5

106 8 7
                                    

29 días para la boda.

Muerdo mi labio inferior pensando que no habíamos podido ir a su lugar favorito y hoy se nos sería un poco imposible, pues habían llamado de la oficina del alcalde haciendo una invitación para la bienvenida de Josh.

Observo mi maquillaje en el espejo, pues los nervios me invaden. A mí nunca me había gustado tanta atención y menos, la de los medios de comunicación.

Tomo aire y siento sus brazos rodearme —¿Está todo bien?

—Quiero vomitar —admito.

—Estás hermosa cielo —Besa mi mejilla —no debes preocuparte por nada.

—Y si me caigo frente a todos.

—Estaré cerca de ti y te sostendré, pero si te caes —le miro a través del espejo —nos caeremos juntos.

—No es gracioso Jo.

—Lo digo muy en serio.

Me coloco de pie y me giro, quedando frente a Josh, acomodo su camisa blanca que esta entreabierta. —Te ves muy bien de blanco—Le digo sonriendo.

—Y tú, estás preciosa—me dice besando mi mejilla.

—Ves que era bueno estar preparada para cualquier ocasión.

Me giro de nuevo y observo el vestido azul marino ajustado en la cintura con pliegues en la falda hasta el piso, una tira gruesa como si fuese un vestido griego con la mitad de mi espalda descubierta.

—Me gusta este vestido—me susurra en el oído.

—Gracias amor—le observo y noto una cierta tristeza en sus ojos—¿Qué pasa?

Suspira y coloca su mentón sobre mi hombro—quería pasar tiempo contigo y mi familia.

—Y lo harás amor, solo será esta vez. Ellos quieren demostrar cuan orgullosos que están de ti. —Me giro, quedando frente a él.

—¡Dios! No sabes el sacrificio que hago, para no quitarte ese vestido. —Dice acariciando mi espalda descubierta.

—Tranquilo tigre, tu familia debe estar esperando por nosotros. —Le digo, en forma de burla.

—No quiero ir—me dice mirándome con esos ojitos hermosos que hacen que mi corazón se acelere y se detenga al mismo tiempo.

—Vamos Josh, solo será por hoy.

Toma aire—Y si mi familia va por mí.

—Joshua Patrick Allen—me cruzo de brazos.

Ruega los ojos—está bien, pero dije que no quería ir y tú me obligaste.

—No es cierto—me defendí.

Coloca su mano sobre mi mejilla y deja un pequeño beso sobre mis labios—hay que bajar, porque un segundo más y la historia cambiara.

Me comienzo a reír, sintiendo mis mejillas rojas—vamos—me toma de la mano y salimos de la habitación, caminando hasta el pie de las escaleras.

—Segura, ¿Qué puedes con esos zapatos altos?

—¿No me conoces? —Me ayuda a bajar los escalones, poco a poco.

Una risa se escapó—te amo, jamás lo olvides.

Miro hacia abajo y veo a todos vestidos muy elegantes para la ocasión—Vaya, sí que estamos divinas hoy—dijo la abuela, feliz, cuando llegamos al primer piso—Esta noche, sale amor.

Le miro sonrojada.

—No, abuela, es asqueroso—se queja Jason.

—Abuela, ya—dijo Josh.

It had to be youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora