Lucifer había empezado a dudar que su hija no tuviese alas de la cantidad de veces que la había visto subir, bajar, prácticamente trepar por las paredes. Charlie estaba "gestionando" el día de la apertura del local de fiestas tratando de no molestar a sus amigos, que estaban ilusionados, pero a cambio volcaba su inquietud no parando quieta.
Le recordaba tantísimo a él mismo, en tantos aspectos diferentes. Lo mejor era dejarla, que viviese todas las emociones, pero a lo que se dio cuenta había pasado tres horas reformando una de las salas del Hotel y cuando volvió a ver cómo estaba su hija, esta estaba sentada tranquilamente junto a Vaggie, ambas compartiendo cascos mientras miraban y hablaban de algo y obviamente, escuchaban algo. Y parecían muy entregadas.
—He publicado lo que grabamos anoche.
Alastor se había aparecido justo detrás de él, haciéndolo saltar en el sitio hasta casi extender sus alas, le había dado un susto de muerte el muy gilipollas. Por segunda vez el demonio lo había tomado completamente desprevenido y eso era otro tanto que se anotaba Alastor.
—¿Lo de anoche? —Lucifer estaba un poco atontado después de las horas metido completamente solo creando y deshaciendo cosas para el Hotel.— Oh, ¿el podcast?
—Efectivamente. Y ha tenido una acogida muy, muy, muy exitosa. —Comentó el demonio ciervo moviendo la cabeza, señalando la barra del Hotel donde su entrevista estaba sonando suavemente por los altavoces para que Husk, Angel y otros clientes lo escucharan.— El cacharro de pantalla cuadrada que brilla-
—El móvil. —Le corrigió divertido Lucifer.
—Eso, no me deja ver las estadísticas. Niffty dice que eso es un éxito. ¿Quieres escuchar cómo quedó?
—Uy no, no me gusta nada escucharme o verme a mí mismo. —Con esa pequeña confesión Lucifer decidió abandonar el hall antes de que alguno decidiera hacerle alguna pregunta sobre el podcast, pero no fue hasta mitad de las escaleras que no estaba solo. Algo extrañado se giró para encarar a su compañía, el demonio pelirrojo lo seguía con su sonrisa y ambos brazos cruzados a la espalda donde sujetaba su bastón.— ¿Puedo ayudarte, Alastor?
—Pensaba que podría ayudarlo yo, señor.
—Un momento, —Lucifer sentía que ese demonio estaba tratando de hacer algo bueno— ¿quieres ayudarme con el rediseño de las habitaciones?
La sonrisa de Alastor se borró unos segundos cuando la pregunta salió de sus labios, incluso vio como giró su cuerpo para tratar de darse la vuelta, pero Lucifer lo frenó tomándolo del brazo, percatándose en ese momento de que por los escalones estaban a la misma altura.
—No te vayas, simplemente no me lo esperaba. —Le pidió Lucifer sin soltarlo.
—Ya te ayudé hace unos días, ¿o lo has olvidado?
La estática de la radio había abandonado la voz de Alastor y ahora que estaban a la misma altura podía apreciar a la perfección el rostro de Alastor, incluso sus orejas que parecían ser extremadamente suaves. Lucifer podía asegurar que también eran sensibles. Se miraron en silencio, sin romper el contacto, sin separarse. Entonces Lucifer notó algo que le había pasado desapercibido, Alastor no estaba sonriendo. Era algo que pasaba a menudo cuando estaban solos, su sonrisa era diferente a la impostada que portaba como una prenda más de su atuendo. Ahora sonreía con suavidad, con delicadeza y lo miraba... extraño.
Lucifer quería decirle que con él no tenía que forzar ninguna sonrisa, pero ya conocía demasiado bien al demonio como para saber que si lo hacía, este retrocedería tres pasos en la confianza que habían construido. Así que en silencio bajó su mano por su brazo, lo hizo con delicadeza tirando un poco para que Alastor sacase una de sus manos de detrás de su espalda y así poder entrelazarla con su mano. No dijo nada, simplemente tiró de Alastor escaleras arriba hasta la planta donde estaba trabajando y que ahora iba a tener a un ayudante.
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Hazbin Hotel Series: Jaque al Ciervo
RomanceUn nuevo Hotel, nuevos huéspedes. Alastor no pensaba que el rey del infierno pudiese ver a través de los tratos, seguir las cadenas, conocer los bozales que algunos portaban en ese mundo. No, Alastor no lo había tenido debidamente en cuenta y poco a...