Desaparecer del mapa
Año: 2015El viento frío de la mañana atravesaba las ventanas abiertas del pequeño apartamento en Milán. Sophie estaba sentada en el suelo, con las piernas cruzadas, mirando la única foto que tenía de Maruo, la misma que le había llegado semanas atrás. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar, pero ya no le quedaban lágrimas. Todo su ser estaba agotado. La Fórmula 1, su vida, sus sueños... todo había perdido sentido.
El teléfono en la mesa vibró una vez más, iluminando la habitación con la llamada de su manager, pero Sophie no hizo ningún intento por contestar. Sabía lo que quería: respuestas. Los entrenamientos para la temporada de Fórmula 1 habían comenzado y todo el mundo estaba esperando su aparición. Pero ella no podía. No quería.
-Sophie, por favor, contesta -murmuró para sí misma mientras el teléfono vibraba una vez más, esta vez con un mensaje de su hermano Max-. No puedes seguir escondiéndote.
Pero esconderse era exactamente lo que quería. El dolor de la desaparición de Maruo, la culpa por no haber podido protegerlo, el miedo constante de que su padre estuviera detrás de cada movimiento... todo se acumulaba en su pecho como una roca imposible de cargar.
Esa tarde, Sophie se reunió con Max en una cafetería discreta a las afueras de la ciudad. Su hermano la había convencido de verse, pero ella no estaba segura de querer hablar. Max la observó entrar, con ojeras profundas y un gesto vacío en los ojos que él nunca había visto antes.
-Sophie -dijo con cautela mientras ella tomaba asiento-. Todos te están buscando. No puedes seguir así. La temporada está por comenzar y McLaren confía en ti.
Sophie lo miró, sus ojos sin brillo.
-Ya no puedo hacer esto, Max.
Max frunció el ceño, sorprendido por la firmeza en su voz. -¿Qué quieres decir con que no puedes? Has trabajado toda tu vida para esto, Sophie. Eres la mejor piloto que he conocido.
Sophie rió, pero fue un sonido frío y sin alegría. -¿Y para qué? ¿Para que nuestro padre siga controlando cada aspecto de mi vida? Me quitó a Maruo, Max. No sé dónde está, ni si está vivo. ¿Qué sentido tiene seguir?
Max suspiró, mirando hacia la mesa. -Lo sé. Sabes que no apoyo lo que hace nuestro padre, pero... no puedes simplemente rendirte. No puedes dejar que gane de esta manera.
-No estoy rindiéndome. Estoy eligiendo vivir mi vida. Una vida sin su sombra, sin su control. Estoy... cansada.
Max la miró con desesperación. -¿Entonces qué harás? ¿Vas a desaparecer? ¿Eso es lo que quieres? ¿Dejarlo todo atrás?
Sophie asintió, y sus ojos se llenaron de lágrimas por primera vez en semanas. -No me queda nada aquí, Max. Si sigo, sólo me hará más daño. Yo... no puedo seguir luchando contra él. No sola.
Dos días después, Sophie estaba en su habitación, con una maleta abierta a sus pies. La decisión estaba tomada. Iba a desaparecer, a dejar atrás todo lo que conocía. Se había comunicado con McLaren, informándoles que no participaría en la próxima temporada. Las noticias de su ausencia fueron un terremoto en el mundo del automovilismo.
Max había intentado hablar con ella una vez más, pero Sophie ya no respondía sus llamadas. Sabía que la decisión rompería el corazón de su hermano, pero no podía hacer otra cosa. Cualquier cosa que la atara al mundo del automovilismo era una cadena que Johannes podía usar para arrastrarla de vuelta a su vida de control.
Cerró la maleta con un suspiro, tomando su teléfono una última vez antes de desactivar todas sus redes sociales y destruir su tarjeta SIM. Se fue en la madrugada, cuando las calles de Milán estaban desiertas, tomando un tren con un destino que ni siquiera Max sabría.
Johannes Verstappen miraba las noticias en su despacho, su rostro inmutable mientras los titulares aparecían en la pantalla. "Sophie Verstappen abandona la Fórmula 1, desaparece del radar automovilístico".
Los reporteros no paraban de especular sobre su paradero. ¿Había tenido un colapso nervioso? ¿Había decidido retirarse del deporte? Nadie sabía la verdad. Pero Johannes, con su acostumbrada frialdad, sabía exactamente por qué Sophie había desaparecido. Sabía que su hija no podía soportar la pérdida de Maruo y había huido.
-Pobre ilusa -murmuró para sí mismo, apagando la televisión-. Pensar que puede escapar.
Un asistente entró en la oficina, claramente incómodo.
-Señor Verstappen, los medios están insistiendo en saber si tiene algún comentario sobre la desaparición de Sophie. ¿Quiere que diga algo?
Johannes sonrió, una sonrisa vacía. -Diles que Sophie simplemente necesita tiempo. Que volverá cuando esté lista.
Pero en su mente, Johannes sabía que Sophie estaba corriendo. Corriendo de él, corriendo de su control. Pero también sabía que eventualmente, tarde o temprano, volvería. Y cuando lo hiciera, él estaría esperándola.
Las semanas pasaron, y Sophie se había aislado en una pequeña casa en algún rincón desconocido de Europa. Había encontrado un refugio en un lugar apartado, lejos de los circuitos, de las cámaras, y sobre todo, de la vigilancia de su padre. Con el tiempo, su vida anterior comenzó a desvanecerse en el fondo de su mente, como un sueño distante y doloroso. Pero el vacío que Maruo había dejado en su vida nunca desapareció.
Una tarde, mientras el viento movía las cortinas de la pequeña ventana, Sophie se sentó con una taza de té, mirando el horizonte con la mente perdida. Sabía que no podía esconderse para siempre. Sabía que su padre, de alguna manera, la encontraría eventualmente.
-Pero no hoy -susurró para sí misma, apretando la taza entre sus manos-. Hoy soy libre.
Y aunque la paz que sentía era frágil, Sophie se aferró a ella con toda su fuerza, esperando que ese día, ese momento de calma, pudiera durar un poco más antes de que las sombras del pasado volvieran a alcanzarla.
Maraton 2/4
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Who's Afraid of Little Old Me? ▬▬ Checo Pérez
Hayran KurguPorque, al final del día, una joya no necesita permiso para brillar. Simplemente lo hace.