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Estaba a punto de besar a Josh cuando....

—Hora de desayunar—abro los ojos y me levanto de golpe, encontrándome con mi madre de pie en la puerta con una sonrisa en sus labios.

—Pero...—digo al recordar que me había despertado de mi amado sueño con Josh; divino.

Por un momento me sentí de nuevo en la preparatoria, cuando mamá me despertaba para ir a clase y mi despertador me hacía regresar a la realidad.

—Josh te espera abajo—escucho su risa mientras cierra la puerta.

Me miro al espejo de cuerpo entero que estaba en una esquina de mi cama y veo mi cabello alborotado; en verdad no sé cómo hay mujeres que se despiertan tan radiantes, con su cabello sin nudos y sin babas en su boca; aunque ciertamente lo último no me ocurre a mí, es imposible despertar como si se fueran a un concurso de belleza.

—Amor, se nos hace tarde—escucho a Josh hablar desde el primer piso.

Me estiro y salgo de la cama—te odio—le grito, por hacerme despertar tan temprano.

Se abre la puerta, dejando ver a un Josh perfectamente arreglado—No, no lo haces—dice, sonriéndome.

—¡No me mires así!—Tomo una almohada y la arrojo a su cara.

—Eres tierna cuando te despiertas en la mañana—rueda los ojos.

—¡Fuera!

—También es mi habitación, ¿lo sabes?

Entro al baño, cepillo mis dientes y luego me ducho rápido porque era posible que perdiéramos nuestro avión y no quería pasar horas en el aeropuerto esperando para abordar otro. Al terminar, envuelvo mi cuerpo en una toalla—¿mamá sigue por ahí?

—No, se fue. Su vuelo salía en media hora—al abrir la puerta, me encuentro a Josh con su teléfono móvil en las manos—aún no sé cómo fue que convenciste a tu padre de hacer ese crucero.

—Una maga nunca revela su secreto, eso y le dije que si no iba no le hablaría durante el resto de año.

—Vaya, muy maduro de tu parte—me dice, en forma de burla.

—Gracias cielo, te recuerdo que a ti no te hablé por dos días—busco algo de ropa dentro de mi armario.

—Y lo peor fue que no había sexo en esos días.

Ruedos los ojos—eres increíble Allen.

—Gracias muñeca. —Desde aquí puedo sentir como sonríe.

Escojo unos jeans blancos, una camisa gris y mis zapatos blancos—¿Ya saben que vamos para allá? —Pregunto, recordando que la noche anterior no había dormido nada por el hecho de ir a visitar a la familia de Josh y aunque ya los conocía, siempre me daba ese miedo o nervio; no sabía con exactitud lo que era.

Me coloco mi ropa interior—por favor que sea la de encaje negra, por favor que sea la de encaje negra—escucho a Josh.

—¡Te hice una pregunta! Y no, no es la de encaje negra.—Le pregunté, al mismo tiempo que me iba cambiando por mi ropa.

—¡Rayos! Sí, ellos ya saben. De hecho mi hermano nos va a buscar al aeropuerto.—Tomo una camisa manga largas con botones y salgo.—Eres terrible.

—¿Por qué?—Le miro confundida.

—Porque me gusta la de encaje negra.

—También la roja, la blanca...Podría seguir.

Muerde su labio inferior—Es que todas te quedan increíbles.

Ruedo los ojos—lo que digas.

Salimos de nuestra habitación y bajamos las escaleras, Josh cierra la puerta con llave y al llegar al auto—¿segura que vas a llevar todo eso?

—Sí—le digo, porque sabía que estaba hablando de todas las cosas que iba a llevar para nuestro viaje—necesito ropa para cualquier ocasión, no me pasará como aquella vez que fuimos a los Alpes.

La risa de Josh se escuchó, haciendo que le miré con los ojos entrecerrados—fue una pequeña broma, no volverá a pasar, lo juró.

—No te creo.

Aquel día Josh me había dicho que íbamos a pasar vacaciones en la playa y yo estaba tan, pero tan emociona que lleve muchos trajes de baños, sin embargo, terminamos en un avión rumbo a Suiza; ¿Qué haría yo en los Alpes con trajes de baños?

—Bien—abre la puerta del copiloto y me subo.

—Segura que nada se te olvida.

Miro a Josh unos segundos—muy segura.

—Bien, cielo—cierra la puerta y luego sube al auto.

—¿Segura que tienes todo? —Me pregunta por segunda vez.

Pensé por unos instantes—sí—pero, para cuando encendió el auto—¡espera! Mi teléfono.

Bajo corriendo escuchando su risa—te amo—me grita.

—Te odio—le gritó, corriendo hacía la entrada de la casa.

—Te falta esto—me lanza las llaves de la casa, para cuando abrí, subí las escaleras e ingreso a la habitación, caminando hasta la mesa de noche que estaba junto a la cama y ahí estaba—¿Qué tal si...—Su voz, hace que, de un pequeño brinco del susto, me giro quedando muy cerca de él—lamento asustarte.

—Eres un tonto.

—Es que fue inevitable, no hacerlo. Me dije: Josh, por qué no...

—¿Qué? ¿Asustarme?—Digo.

—Si tú y yo...podíamos...no sé—su voz ronca, hace que mi corazón se aceleré.

Salgo del trance sacudiendo mi cabeza—No, hay que irse—tomo su mano y salimos de nuestra habitación.

Bajamos las escaleras y caminamos hasta la salida—¿Tus hermanos vendrán?

—Creo que Kenneth—nombro a mi hermano mayor.

—¿Se quedará? O ¿Andrew?—menciona a mi segundo hermano.

—Andrew terminaría destruyendo la casa en menos de un día.—Ya que, es el más fiestero.

Josh cierra la puerta y caminamos al auto—¿entonces? Ben.

Me comienzo a reír, porque mencionaba a mi hermano menor—Ben jamás se quedaría solo.

—¿Segura que no hace falta nada?—Me pregunta antes de subir al auto.

—Sí—me colocó el cinturón de seguridad.

—Pues, ya nos vamos—me dice y yo asiento con mi cabeza—¿segura que no te hace falta nada?

—Muy—digo.

—¿Segura?

Entrecierro los ojos—muy.

Nos subimos al auto—¿Segura?

—Muy—le digo, cruzándome de brazos.—¿De verdad me lo vas a preguntar?—Le dije, elevando mi ceja.

Suspira—solo quiero asegurarme de que no hayas olvidado nada.

—Esta todo lo que necesito aquí.—Y no me refería a las cosas materiales.

—Espero que estés hablando de mí.

—No, habló de mi hermoso vestido purpura—mentí.

La risa de Josh se escucha en todo el auto al mismo tiempo que niega con su cabeza—eres especial —rueda los ojos.

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Hola.

Espero que se encuentren bien.

Este es el primer capítulo, espero que haya gustado y si ven algún error no duden en indicarme para ir a corregir.

Se les quiere muchísimo y un abrazo.

It had to be youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora