Desperté de mi inconsciencia completamente ajena de donde me encontraba, observé a mi alrededor tratando de aclarar mi vista, mi mirada se posó frente a un enorme espejo que estaba delante de mí, me levanté con tanta rapidez que la vista se me nubló haciendo que casi cayera al suelo —¿Qué significa todo esto? — Toqué el vestido que llevaba puesto, era caro, se notaba a simple vista, de color negro, elegante y de muy buen gusto, miré con miedo las joyas que llevaba puestas ¿Cómo demonios llegó todo esto a mí?, pude ver en el reflejo del espejo a Andrew sentado en una enorme silla parecida a un trono, me observaba con una sonrisa la cual no supe descifrar, me volteé rápidamente encarándolo —¿Qué estas intentando hacer? ¿Por qué estoy vestida de esta manera?
—Olvídate de eso— Su gruesa voz hizo que me confundiera completamente.
—¿Qué?
—¿No querías luchar contra mí? Olvida esa idea
—¡Debes estar bromenado! — Alcé la voz incredula
—Tres Millones— Dijo de repente ¿Acaso le gustaba confundirme?
—¿Qué?
—Lo que llevas puesto, cuesta más o menos eso
—¡¿Tres millones?! — Él soltó una ligera risa al verme tan sorprendida.
—Maquillaje y peinado, valen unos diez mil— Recorrí con la mirada lo que llevaba puesto frente al espejo —El vestido de fiesta, son otros veinte mil y luego están las joyas, todo eso suman los tres millones de dólares
—Esto no puede ser ¿Estás... Estás planeando usar todo esto para comprarme? — Pregunté atónita regresando mi mirada a él.
—No es necesario— Se paró de su asiento dirigiéndose a mí —Puedo darte todo lo que quieras
—¿Y porque querría hacer eso? — Le seguí con la mirada un tanto confundida —¿Te resulta divertido? ¿Piensas que me gustan este tipo de cosas? Es muy desagradable— Dije exasperada tratando de quitarme las joyas de mis manos.
—Entonces, ¿Por qué no has dicho nada? — Él me miró seriamente —Realmente, te has quedado sin palabras
—Eso es porque... — No tenía una buena excusa, me quedé corta en las palabras y él sonrió victorioso.
—Con dinero, puede comprarse fácilmente el corazón de cualquiera, tú no eres diferente, sólo eres una plebeya— Aquello volvió a dejarme sin palabras ¿Cómo es que hablaba así de mí? No me conocía en lo absoluto —Sonríe, deberías estar contenta de poner tener puesto todo eso— Él se acercó a mi quedando a unos centímetros de distancia —Vamos, sonríe— Levanté mi mirada a la suya, lo observé con enojo —¡Te estoy diciendo que sonrías! — Levantó su voz exigiéndome que lo complaciera en su orden
—¿Has perdido la cabeza? ¿Cómo puedo sonreír con esto? No me siento para nada feliz con todo lo que has hecho, en este mundo hay cosas que no pueden comprarse con dinero— Le grité —No me voy a rendir, no me trates como una chica cualquiera— Salí rápidamente de la habitación con todo mi orgullo arrastrándose conmigo.
Caminé sin rumbo fijo, estaba que echaba humo por la forma en la que había dicho que podía comprarme —¿Qué demonios intenta conseguir ese idiota? Mira que pensar que me iba a rendir tan fácilmente— Susurré para mí misma —Por cierto ¿Dónde está mi uniforme?— La preocupación se comenzaba a hacer notoria, no tenía ni idea de dónde estaba, el lugar era enorme y había puertas por doquier, comencé a abrirlas explorando rápidamente el lugar tratando de encontrar mi uniforme, caminaba por toda la mansión, de aquí para allá y de allá para acá pero no obtenía ningún resultado, me quedé mirando las fotos que se encontraban colgadas en la pared, en ellas se encontraba la misma chica rubia, con ojos azulados y hermosa, tenía ciertos rasgos que se me hacían familiares —Qué mujer más hermosa...— Me quedé embobada observando todas las fotografías abrazadas en marcos finos, regresé a la realidad cuando me di cuenta que estaba desperdiciando tiempo valioso para salir de ahí —¡Este no es momento para elogiar a otras personas— Volví a iniciar mi camino de exploración, abrí una de las tantas puertas que se encontraban en el pasillo, dentro de aquella habitación habían tres mesas de billar —Dios mío, una mesa es más que suficiente Qué sitio más extraño— Cerré aquella puerta dirigiéndome a la siguiente abriéndola de igual manera, me quedé congelada al encontrarme el contenido de esa enorme habitación —¿Qué? ¿Acaso esto es Harry Potter? — Miré todo el lugar, parecía una réplica exacta del gran salón de Harry Potter —Esto no puede estar ocurriendo— Cerré la puerta nuevamente y comencé a recorrer el lugar otra vez, no sabía que estaba en un segundo piso hasta que noté unas enormes escaleras al final del pasillo, bajé estas con rapidez —¿Dónde demonios puede estar mi uniforme? — Me detuve al escuchar que la puerta principal se abría de par en par, observé a una mujer que entraba acompañada de aproximadamente ocho hombres, quizá media lo mismo que yo, un poco menos, era una mujer madura, quizá unos cuarenta años o menos, su mirada se cruzó con la mía, al parecer no le inmutó mi presencia. —Espere un momento...— Hablé con rapidez al verla pasar al lado mío, quizá ella podría ayudarme a encontrar lo que quería y salir de ahí pero uno de los hombres hizo un movimiento con su mano y dos tipos que parecían sus guarda espaldas me tomaron por los brazos dirigiéndome a la salida —¿Qué? Esperen— Dije con cierto miedo, minutos después me entregaron mi informe y mis cosas, me hicieron cambiarme en una de las habitaciones del lugar, cuando terminé ambos me tomaron nuevamente de los brazos sacándome rápidamente de aquella mansión —¿Qué están haciendo? ¡No no no no no! ¡Paren! ¡Yo puedo salir sola!— Grité antes de que me soltaran frente a la mansión, se dieron vuelta y volvieron adentro, comencé a caminar por el enorme sendero hacia la carretera, me giré para mirar lo imponente que era aquel lugar, me quedé sin palabras al ver lo enorme que era, la parte de enfrente parecía un enorme castillo y a sus lados se encontraban un par de enormes casas, había una pequeña barda con unos leones adornándola en la parte de arriba, al ver aquello pude darme cuenta de lo poderosos que eran mis enemigos.
ESTÁS LEYENDO
We're From Saturn | Somos de Saturno (Andy Biersack)
FanficKaylee Donson es una chica de escasos recursos que tiene una enorme oportunidad en la vida la cual se presenta cuando la Eitoku le abre sus puertas. La Eitoku es una escuela para gente rica, la cual, no piensa nada más que en sí misma y sus necesid...