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En la entrada del aeropuerto, me encontraba esperando a que Josh llegase. Mis nervios seguían a flor de piel, porque no sabía nada de su estado. Cuando lo vi salir por la puerta, corrí hacía él y lo abracé, las lágrimas corrían por mis mejillas; cuando la abuela me dijo la hora que llegaría, lo primero que hice fue correr al aeropuerto.

—Kers, estoy bien—nos dejamos de abrazar y coloco mis manos sobre sus mejillas.

—¿Estás bien?

Josh sonríe—lo estoy, no debiste preocuparte.

Pero, las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas—¿por qué no siguieron el protocolo de conmoción cerebral?

—Porque no era necesario—me mira a los ojos, seca mis mejillas—espero no haberte preocupado tanto.

Me alejo de él—yo, yo lamento lo que hice—digo mucho más relajada al saber que está bien.

—Quiero agradecerte, por preocuparte por mi, a pesar de que ya no tenemos nada.

—Es cierto—tomó aire—Tengo que irme—al girarme, tomó mi mano y le miró.

—¿Podemos hablar?

—Yo...

—Por favor, no me digas que no.

Poco después estábamos en la cafetería del aeropuerto, Josh coloca sobre la mesa una taza de café—gracias.

Él tiene otra y se sienta frente a mi haciendo que mi corazón se acelere—¿Bien?

—Lamento haber sido tan idiota contigo.

—Está bien.

—Me comporte como un idiota, porque no sabía como reaccionar a todo lo que estaba pasando, tu y Jason siempre fueron muy unidos y yo no lo entendía...

—Necesito irme—miento.

—Me dijo muchas veces que ustedes no tuvieron nada y no lo quise escuchar, lo siento, lo siento tanto. Espero que algún día puedas perdonarme.

Mi corazón se arruga al ver que sus ojos se comienzan a llenar de lágrimas—me dolió que no me escucharas y me dolió aun más cuando me preguntaste si el bebé que estaba esperando es tuyo, ni siquiera te importo saber si estaba bien, solo querías saber si era o no tuyo.

—Lo siento, no sabes cuan arrepentido estoy de haber dicho eso.

Tomo aire—¿por qué ahora?

—Porque no puedo vivir sin ti,—los latidos de mi corazón aumentaron—porque fuiste lo primero en lo que pensé durante esa caída.

Mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas—¿Por qué?

—Lo siento tanto—apartó la mirada de sus ojos, porque con solo verlos me derretía.

—Me dolió tanto que hayas desconfiado de mí, cuando nunca te di razones, yo jamás te juzgue o te reproche porque tus aficionadas locas se lanzaban a tus brazos para besarte.

—Eso quiere decir que estabas celosa.

—¿Qué?—Lo mire confundida—¡no! Y no estamos hablando de eso.

Una sonrisa se dibujo en sus labios—entiendo.

—Quiero borrar esa sonrisa—murmuró.

La risa de Josh se escucha y hace que ruede los ojos—quiero que vuelvas a casa conmigo.

Iba a responder, cuando una persona no deseada se acerca a nosotros—lo veo y no lo creo, Josh—miro a Samantha que nos mira sonriendo.

Josh mira a Samantha con el entrecejo fruncido—¿Qué haces aquí?

—Ví lo que...

—Debo irme—al levantarme, Josh me imita y nuevamente toma mi mano.

—Espera, tenemos que hablar.

—No tengo tiempo.

—¿Después de lo que hizo, sigues hablando con ella?

—No es asunto tuyo Samantha.

—Megan tenía razón.

—Espera, espera, ¿qué tiene que ver Megan en esto?

—Nada—guarda silencio.

—¡Dime!—Eleva la voz haciendo que todos los presentes nos miren.

—No es el momento y mucho menos el lugar—dice Samantha, avergonzada.

—No, si es el momento, ¿qué tiene que ver Megan en todo esto?

—Ella fue la que me dijo todo sobre esta zorra.

—Respeta, ella es mi esposa—dice furioso.

—Josh, no vale la pena.

—Llamarás a Megan y le dirás que venga, no importa la mentira que inventes, la quiero aquí.

It had to be youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora