Primera Reunión

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Alastor esperaba en el hall a la llegada de la princesa mientras miraba su reloj, la joven siempre era puntual y no le defraudó cuando las puertas se abrieron y del ascensor salieron la princesa, su novia y el rey volviendo a ajustarse los guantes. Las manos de Alastor se cerraron con demasiada fuerza sobre su bastón al recordar lo suaves que eran esas manos.

—¡¿Estás listo, Alastor?! —Le llamó la princesa acelerando el paso hacia él. Se había cambiado por completo el conjunto, ahora llevaba un vestido largo hasta el suelo, con mangas largas y el pelo nuevamente suelto.

—Claro que sí, querida —Alastor esperó a que la princesa estuviese cerca suyo para ofrecerle su brazo— ¿recuerdas lo que te dije de la sonrisa?

—Por supuesto. —Y Charlie le mostró una de sus más grandes sonrisas, cómo era debido.

—Perfecto, ¿salimos ya?

—Luego venimos, papá, Vaggie. —Se despidió Charlie, girándose y moviendo la mano a modo de despedida.

Alastor no se giró, no querías volver a ver a Lucifer, cuando no estaba para nada listo después de haberle tocado la mano. Salieron del Hotel, se metieron en la limusina y viajaron por la ciudad hasta la torre donde era la reunión. Pero obviamente, nunca en silencio con un Lucero del Alba.

—He notado que te llevas mejor con papá. —Le comentó la princesa muy poco casualmente.

—Un poco. —Le concedió Alastor.— Es más agradable.

—Ya. ¿No será que se han hecho amigos?

—No diría tanto, princesa.

—Pues lo parece.

—No es así. —Repitió Alastor.

—Vale, vale, sé cuándo estoy presionando. —Dijo Charlie, pero la niña seguía sonriendo y la cabeza de Alastor sufrió un ligero pinchazo de dolor.

Charlie miraba por la ventana, aunque se notaba que quería continuar esa conversación. Mucho.

—¿Qué? —Picó finalmente Alastor.

—Nada, solamente que estoy contenta de verte congeniar con alguien. Eso es todo.

Alastor hizo rodar sus ojos antes de imitar a su acompañante para mirar por la ventanilla, ese vehículo era realmente cómodo.

—Sólo digo —empiezo a hablar Charlie— que no es malo encontrar gente con la que estar a gusto. Sólo eso.

Alastor iba a pedir que esa conversación terminase ahí, pero a no ser que emplease ese favor que tenía pendiente, nunca la iba a frenar.

—Admito que el rey sabe muy bien tratar a almas como la mía, se nota que lleva aquí desde el principio.

—Sí, papá era mejor que mamá enterándose de lo que necesitaba cuando era pequeña.

—Querida... —empiezo a decir Alastor con una leve risa oscura, pero no quiso continuar, se iba a exceder.

—¿Qué? — Le pidió Charlie.

—Tu madre —volvió a empezar Alastor en busca de las palabras correctas y sin insultos— sabía perfectamente reconocer las necesidades de las almas, y así poder hacer tratos con ellas.

—¿Mi madre?

—Sí, la reina.

El coche se derivó delante de la gran torre y Alastor salió primero, dejando que Charlie procesara esa información que era de dominio público y seguramente la princesa había decidido ignorar. Esperó junto a la puerta a que Charlie se uniera a él y tomados del brazo entraron.

Hazbin Hotel Series: Jaque al CiervoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora