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Una conversación no dicha
Año: 2016

El rugido de los motores en el circuito de Spa resonaba a lo lejos mientras Max Verstappen caminaba por el paddock con el ceño fruncido

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El rugido de los motores en el circuito de Spa resonaba a lo lejos mientras Max Verstappen caminaba por el paddock con el ceño fruncido. Todo el mundo parecía ocupado, concentrado en la próxima carrera, pero para Max, había un peso que lo consumía desde hace meses. No se trataba de la presión por ganar o de mejorar su rendimiento en la pista. Había algo mucho más profundo que lo inquietaba: Sophie, su hermana, llevaba desaparecida demasiado tiempo.

Max apenas podía concentrarse en la competición, los entrenamientos y los medios de comunicación que siempre lo seguían. Sabía que su padre tenía algo que ver con la desaparición de Sophie, y era hora de enfrentarse a él. Tenía que saber la verdad. No soportaba más el silencio, la incertidumbre de no saber dónde estaba su hermana.

Al llegar al motorhome de Red Bull, Max tomó una profunda bocanada de aire antes de empujar la puerta. Allí, sentado en una mesa con documentos esparcidos frente a él, estaba su padre, Johannes Verstappen, con la misma expresión imperturbable que siempre había mostrado. Ni siquiera levantó la mirada cuando Max entró.

—Tenemos que hablar —dijo Max, con una firmeza que no dejaba lugar a discusión.

Johannes finalmente alzó la vista, sus ojos oscuros e insondables. —¿Sobre qué?

—Sabes sobre qué. Sophie. ¿Dónde está? ¿Qué le hiciste? —Max apretaba los puños a los costados, tratando de controlar la rabia que había ido acumulando durante meses.

Johannes se recostó en su silla, entrelazando las manos sobre la mesa, con una calma casi escalofriante. —No sé de qué hablas. Sophie tomó sus decisiones. Se fue. No puedo obligarla a regresar.

—No me vengas con eso, papá —espetó Max, dando un paso hacia él—. Sabes perfectamente que no fue una simple decisión de ella. Le hiciste algo. Le quitaste a Maruo. La controlaste toda su vida, igual que intentaste hacer conmigo. ¡Y ahora está desaparecida!

El rostro de Johannes se endureció. —Te estás dejando llevar por las emociones, Max. Eso nunca es buena señal. Deberías centrarte en la carrera. Lo demás no importa. Sophie volverá cuando esté lista.

Max golpeó la mesa con el puño, el ruido reverberando en la pequeña sala. —¡No puedes simplemente deshacerte de la gente cuando ya no te sirven! ¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no sé lo que hiciste con Maruo? ¡Lo desapareciste! Y ahora Sophie... No sé dónde está, pero sé que huyó por tu culpa.

Johannes se mantuvo impasible, mirando a Max con la misma mirada fría de siempre. —Maruo no era más que un problema. Uno que ya no está presente. Hice lo necesario para proteger a tu hermana y a esta familia.

Max sintió un escalofrío recorrer su columna al escuchar esas palabras. No lo decía abiertamente, pero lo confirmaba: su padre había sacado a Maruo del camino. Su cuerpo se tensó de rabia contenida.

—Eres un monstruo —murmuró Max, con la voz quebrada por la frustración—. Lo hiciste con Maruo y lo volverás a hacer. ¿Cuándo va a terminar esto? ¿Cuántas vidas más vas a destrozar para que todo salga como tú quieres?

Johannes se levantó lentamente, acercándose a Max con una calma que lo hacía parecer aún más amenazante. —Te he enseñado todo lo que sé para que seas el mejor, Max. Para que triunfes donde los demás fallan. Sophie era igual, pero se desvió del camino. Y pagar ese precio era inevitable. Tú eres diferente. Tú lo entiendes. No me falles.

—No te equivoques, papá —Max lo interrumpió, dando un paso hacia él—. No soy como tú. Nunca lo seré. Y si Sophie se ha perdido por tu culpa, nunca te lo perdonaré.

Hubo un silencio tenso entre ambos, un intercambio de miradas que hablaba más que cualquier palabra. Johannes parecía medir cada gesto de su hijo, buscando alguna señal de debilidad, algún resquicio por donde controlarlo. Pero Max no lo bajó la mirada.

—No la encontraré si no quieres que lo haga, ¿verdad? —Max dijo finalmente, su tono más bajo, pero cargado de amargura. —Te aseguras de que Sophie se mantenga oculta. Estás jugando con todos nosotros.

Johannes no respondió de inmediato. Se limitó a sonreír levemente, un gesto que a Max le heló la sangre. —Sophie no está desaparecida, Max. Simplemente está en un lugar donde sabe que no podrá huir más. Es solo cuestión de tiempo para que regrese, porque no tiene otra opción.

—No es una prisionera. —Max apretó la mandíbula, controlando la furia. —Es tu hija. Mi hermana. Y la familia está por encima de todo. No lo olvides.

Max salió de la oficina sintiéndose más derrotado que nunca. Sabía que no sacaría nada más de su padre, pero también sabía, ahora más que nunca, que Johannes había tenido la culpa de todo. Cada palabra de Johannes lo confirmaba: Sophie no volvería por su propia voluntad, y lo que le había pasado a Maruo era un mensaje. Un recordatorio cruel de hasta dónde podía llegar su padre.

Sentado en su coche, Max miró al frente, con las manos aún temblando de rabia. Sabía que tenía que encontrar a Sophie, pero no tenía pistas, no sabía por dónde empezar. Y el tiempo corría.

Tomó su teléfono, marcó un número y esperó a que contestaran.

—Necesito tu ayuda. Es urgente —dijo cuando oyó la voz de un viejo amigo en el otro lado de la línea—. Es sobre Sophie.

La llamada terminó rápidamente, y Max se quedó mirando el horizonte. Sabía que enfrentarse a su padre no sería suficiente para encontrar a su hermana. Tendría que buscar fuera de los límites del mundo controlado de Johannes Verstappen. Tendría que confiar en aquellos que su padre no pudiera manipular.

Los días siguientes fueron una rutina de caos y frustración. Max alternaba entre las carreras y las investigaciones silenciosas, moviéndose en las sombras para encontrar pistas sobre Sophie. Cada llamada a antiguos amigos, colegas o contactos de Sophie lo acercaba un poco más a la verdad, pero siempre se topaba con el mismo muro: Sophie había desaparecido completamente, como si nunca hubiera existido.

Pero Max no iba a rendirse. No esta vez.


 No esta vez

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Aquí es donde termina el Acto 1. Este primer capítulo fue un viaje al pasado de Sophie, una historia llena de desafíos, caídas y momentos de aprendizaje. Ahora, con todo lo que ha vivido, es momento de dejar atrás sus heridas y enfrentarse al presente. En el Acto 2, Sophie renacerá como un fénix, más fuerte y decidida que nunca.

Prepárense, porque lo mejor está por venir. ¡Disfruten de este maratón 3/4 y acompañen a Sophie en este nuevo capítulo de su vida!

Who's Afraid of Little Old Me? ▬▬ Checo Pérez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora