Y finalmente, después de semanas de arduo estudio, desvelos, y una gran cantidad de información estudiada, ya había llegado el último día. Último examen y finalmente llegaban las vacaciones de invierno.
—¿Quieres pasar a comprar chocolate caliente?
—¿No prefieres que lo preparemos en la casa? Conozco una receta de chocolate caliente estilo italiano.— Casi una excusa para invitarlo y no soltarlo. A pesar de haber ido únicamente a esa clase, el pelirrojo estaba agotado. Agotado del estudio insaciable de la noche anterior.
Durante el trayecto a casa, Satori había notado que su pareja, no tenía guantes, y el frío de esa mañana nublada era un tanto hostil; a lo que, por iniciativa, tomó la mano izquierda del chico y le entregó uno de sus guantes y en ese silencio armonioso, continuaron caminando en aquel suave agarre de manos en el bolsillo del abrigo de Tendou.
Pequeños momentos románticos que parecían sacados de algún manga de ese género, le hacían creer a Wakatoshi que simplemente estaba soñando. Era algo tan mágico que anhelaba que jamás terminase, y así era. Ese romance adolescente no iba a terminar por iniciativa propia.
[...]
—Waka-chan— Canturreaba el suave apodo de su chico, siempre le hacía sonreír el modo en que lo pronunciaba y entonaba, era tan suave y dulce el sonido de las vocales. —¿Quieres pan dulce también?
Asintió delicadamente. La dulce cita de chocolate caliente se había convertido en una pequeña cita en donde iban a cocinar juntos; Satori estaba dispuesto a demostrar aquel talento nato en la repostería, pero no necesitaba presumirlo. Wakatoshi ya lo admiraba con aquella devoción.
La tranquila charla se convirtió en un intercambio de risas y cortos besos. Era ese acuerdo silencioso en el que ambos habían acordado pasar el resto de sus vidas juntos, podría decirse que era un poco "exagerado" y "surreal," el hecho de declarar tal acto cuando llevaban poco tiempo como pareja y más surreal aún, cuando la única adversidad que habían enfrentado, había sido el examen matutino.
Ese ciego amor mutuo, era lo que disfrutaban.
—En diez minutos sacas la bandeja del horno, iré preparando el chocolate.— Ushijima no era el único que creía que vivía en un sueño. Tendou, su dulce pelirrojo, en ocasiones tenía que revisar que todo lo que vivía realmente estaba pasando. ¿Realmente la vida era así de bonita?
Era extraño, como a inicios de año, regresaba a casa llorando en ocasiones o solo estaba lo suficientemente triste como para estar encerrado en su habitación. Su gris vida, sin darse cuenta, había cambiado a aquello colorido, pero ¿todo era real? ¿Cierto? Ushijima estaba con él por el dulce amor que se tenían y no solo porque le había comenzado a dar aquellas flores. Era un amor genuino, o al menos se había comenzado a tratar de convencer de eso.
Tendou Satori, estaba acomplejado, acomplejado por su cabello rojo, sus grandes ojos, por todo en él. No se había preocupado por su apariencia hasta ese momento, no solo su apariencia, su extraña actitud que era...
—¿Satori, estás bien?— La mirada perdida del chico le había desconcertado un poco a Wakatoshi.
Esa pequeña pregunta sacó de sus profundos e íntimos pensamientos a Tendou.
—Sí, solo me acordé de algo. — En su mente, estaba reviviendo el bullying y las crueles burlas de secundaria, pero Ushijima, veía como si su chico fuese a romper en llanto en cualquier segundo.
No estaba seguro de qué hacer o qué podía decir, por lo que tomó a Satori con ambas manos, apretujando suavemente las ahora rojizas mejillas y besó la frente de él. —¿Seguro que todo bien?
Y si todo andaba mal en los pensamientos de Satori, ese dulce acto lo había hecho olvidar todas sus penurias, quejas o arrepentimientos. Ahora todo estaba verdaderamente mejor.
—Te quiero.— murmuro tan suave al solo verlo a sus ojos. En ese momento nada de su pasado importaba o de su presente, solo anhelaba ese futuro incierto a su lado.
Lo que restaba de esa mañana habían pasado viendo la televisión y comiendo pan dulce. Ya no tenían que preocuparse por el siguiente día escolar, solo debían disfrutar de las vacaciones o al menos así lo tenían previsto.
Tenían una larga lista de planes: lugares a donde ir, películas que ver en el cine y agenda de películas para hacer maratón en casa, comidas que Tendou había prometido preparar a Wakatoshi, partidos de voleibol, mangas por leer y miles de cosas más. Iban a ser las vacaciones perfectas. La solitaria víspera invernal, ya no iba a ser solitaria y triste. Iba a estar bajo el resguardo de su cuidador.
Tras largas horas de risas, charlas, y una breve siesta en el sillón, había caído la amarga noche. Noche donde Ushijima debía regresar a su hogar antes que su madre notase que no estaba en casa.
—Mañana iremos a desayunar, es una promesa.— y una mejilla siendo besada, fue aquel pacto del día siguiente.
Y la soledad en cuanto su pareja se fue, golpeó a Tendou. Jamás había resentido la solitaria casa y mucho menos había resentido sus pensamientos con aquella ansiedad típica en él; parecía ser que no se conformaba con verlo o estar al lado de Ushijima todo el día.
Ya lo extrañaba, ese sentimiento ocasionó que Satori se pusiera triste en tan solo pocos minutos La noche, no parecía acortarse, parecía simplemente eterna, a lo que, optó por irse a recostar en su habitación en un intento desesperado por dormir.
Su padre, finalmente de una larga y agotadora jornada de trabajo, había regresado a casa; y suavemente abrió la puerta de la habitación de Tendou, para asegurarse que descansaba, pero ante la ligera luz iluminar la habitación, el pelirrojo simplemente le saludó desganado.
—¿Te fue mal en el examen?— Fue lo primero que pensó. Suponía que estaba estresado o fastidiado de aquella semana pesada de exámenes. Todo lo contrario, extrañaba a Ushijima simplemente.
—No.— negó en su rota voz casi al llanto. Tendou, se había apegado tanto a Ushijima, que había desarrollado aquella dependencia al ajeno. No quería ser molesto, por lo que no le escribía.
Trató de indagar un poco más en su decaído humor, pero simplemente Satori negaba todo: no estaba enfermo, no le dolía la cabeza, no estaba mareada ni con hambre, y una vez finalizadas las preguntas generales pasó a cosas un poco más personales, pero Tendou negaba haber discutido con Semi o Ushijima, negaba que lo estuviesen molestando nuevamente en la preparatoria y sobre todo, negaba aún a su primer amor.
Rendido por no poder comprender las penurias de su hijo, trató de convencerse que su actitud se debía por algún cambio hormonal de la adolescencia, que simplemente estaba tan agotado que había consumido sus ánimos o ese decaído humor se debía a la falta de sol del nublado día. Era bastante común que en época de invierno el chico estuviese más triste y decaído a lo habitual.
N/A: Quieren especial navideño y año nuevo en un mismo one-shot, o dos diferentes?
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Mi Cerezo {Ushiten [AU] [Haikyuu] [Gardenverse] }
FanfictionHistoria completada. A partir del capítulo 13 "son extras," me niego a terminar mi fanfic que más me ha divertido escribir. Tenía 13 años, cuando los primeros brotes de flor de cerezo crecían en las puntas del rojizo cabello de Satori Tendou. No se...