El peculiar lunes, se había repetido, debido a que el martes resultó ser un día completamente similar; el alto chico iba caminando detrás de Tendou, observándolo a detalle en completo silencio, no quería ser obvio, puesto que no quería asustarlo, ya que entre clases veía como se removía inquieto en su asiento o jugueteaba ansioso con los dedos, sus claros signos de ansiedad, no los quería empeorar. Menos aún quería tomar mucha distancia, al punto que no pudiesen hablar en lo más mínimo durante el semestre.
Decidido, se limitaba a admirar con devoción las flores de cerezo que adornaban su cabello, era la primera vez que veía a un floricultor con esas flores, incluso creía que eran una leyenda entre ellos, pero no, ahí estaba uno frente a él. En Tendou, tales flores resaltaban de una manera que le era indescriptible; sus tiernas facciones, delicados movimientos, el viento en su cabello le hacían verse más lindo, el suave rosa palo del cerezo hacía brillar los pelirrojos mechones.
No quería que acabase aquel hermoso espectáculo, solo que no podía seguirlo hasta su casa con la intención de apreciar un poco más los elegantes y delicados movimientos de Tendou ¿o sí?
[...]
Cual nueva rutina que iba a dar comienzo durante ese ciclo escolar, Tendou fue a tomar su descanso en la azotea. Leyendo bajo el sol o simplemente disfrutar de tomar los rayos de este mismo para conseguir los nutrientes importantes, solo que esta vez era diferente. Se encontraba haciendo estrellas de papel para un encargo de manualidades. Un joven chico, se le iba a declarar al "amor de su vida," y ocupaba llenar un frasco con diversas estrellas de colores, según él, iba a ser con distintas tonalidades para representar sus sentimientos.
Era un lindo pensamiento, solo que, ver al joven tan enamorado y devoto a su pareja, le hacía dudar si algún día iba a poder encontrar aquel fragante amor. Se sentía acomplejado, no por las flores, sino por el exótico color de cabello, ¿por qué su cabello no podía ser negro?
Se había perdido tanto en sus pensamientos que no había notado una presencia ajena a él.
—Perdón.— habló el chico de profundos ojos olivos al ver cómo se había sobresaltado el pelirrojo. —No quise asustarte.
—Está bien, es solo que...— las pocas palabras que logró decir antes que la campana sonara, las dijo entre cortadas, arrastrando unas con otras torpemente. No convivía con la gente debido a los problemas que tuvo en sus años de secundaria, por lo que fácilmente se le dificultaba hablar.
Como el timbre de la campana había interrumpido el vago intento de conversación, Tendou tomó los materiales y casi corriendo, entró nuevamente a las instalaciones del instituto, a diferencia de Wakatoshi Ushijima; él se había quedado completamente inmóvil tratando de comprender qué había sucedido al subir a la azotea. Había ido a aquel lugar con la finalidad de despejar un poco su mente y se encontró con la imagen más hermosa que jamás había visto; el chico pelirrojo que tanto admiraba, tomando los rayos del sol con sus ojos cerrados transmitiendo aquella paz que únicamente él podía transmitir y una suave sonrisa, sin duda ese vívido recuerdo iba a quedar grabada en su memoria.
¿Algún día iba a ser capaz de poder sentir la característica suavidad de los pétalos de alguna de sus flores? Si bien, existían muchas leyendas en torno a la flor de los cerezos, y una de ellas era que esas flores contaban con una textura más suave que el cashmere.
Al inicio nuevamente de clases, Tendou se notaba un poco nervioso (más de lo habitual) la razón: Wakatoshi Ushijima. Este lo veía con devoción, pero a mente de Satori, el chico de verdes ojos le juzgaba en completo silencio, su seria expresión no le ayudaba a pesar de ser ese mismo quien le había halagado el primer día de clase. Su mente se negaba a creer que alguien genuinamente pensaba que sus flores eran lindas o que él olía dulce, muchos años de bullying, le habían afectado al punto de arruinar la percepción de sí mismo.
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Mi Cerezo {Ushiten [AU] [Haikyuu] [Gardenverse] }
FanfictionHistoria completada. A partir del capítulo 13 "son extras," me niego a terminar mi fanfic que más me ha divertido escribir. Tenía 13 años, cuando los primeros brotes de flor de cerezo crecían en las puntas del rojizo cabello de Satori Tendou. No se...