It had to be you

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Y en mi mente se repetía, una y otra vez; faltaban 30 días para la boda.

—¿Estás segura?—Miro a Josh, que sigue acostado—¿No es muy pronto para casarnos?

Me siento a su lado—ya lo hablamos cielo, ¿estás dudando?—Le miro preocupada—porque si es así, podemos hablar con....

—¡Nunca!—me dice rápidamente—no lo vuelvas a pensar.

—Tus padres y posponer nuestra boda—sigo hablando.

—Cielo.

—Porque, sabes que me encanta este lugar.

—¿Amor?

—¿En verdad quieres hacerlo?

—Tengo nueve horas diciendo que nunca dudaría en casarme contigo, pero claro, siempre hablas más y cuando estás nerviosa eres peor—se burla de mí.

Ruedo los ojos—exagerado.

—No lo soy, cuando eso pase, te filmaré para que te des cuenta.

—Solo hablo un poquito nada más.

Su risa se escucha haciendo que tome una almohada y la golpee contra su cara—eres terrible.

Sonrió feliz—pero me amas.

—Oh sí—se acerca a mí y deja un pequeño beso en mis labios.—Te amo tanto, que por ti haría lo que fuese.

Sonrío y muerdo mi lengua para no hablar de Las Vegas, pues, habíamos prometido no volver hablar de eso.

—Sé que estás pensando en Las Vegas—me mira divertido.

—Eres un tonto.

—Uno que te ama—me lanzo a los brazos de Josh y dejo besos por toda su cara hermosa.

Mi chico acaricia mi espalda, mientras se ríe. Sin embargo, la puerta se abre, haciendo que me aleje de Josh tan rápido que caigo al suelo de espalda.

—¡Amor!

—Estoy bien—me siento en el suelo para que me vieran—estoy bien—Josh toma mis manos y me a sentarme.

—¿Segura que estás bien?—Pregunta la abuela, muy preocupada.

—Lo siento.

—Te dije que no sería buena idea mamá—dice la madre de Josh.

—Al menos están vestidos—dice la abuela, haciendo que mis mejillas comenzaran arder.

—¡Abuela!—Habla Josh.

—No se quejen—dice y luego me mira—ay mira, esta roja—aparto la mirada.

—Abuela.

—Bien, a lo que vinimos Lav.

—La abuela me pidió que les trajera esta frazada—Josh toma la frazada perfectamente doblada.

—Es muy suave—dice Josh, acariciando la frazada.

—Esta le perteneció a mi abuela, quién se la paso a mi madre, luego a mi...

—Es genial que tenga tanta historia—digo tocando la suave frazada.

—Luego paso a manos de tu madre, quién se la paso a tu hermana y ahora la tienen ustedes.—Dice sonriendo.

—¿Gracias? Pero, ¿por qué nos entregan esto?

—Porque está, niño genio—se burla la abuela—hemos procreado a muchos bebés.

Quito mi mano disimuladamente de la frazada y Josh lo que hizo fue que la lanzo al suelo—¡Abuela! ¡No!