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Las náuseas llegaron una vez colocamos un pie en el aeropuerto y habían permanecido hasta ahora.

—¿Estás bien?—Me pregunta Josh.

—¿Por qué lo preguntas?

—Juegas con tus dedos cuando estas nerviosa y estás muy silenciosa.

Suspiro—No me había fijado.

Me mira sonriendo—no deberías de estar nerviosa, ellos te aman.

—Sí, pero...Sigo nerviosa.

—Aquí tienen, disfruten su vuelo—nos dice la mujer entregando nuestros boletos, con una sonrisa en sus labios.

—¿Nerviosa por qué?—Me pregunta, mientras caminábamos hacía la sala de abordaje.

—Dime algo, ¿tu familia sabe algo de lo que paso en Las Vegas?

—Ah, no—dice confundido.

—Es no me hace sentir mejor, ¿Qué pasa si se enteran?

—Amor, está bien...

—Nada está bien, ¿y si vas solo?—Me detengo, sintiendo mi corazón cada vez más rápido.

—No, no iré solo.

—Es que, tengo miedo a lo que vayan a decir si se llegan a enterar.

—Solo nosotros sabemos lo que paso, así que, nadie se va a enterar.—Mirar sus ojos, hizo que todo se fuera y llegara un poco de tranquilidad—¿Mejor?

Asiento—Eso creo.

Josh dejo un beso en mi frente—además, lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas—guiña su ojo con una sonrisa en sus labios.

—Debes estar bromeando—digo sonriendo.

—Al menos hice que sonrieras. Yo esperaba contarles—miro a Josh rápidamente—hay que decirles.

—Sí es cierto.

Durante nuestro viaje hicimos una escala en Chicago y después de ahí, abordamos un avión directo o no tan directo a nuestro destino—pensé que no ibas a dormir o comer—se burla Josh.

—Te odio.—Le digo, caminando junto a él empujando el carrito donde iban nuestras cosas.

—Creo que hasta estuviste roncando como camionera—la risa de Josh no paraba.

—Y yo no ronco.

—Claro, que te lo digan las personas a las que no dejaste dormir—dice riendo.

—Eres un grosero—y ahí estaba de nuevo su tierna risa.

La verdad es que nunca me cansaría de escucharle reír.

—O pregúntales a las personas que casi dejas sin comida.—Dice bromeando.

—No comí mucho.

Sonríe—claro—me mira con ese brillo en sus ojos que tanto amo—¿Te imaginaste alguna vez, estar así?—Me dice de repente.

—¿A qué te refieres?

—Tu y yo.

Sonrió—jamás, ni en mis más locos sueños.

—A veces pienso que amas dormir más que estar conmigo.

—Me descubriste—digo bromeando—¡Rayos! ¿Y ahora que hago?

Se acerca a mí y coloca sus manos sobre mi cintura—darme un pequeño y tierno...

—Eso sí que es asqueroso—escucho una voz masculina—si a ustedes no les importa andar de exhibicionista a mi sí.

It had to be youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora