Capítulo 29

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Muy feliz.

Adhara

El reflejo frente a mí no era el mismo de hace meses atrás, meses atrás no tenía la cara tan demacrada y tenía cabello, ahora ya no es así.

Se podría decir que al verme al espejo me sentía rara, mucho de hecho, no era la primera vez que me había visto así. De hecho a mis trece años no me parecía la gran cosa, era una niña que solo tenía depresión, que apenas hablaba y se movía porque había perdido a su mejor amigo.

Pero siempre he pesando que todo pasa por algo, ahora tengo a Yoko dos, quien a sido una gran compañía para mí. Un ser mágico y muy cariñoso que me a alegrado mis momentos más tristes.

El a vivido cada etapa conmigo, cuando he venido echa una mierda por el cansancio y la tristeza lo primero que veía al abrir la puerta de mi habitación era a él moviendo la cola, sacándome una sonrisa que crecía mientras nos poníamos a jugar.

Lo siento en mis piernas y bajo mi mano para acariciarlo.

—Has crecido mucho Yoko.—le digo mientras el se para en dos patas sacando la lengua.—Ya eres todo un joven.—lo tomo de la cara y lo lleno de besos.

El es tan perfecto...

ya he venido mi niña.—la tía Georgia entra.—¿Lista?, tú hermana Jana como siempre se ha olvidado ir por las argollas que le había encargado desde la semana pasada y fue por ellas.

—No te preocupes tía, puedo ponerme otras.

—Yo quiero que utilices esas.—dice.—Te va a quedar perfecto con el vestido.

Sonrió y ella comienza a maquillarme.

—Vas a quedar preciosa y vas a ser la envidia de muchas.

—Tendría que quedar como tú.—la miro con una sonrisa.—Tú eres una máster para aquello, tía.

Me abraza.

—Mi bella niña, que me lo digas tú me llena mucho. Siendo tan linda.

-Ya no lo soy tanto.—murmuro.

—Claro que lo eres.

La miro.

—No me molesta tía, en realidad no me afecta gracias a las terapias a las que voy.

—Me gustaría poder tener tú pensar.

Comienza a maquillarme y hablamos de muchas cosas, todas alegres, en casa casi no se topa mi situación ni aunque me vean calva y cansada, se podría decir que está prohibido y aunque yo quiero que tengan claras las cosas cada que lo intento me evaden. Ya lo he intentado antes y no a salido muy bien que digamos, al menos con papá no.

Siento que eso no está bien, siento que se están protegiendo a sí mismos y no piensan que el dolor será el mismo después. Yo lo entendí, yo ya lo acepté y quisiera que ellos no sufrieran por esto.

Pero no todo tiene que ser como uno quiere.

Hace un par de meses tuve una crisis donde perdí todo mis estribos. Donde papá fue el único que me vió.

Llego a mi casa después de venir del hospital y enterarme que la amiga que había hecho desde que fui a mi segunda quimioterapia, ha muerto. Me reí mucho todos los días con ella, a Artem también le cayó bien y ....

Me siento en el piso y me entra una llamada que no respondo. Solo me echo a llorar.

Yésica era tan linda, una morena de pelo rizado que hacía que la estancia allí fuera amena, la que hablaba ciento de cosas y que se reía por todo. Le gustaba mucho el helado de mango casero y a mí me hizo amarlo también.

Adhara. (+18) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora