EPÍLOGO
*rivers and roads - the head and the heart
4 AÑOS DESPUÉS DE LA BODA
Penny
Esquivando cachivaches y herramientas que había esparcidas por las escaleras y junto a la habitación, entré a hurtadillas con una fatiga tremenda y un enorme bulto bajo la palma de mi mano.
—Cariño, ¿dónde estaba el mando de la televisión la última vez que lo viste? Porque ahora echan ese programa que me gusta tanto de...
Mi voz se quedó suspendida en el aire en el momento en el que me encontré a mi marido bajo una estructura rectangular de madera, con las rodillas flexionadas y sin camiseta, jadeante y con una llave inglesa en la mano y otra en la boca mientras terminaba de montar la cuna.
"Santa madre de Dios", musité para mis adentros, mordiéndome el labio y con las hormonas completamente disparadas. Me acaricié de nuevo el vientre hinchado, notando un poco de movimiento ahí dentro.
Sí, creo que ahora no era a la única a la que le afectaba tener a ese chico cerca.
Pasándose el dorso de la mano por la frente y saliendo de ahí abajo, Ax se puso en pie con una sonrisa de oreja a oreja, colgándose la camiseta sobre el hombro y dejando las herramientas en la cómoda recién montada.
Axel O'Brien no solo era bueno con sus manos para lanzar pelotas o tocar la batería, sino que era un excelente montador de muebles para bebé, y yo estaba más que encantada con su don.
—No tengo ni idea de dónde está el mando, nena —soltó con la respiración un poco agitada, acercándose a mí y dándome un beso salado en los labios. Con una sonrisa, bajó las manos hacia mi vientre y me atrajo todavía más a él —. ¿Cómo está mi chica y nuestro chaval?
El rubor y la emoción me treparon por el pecho, descansando la cabeza sobre su hombro.
—Mamá está un poco cansada, hambrienta, sensible y... —cachonda, sobre todo eso. Y a todas horas del día. Ax enarcó una ceja, curioso, y yo sacudí la cabeza —. Llevo toda la mañana sin hacer nada. Lo único productivo que he hecho ha sido organizar los álbumes de fotos en orden cronológico mientras arrasaba con la despensa —lamenté como una niña pequeña, dejándome mimar —. Voy a acabar sacando de ahí abajo a un chaval de siete kilos como siga comiendo así, Ax.
Mi marido soltó una carcajada y me envolvió con los brazos. Tenía, como siempre, el bigote corto perfectamente acicalado, y el pelo un poco alborotado y más corto de lo usual.
—Tienes que alimentarte si eso te pide el cuerpo, Pen. Y ¿quién sabe? Quizá tengas ahí dentro un flanker imparable que necesita kilos y kilos de comida como su padre —se encogió de hombros.
—Ya, pues que se relaje ahí dentro. No pienso sacar nada más grande que un melón por ahí. Me niego —jadeé horrorizada, sonriendo un poco al verlo reír de nuevo —. ¿Cómo va la cuna? ¿Necesitas ayuda? ¿Puedo...?
—Necesito que te sientes a descansar, Penny.
—¡Pero llevo haciendo eso durante meses! —me quejé con impotencia —. Me siento un ser inútil que solo sabe dormir, llorar, comer y...
—¿Y fantasear con su marido mientras se ocupa de montar la cama de nuestro bebé? —adivinó de espaldas. Sus músculos se tensaron al darle un golpe a uno de los barrotes de madera para encajarlo. Se me entrecortó la respiración.
Con una sonrisa juguetona, continuó trabajando y brindándome unas vistas maravillosas.
—¿Crees que no he notado que, durante esta semana, me vigilas por la puerta como un halcón cada vez que estoy montando algo?

ESTÁS LEYENDO
Un solo ritmo
Romance[english love affair #1.5] Penny Howard no tiene suficiente con soñar a lo grande escapando de Brisbane y de su infernal vida a la corta vida de los doce, sino que realmente piensa que tiene alguna posibilidad de conseguirlo. Su cámara la salva del...