¿Y sí...? (TomxJake)

°• Not a lot, just forever ☆ /... 22

[...]

— ¡Muy bien! Ahora vamos yendo, supongo que la intervención ya terminará dentro de poco. — Vaya que el omega tenía razón.
El alfa asintió, levantándose y dándole una mano de ayuda para que el omega imite la misma acción. — Sí esto termina bien quisiera que salgamos con Dylan, pasar un tiempo juntos. – Unir lazos con el infante era algo que el pelinegro no se iba a negar.

— Me agrada la idea, podemos ir a mi casa y ver algún tipo de serie con él. –

— ¡Suena increíble! Además, así puedo conocer a tu gatita. — Ambos se dirigieron a la salida del baño, aun hablando sobre la salida que iban a tener luego de todo esto, aunque el pelinegro sentía la necesidad de hacer algo, parando en seco aún con el agarre de manos que tenía con el omega.
Sorprendiendo a este último.

— ¿Pasa algo? – Interrogó el peliazul.

— Y-Yo debo hacer algo. — Volteando así su mirada cerca de un banco no muy lejos de ahí, donde reposaba el pelirrojo. — Debo dejar de huir de mis problemas. — Por algún extraño motivo eso no termino de convencer al omega, pero Tom es un hombre adulto, él no debería intervenir en las decisiones que tome.

— ¿Estás muy seguro de eso? —

— Muy seguro. En caso de que acabe mal sabre que intente solucionar algo, aparte, creo que no debí reaccionar así. –
Haciendo referencia a la pequeña disputa que creo en los servicios.

— ¡Dímelo a mí! Jajaja... De cualquier forma, te deseo mucha suerte, cielo. – Asi el peliazul planeando irse, hizo una pequeña cercanía para dejar un pequeño beso en la mejilla del alfa.
— Pero sí te hace llorar otra vez, no me deja otra opción que reaccionar que arruinando ese par de rulos. — Sabía la dedicación que se llevaba tenerlos definidos, por lo cual le dolería más.

— Claro, también suerte a tí, se que lograrán terminar bien el caso. Apenas termine de hablar con él y cerrar por fin está etapa en mi vida iré al tribunal. Recierda que te amo. —

— Yo también te amo. — Asimismo ambos tomando rumbos distintos.

[...]

Ya iban a la mitad del juicio encaminado, raramente todo no estaba saliendo como planearon.
Únicamente quedaba esperar a los interrogativos que realizaría la Psicóloga Sharma a el infante.

— ¿Y cómo te encuentras, Dylan? — Cuestiono la castaña, observando al menor jugar con un par de legos que habitaban el la sala de estancia.
— ¿Cómo te va en el Kinder Garden? —

— Y-Yo aun no asisto, señorita. Mis papás dijeron que debía esperar un poco más. — El comentario tomó por sorpresa a la morena. Al ver el lenguaje fluido del pequeño asumió que tenía una buena educación iniciativa.

—  ¿Tus padres te enseñan en casa? –

— Mi ma' solía enseñarme junto a mi abuelita en las tardes, dicen que aprendo muy rápido. — Halago el pelinegro. Todo aquello estaba siendo anotado por la castaña, quien le dedico una sonrisa al contrario.