. —Quiero que se encarguen de Maruo. Encuéntrenlo... y háganlo desaparecer.

El asistente abrió los ojos con sorpresa. —¿Está seguro, señor? Eso podría traer problemas.

Johannes lo miró con frialdad. —No me importa. Si Sophie quiere desafiarme, que lo haga. Pero no tendrá a ese imbécil para refugiarse.

Dos meses pasaron desde la explosiva conferencia de prensa de Sophie. Las aguas parecían haberse calmado, al menos en apariencia. Sophie había estado entrenando con McLaren, preparándose para su regreso a las pistas, mientras intentaba mantener una vida relativamente tranquila con Maruo. Sin embargo, algo en el aire parecía distinto. Maruo había estado cada vez más preocupado, recibiendo llamadas extrañas que colgaban sin respuesta, notando hombres sospechosos que parecían seguirlos.

Una tarde, cuando Sophie regresó a casa tras un largo día de entrenamiento, sintió que algo andaba mal. La puerta estaba entreabierta. Su corazón comenzó a latir con fuerza mientras empujaba la puerta, llamando a Maruo.

—¡Maruo! ¿Estás aquí?

No hubo respuesta.

Sophie recorrió la pequeña casa que compartían, su ansiedad creciendo a cada paso. Los muebles estaban en su lugar, no había señales de lucha... pero Maruo no estaba. Dejó caer su bolso y tomó el teléfono, marcando su número una y otra vez, pero cada llamada iba directo al buzón de voz.

Horas pasaron, y la ausencia de Maruo se hizo más y más aterradora. Desesperada, Sophie llamó a la policía, pero todo indicaba que no había sido un robo. Simplemente había desaparecido.

Sentada en el sofá, Sophie sostenía su teléfono, mirando la pantalla sin vida, esperando una llamada, un mensaje... cualquier cosa que le indicara que Maruo estaba bien. Pero en su corazón, sabía la verdad. Su padre lo había hecho desaparecer.

Una semana después, Sophie recibió un paquete sin remitente. Lo abrió con manos temblorosas, descubriendo dentro una única foto de Maruo, atado y con los ojos vendados. No había ninguna nota, pero el mensaje era claro: "No desafíes a Johannes."

Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro mientras Sophie comprendía el alcance del poder de su padre. Había intentado escapar, había intentado vivir su vida lejos de su sombra... pero Johannes Verstappen siempre encontraba una manera de controlarla.

Sophie apretó la foto contra su pecho, jurándose que no se rendiría. Su padre había destruido su felicidad.

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¡Holaaa!

El acto 1 está por terminar, así que les tengo preparado un pequeño maratón de 4 capítulos.

Y algo que seguro les va a encantar: ¡en el acto 2 ya aparecerá Checo!

Maraton 1/4

Who's Afraid of Little Old Me? ▬▬ Checo Pérez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora