18 | Lleno de flores

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18 | LLENO DE FLORES

*sweet child o'mine - guns n' roses / once when i was little - james morrison (escena lago)

23 años

Penny

Pese a haber intentado repasar todo de nuevo, ambas me retuvieron de los hombros, con la cabeza ladeada y media sonrisa.

—¿A dónde crees que vas? —masculló Maeve con la boca llena.

Su novia le lanzó una miradita acusatoria mientras se limpiaba las migas de galleta de la boca, y puso las manos en alto.

—Pretendía escaparse.

Con un vestido vaporoso diseñado por ella misma de tonalidades naranjas y violáceos que le llegaba por la mitad de los muslos, Piper repiqueteó sus tacones hasta donde se encontraba Maeve y colocarle de buena manera su blusa semitransparente color burdeos, a juego con el resto de su ropa.

—¿Delante de ti? —le preguntó, devolviéndome la mirada. Yo enrojecí.

—Ajá.

—¿E iba a atreverse? —Maeve me lanzó una mirada de urgencia y gesticuló con los labios: "¿Es que has perdido la cabeza?"

Enrojecí todavía más.

—Solo necesito asegurarme de que todo...

—Todo está bien —Grace, que estaba a mi lado terminando de atusar los detalles de mi pelo, me sonrió a través del espejo. Mi mejor amiga estaba espectacular. Lo era llevase lo que llevase, pero ese vestido en particular, de un tono champagne y con la espalda al descubierto, me hizo emocionarme más de lo que ya estaba. Me dio un pequeño apretón reconfortante en el hombro, y yo le devolví una temblorosa sonrisa —. Te lo prometo, Pen.

—¿Todo?

—Todo.

—¿Ningún niño se ha escapado? —me mordí el labio, y la miré por encima de mi hombro —. Y eso incluye a los chicos.

Maeve soltó una carcajada. La improvisada carpa que Frank había montado para que pudiésemos prepararnos era bastante ajustada, por lo que no le quedó otra más que quedarse junto a la entrada de esta.

—Es más difícil tener vigilados a esos tres que a tus hermanos —resopló Pip, agarrando un par de alfileres. Se puso de rodillas sobre la hierba, tras la falda de mi vestido —. Piernas abiertas y culo hacia afuera, vamos.

Casi se me salieron los ojos de la cara.

—¿Q-qué vas a hacer con esos alfileres?

—Tengo que arreglar un par de cosillas antes de que salgas ahí, y solo quedan... —ahogó un grito al revisar la hora en su móvil, y yo solamente por ansiedad, la imité —. ¡Cinco minutos!

—¿Para qué tiene que sacar...? —comenzó a preguntar Maeve, desconcertada.

—¿¡Quién es aquí la costurera!? —estalló su novia, a punto de sufrir un episodio maníaco. No me demoré más. Saqué el culo y abrí las piernas, tal como había indicado, y casi di un respingo al notar cómo se metía bajo la falda —. Te tengo, capullo —rio malévolamente, tirando de lo que supuse que era un hilo.

Maeve contuvo una carcajada y Grace sostuvo mi mano. No me había dado cuenta de que la había estado agarrando durante todo este tiempo.

—¿Cómo va todo por aquí? ¿Alguien está nerviosa? —la voz de Delilah me calmó al instante. Con su pelo rubio recogido en un moño medio desenfadado y su flequillo agarrado con un par de horquillas, dejó su fular de gasa a juego con el estampado colorido y excéntrico de su vestido junto a la pequeña mesita junto a Grace.

Un solo ritmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora