¿Qué es esto?

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Habían pasado un par de días desde que tuvo ese beso con Alastor en lo alto del Hotel y efectivamente las cosas no habían vuelto a ser cómo antes. El demonio estaba cerca suyo más a menudo, lo invitaba a unirse a sus paseos, pero no había vuelto a haber un acercamiento físico. Lucifer era muy consciente de que ese terreno era nuevo para Alastor, pero poder sentir la tensión entre ambos lo estaba matando.

Ahora estaban los dos tras la barra del bar a la espera de que Angel y Husk volviesen del rodaje de la serie, cubriendo el turno de barman del demonio gato, pero joder, Alastor sin su chaqueta con esa especie de arnés negro en su pecho era tan jodidamente sexy.

—¿Papá? — lo llamó su hija cuando su mirada sobre Alastor que estaba sirviendo copas al otro extremo de la barra se volvió demasiado. — ¿Quieres un respiro? Seguro Alastor se las puede apañar solo.

—No cariño, estoy bien. — Le tranquilizó Lucifer, viendo de reojo cómo Alastor lo miraba también con suficiente disimulo para que nadie más lo notase.

No habían hablado de su relación, y Lucifer era paciente, podía ser el ser más paciente del mundo. Pero, joder, le gustaría algún tipo de feedback sobre en qué punto estaban los dos.

—¿Seguro? — Quiso asegurarse su Char-char — pareces un poco estresado.

Estresado era una emoción con la que fácilmente se podía confundir su estado alterado del lívido: estaba cachondo. Cómo no estarlo cuando la última vez que tocó al demonio ciervo deseó arrancarle la ropa.

—¿Quién está estresado? — Interrumpió Angel con una llamativa entrada en el Hall seguido de Husk.

Los días completos de rodaje dejaban al descubierto la barra del bar, tenían que fichar alguna alma para trabajar ahí.

—¡Husker! — Alastor lo saludó con una efusividad que hizo que se le erizara todo el pelo del cuerpo a esa pobre alma que apenas se había sentado en el taburete, — ¿qué quieres, querido? ¿Un Martini, vodka, whisky, un recordatorio de tu trabajo de barman?

—Jefe, yo... ¡No puedo estar en dos sitios a la vez! — Se defendió el demonio.

Lucifer suspiró mientras chasqueaba los dedos y una botella aparecía delante del demonio gato y una copa de vino delante del demonio araña, quien hacía ya un tiempo había ido cambiando su consumo de alcohol. Lucifer simplemente se echó hacia atrás mientras Alastor seguía intimidando al demonio.

—Más vale que encuentres un buen sustituto para tus horas en el segundo trabajo.

Alastor hablaba, pero Lucifer simplemente lo estaba mirando, recorriendo su espalda, brazos que terminaban en esas garras negras que había sentido en su cuerpo...

—¿Que lo encuentre yo? ¿Por qué? — Se quejaba Husk.

—No sé Husker, —siguió Alastor más enfadado de lo que todos estaban acostumbrados — porque así tendrás alguien a quien mangonear, ¿por ejemplo? Te doy permiso para que te hagas con un par de almas.

Lucifer salió de su ensoñación cuando Alastor chasqueó los dedos y un pequeño chispazo de luz verde salió de ellos, provocando la tos en Husker que seguramente no esperaba ese giro de los acontecimientos mientras se agarraba la garganta con ambas manos.

—¡Bueno! — Empezó a decir su hija mientras saltaba la barra — creo que estos dos barman se han ganado el resto de la tarde libre, ¿verdad? Yo me ocupo de las copas.

—Pero Char-char, ¡puedo seguir! — no entendía por qué los echaba a los dos.

—Papá — susurró su hija tras él volviendo a empujarlo, ya que Alastor había tomado su chaqueta y salido de ahí — estáis los dos muy raros, ve con Alastor, por favor.

Hazbin Hotel Series: Jaque al CiervoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora