We're From Saturn | Somos de Saturno (Andy Biersack)

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑 "𝑇𝑎𝑟𝑗𝑒𝑡𝑎 𝑟𝑜𝑗𝑎"

Había rezado mucho, realmente mucho, pero al final... caí en su juego, al abrir la puerta de mi casillero estaba allí, aquel papel rojo con la leyenda escrita "From F4" -¡Tarjeta roja! ¡Tarjeta roja! ¡Kaylee Donson del 1C tiene una tarjeta roja! - Y ahí vamos de nuevo, la misma voz, de la misma persona corriendo por los pasillos anunciando el desastre, el desastre en el que ahora yo estaba metida, ¿Qué me quedaba ahora? Nada.

Los pasillos de la escuela se encontraban extrañamente vacíos, caminé a paso veloz hacía lo que era mi aula, el eco de mis zapatos sobre el mármol me ponían nerviosa. Al entrar a mi aula no pude creer lo que estaba frente a mis ojos, todos sentados en su lugar, esperando, giraron a mirarme y comenzaron a reírse ante mi reacción, el único pupitre que no estaba era el mío en aquel centro de la clase sólo se encontraba el hueco donde se supone que debía estar, las risas se detuvieron cuando alcé la mirada, todos en el salón me observaban con desprecio, aún más que el habitual, todos comenzaron a pararse de sus asientos, los seguí con la mirada durante unos segundos antes de salir corriendo de la habitación, pude escuchar la explosión de sus risas mientras me alejaba del lugar, bajé las escaleras al primer piso, me detuve al notar por la ventana dónde es que estaba mi pupitre -¿Qué demonios? - Salí corriendo por él, estaba en nada más y nada menos que la basura, mi ira iba en aumento, no podía creer cuan malditos podían ser todos cuando se trataba de la tarjeta roja.

ㅡHijos de...ㅡ Aventé mi mochila y la bolsa de mis Tuppers en el suelo, me acerqué con cuidado a la basura a recoger mi pupitre apenas estaba ideando la manera de sacarlo de la montaña de bolsas negras con basura en el enorme contenedor verde cuando algo viscoso y con un muy mal olor cayó sobre mí, alcé el rostro rápidamente sólo para encontrarme a mis compañeros de clase riéndose de mí, uno de ellos tenía un bote de basura en las manos y no dudo en dejarlo caer, me aparte con rapidez de ahí mirándolos perpleja. La clase siguiente no fue mejor, cuando logré subir mi pupitre de nuevo el profesor ya había dado inicio a su clase así que me comí un regaño por llegar tarde, cada vez que el maestro volteaba al pizarrón para explicar cualquier cosa todos aprovechaban para lanzarme lo que fuera, la tercera vez que ocurrió no pude más y me levanté molesta exigiendo que parasen, terminé ganando una sanción sobre mis calificaciones por eso, los demás no hacían más que regocijarse por eso.

Apenas la campana sonó para la hora del almuerzo un suspiro escapó de mi pecho, me sentía extrañamente feliz, salí corriendo del aula, corrí por los pasillos y finalmente me senté rendida en las escaleras que llevaban al primer piso, ¿Qué posibilidades tenía de sobrevivir ahora? Pensé ¿Qué podría hacer para detener esto? Quizá lo único que me quedaba era ser fuerte, los pasos de alguien acercándose me hicieron levantar la mirada esperando lo peor, mis ojos se abrieron como platos y una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver quién era, levantándome de donde estaba corrí hacia ella -¡Scout!- Por primera vez mi voz parecía alegre, pero no duro mucho, ella ni si quiera se molestó en mirarme, se quedó callada y segundos después salió corriendo de allí ¿Qué demonios estaba pasando? Observé cómo se alejaba por aquel camino, llevé las manos a mi cabeza quitando el fleco de mi frente el cual empezaba a cubrir mis ojos, estaba a nada de correr tras ella cuando sentí el impacto de agua helada en mi espalda, no me moví de mi lugar, mi cuerpo comenzó a temblar por inercia, tres chicas aparecieron riendo detrás mía, a las cuales reconocí como las que estaban enamoradas de Andrew, las compañeras más superficiales en el aula, se pararon frente a mí con una mirada de suficiencia, una de ellas sostenía un balde vacío, ahora entendía de dónde provenía el agua que ahora estaba salpicada por toda mi espalda.

-¿No es divertido? Incluso tu amiga te ha abandonado- Habló una de ellas.

-Es porque siempre has sido una molestia, un estorbo, una mancha que debería ser lavada hasta desaparecer... la hija de unos plebeyos, intentando estudiar en una escuela como esta- otra de ellas se burló con esas palabras.