4 | Como un hada

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4 | COMO UN HADA

*songbird - Fleetwood Mac

15 años

Penny

En cuanto sonó el timbre dando por finalizada la clase, cerré rápidamente el libro de matemáticas, me colgué la mochila en el hombro y una sonrisa brotó de mis labios al ver a tres chicos en la puerta, enfundados en ropa oscura, cara de pocos amigos, una sonrisita socarrona y...

Y Ax hablando con Betty Grams.

Él tan solo sonreía, como sonreía al resto del mundo a todas horas, y ella parecía estar derritiéndose bajo ese diminuto top que sacaba a relucir el nuevo piercing de su ombligo por el que media clase había estado suspirando.

—¡Pen, justo te estaba buscando! —Fish me rodeó el hombro nada más salir de clase. Heath se pasó una mano por el pelo con cierta frustración, caminando junto a nosotros.

—¿Ah, sí?

—Sí. Este par de idiotas no dejan de meterse conmigo y mi nuevo peinado. Vamos, no está tan mal, ¿verdad? He pillado a Lucy de tercero lanzándome miraditas —alzó las cejas sugerentemente, con media sonrisa socarrona.

—Quizá es porque parece que llevas un nido en la cabeza —propuso Heath, medio divertido al ver la reacción de Fish.

Este le propinó un empujón, ofendido.

—Estás así de malhumorado porque sabes que jamás podrías conseguir este peinado con tu pelo. ¿Cuánto llevas sin ir a la peluquería? ¿Cinco años?

—A mí me gusta —me encogí de hombros.

—¿Ves? a Pen le gusta —Heath caminó de espaldas, se dio la vuelta y sacó el dedo corazón, alzándolo en el aire cuando Fisher comenzó a gritarle "eres un gilipollas, Heath Irwin".

Sin embargo, la sonrisa no le llegó a los ojos.

—¿A dónde va? —pregunté, un tanto confusa —. ¿No va a comer con nosotros hoy tampoco?

Fisher soltó un largo suspiro, siguiéndolo con la mirada mientras Heath, a lo lejos, se sacaba una pequeña petaca del bolsillo y le daba un trago y doblaba la esquina. ¿Estaba bebiendo un jueves cualquiera?

—Parece ser que no —murmuró distraído, con la mandíbula ligeramente apretada.

Quise preguntar qué estaba pasando, pero todavía, pese a haber pasado un par de años y haber empezado a coger confianza con ellos, sabía que la vida de Heath era complicada, aunque lo que no sabía era a qué nivel. Nunca dejaba que escarbásemos demasiado y, cuando se abría lo suficiente, volvía a cerrarse en banda.

Me fastidiaba demasiado, teniendo en cuenta que ahora mismo era lo más parecido a un mejor amigo que había tenido en toda mi vida, aunque sabía que no era justo por mi parte sentirme decepcionada cuando yo era la primera que les ocultaba cosas a los tres.

El año pasado, Ax casi lo descubrió. No podía volver a ser tan ingenua.

Inconscientemente, volví a mirar hacia atrás. Betty, con su larga coleta enrollada en sus finos dedos, estaba apoyada en las taquillas con unos libros en la mano y una sonrisa inmensa en la cara, riéndose de algo que decía Ax.

—Sí, el cabrón tiene una suerte increíble —suspiró Fish a mi lado.

—¿Crees que le pedirá ir al baile? —pregunté en voz baja, con la mirada puesta en ellos.

Fisher se encogió de hombros a mi lado.

—No lo sé. Probablemente —se encogió de hombros, y de pronto me miró —: No te preocupes por no tener pareja para el baile, Pen. Si mis quince invitaciones me dicen que no, puedo ir contigo —sonrió y me dio un golpecito en el costado.

Un solo ritmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora