We're From Saturn | Somos de Saturno (Andy Biersack)

Capítulo 22 "Scout"

Scout:

Andrew, ese idiota, más le valía llegar pronto, dejé mi móvil sobre una de las mesas de la cafetería, tomé con rapidez la navaja que estaba al lado de este, iba a conseguir lo que quería y lo que quería era verlo suplicando.

—¡Un momento! ¡Eso duele!— Rodé los ojos cuando escuché la voz proveniente de Kaylee, no entendía cómo podía llegar a ser tan insoportable —¡Que me suelten!— Ella forcejeaba inútilmente, mis tres guardaespaldas la sostenían con fuerza hasta que la dejaron caer debajo de las escaleras de la cafetería.

—Estoy tan acostumbrada a tu forma de actuar— Sonreí para mí misma al decir aquello, ella se quedó en silencio unos segundos.

—¿Por qué?, ¿Por qué me tratas así, Scout? ¿No éramos amigas?— Sus palabras salían en un grito, ella me tenía hasta la puta coronilla.

—¿Amigas? No me hagas reír— Volteé a mirarla —Yo pague al tipo del Club para que lo hiciera, te puso pastillas para dormir en el té y yo organicé el resto— Caminaba con lentitud a donde se encontraba ¿Qué más daba contarle mi plan o no? Lo que quería estaba por obtenerlo —Fui yo la que saco las fotos en la habitación del hotel y no, no te ilusiones, aquella noche no pasó nada entre él y tú, le daba asco acostarse con una pobretona...

—¡Ya es suficiente! Incluso a tu propia amiga ¡Eres un asco!— Esa fue la gota que derramo el vaso, mi sonrisa decayó convirtiéndose en un gesto indescifrable, eche mi mano hacía atrás dándole una bofetada con todas mis fuerzas logrando que cayera hacia atrás de donde estaba

—¡Cierra tu puta boca!— Tomé de su cabello obligando a que se parara y me mirara —Hay algo que necesito hacer, a nadie le importan tus sentimientos tan insignificantes, Biersack y yo hemos estado juntos desde la guardería, y desde entonces quiero vengarme de él— La solté con brusquedad, dándome la vuelta comencé a, pasearme por la cafetería, esperaba que aquel imbécil llegara pronto

—¿Venganza?— Kaylee murmuró

—Por eso te he estado usando— El recuerdo del día que la conocí salto a mi mente cuando pronuncie aquellas palabras —Conocerte aquel día fue una coincidencia, pero el golpear a Biersack con la bandeja que tenía los vasos con el jugo de naranja estaba planeado, jamás me había imaginado que saldrías a mi defensa— Un risa salió al recordar el día cuando ella se atrevió a golpearlo —Y así fue como empezó todo de verdad que no esperaba que actuaras así el día en el que todos decidieron ponerme la tarjeta roja— El silencio reino durante unos segundos que parecían eternos —Pero, lo que nunca hubiera esperado que ocurriese, sucedió...— Me volteé con rapidez mirando a aquella cosa que se hacía llamar mi amiga —Se ha enamorado de ti...— Murmuré con la rabia emanándome por los poros

—Pero ¿Qué te hizo para que reacciones de esta manera...?— Su estupidez me sorprendía

—Siempre ha sido un idiota, tal y como es ahora, incluso cuando éramos unos niños ¡No pienso perdonárselo Jamás!— Grite cerrando mi puño con fuerza logrando que mis nudillos se colorearan de blanco —Está será la última vez que me sirva de ti— Ella me miro estupefacta tratando de encontrar algún error en lo que decía —Te voy a utilizar para obligar a Biersack a venir aquí— De nuevo el silencio reino por todo el lugar ella no apartaba su mirada de la mía, su expresión era completamente estúpida ¿No lo veía venir?

—Andrew no va a venir— Murmuró confiada —A ese tipo... No le preocupo en lo absoluto— Avancé a ella con rapidez harta de que no viera lo obvio, pateé con fuerza su estómago sacándole el aire.

—¡Es el haberse enamorado de ti, lo que me saca de quicio!— Grité a lo que ella sólo contesto con su dificultosa respiración, estaba a punto de atinarle otro golpe cuando el sonido de unas pisadas atrajeron mi atención y la de todos.