Reformando no almas

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Alastor estaba en lo que iba a ser una especie de discoteca, guateque, zona de jolgorio, espacio para echar unos chotis, discutiendo con Lucifer el tamaño óptimo del escenario, las obras de remodelación de lo que antes era un gran comedor inútil habían comenzado, y ninguno se ponía de acuerdo. Más bien, Alastor no quería dar su brazo a torcer.

—Alastor, el escenario ya no necesita ser tan grande, te lo llevo diciendo una hora.

—¿Y si la princesa quiere traer una banda? —Volvió a preguntar con los brazos cruzados sobre el escenario mientras miraba a Lucifer sentado en una de las mesas, quien suspiró y chasqueó los dedos para hacerlo un poco más profundo.

—No más grande, ya no hay bandas de música. ¿Has visto los sitios donde solían ir Angel y Cherri?

—¿Ha visto usted que me importe, su majestad?

—¡Qué preciosidad! — Gritó una voz desde la puerta, y a pesar de que Alastor era consciente de la reciente amistad surgida entre Rosie y Charlie, no esperó verlas a ambas tomadas del brazo entrando en su todavía en reforma nueva sala de fiestas. — Aunque el escenario tal vez se come demasiado espacio.

Alastor iba a contradecir a su vieja amiga cuando un nuevo chasqueó de dedos de Lucifer lo hizo tambalearse al menguar nuevamente un metro el escenario.

—¡Te lo llevo diciendo horas! —Le gritó Lucifer exasperado, tenían ideas muy diferentes de decoración.

Saltó ágilmente del escenario en dirección a su amiga y la princesa sin mirar al rey que siguió sin levantarse, pero que ahora estaba mirando el techo en silencio.

—Rosie, querida, ¿qué haces aquí? —preguntó Alastor antes de recibir un abrazo de su amiga que volvió colgarse del brazo de Charlie.

—Nuestra princesa me comentó este nuevo trabajo que tenéis entre manos y me ofrecí a dar mi opinión.

—¡Que alguien le explique a este demonio que ahora las bandas no van con un puto chelo! —Gritó Lucifer tras ellos sin siquiera mirarlos aun junto al escenario sin levantarse, y esa exasperación hizo reír un poco a Alastor además de a las dos damas que ahora los acompañaban.

—Su majestad, —lo saludó desde lejos Rosie, pero Lucifer parecía no haberla escuchado así que Alastor golpeó su bastón en el suelo para que una de sus sombras pusiese en pie al monarca, era una falta de respeto no saludar a sus invitados. Y por suerte Lucifer entendió a la perfección la indirecta.

El rey suspiró acomodando las ropas yendo hacia los tres, y para cuando estuvo al lado de Alastor tenía la más grande de las sonrisas. Una muy falsa.

—Encantado de conocerla, señora. —Le saludó Lucifer tomando su mano cómo un caballero, uno que Alastor sabía que no era ni por asomo.— Charlie me habló de su invalorable ayuda durante el asalto de los ángeles.

—Siempre estaré para ayudar a nuestra preciosa princesa. —Le contestó Rosie, haciendo que las mejillas de Charlie se encendieran y tras un tartamudeo se llevó a Rosie para contarle las ideas que tenía mientras Alastor y Lucifer las seguían.

Señaló donde iba a ir la barra, y al instante Lucifer la hizo aparecer, pero Alastor añadía modificaciones a según ambas mujeres iban indicando, era más fácil así sin discutir.

—Oh, Angel ha dicho que tendríamos que meter una zona Vip para los huéspedes del hotel. ¿Qué os parece? —Preguntó Charlie a ambos arquitectos que se miraron unos instantes antes de empezar a estudiar el espacio.

—Podríamos hacer una especie de segunda planta, para ver el escenario y a la vez estar más tranquilos. —Sugirió Lucifer y Alastor con unos golpes de bastón lo hizo realidad, dejando que la magia verde hiciese la estructura en unos segundos.— Queda muy bien. —Lo felicitó el rey, pero Alastor se mantenía imperturbable, o eso creía.

Hazbin Hotel Series: Jaque al CiervoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora