ONCE

110 10 0
                                    

Mariposas en el estómago.

La mañana siguiente amaneció con una luz dorada que se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Taehyung, pero la paz que transmitía el nuevo día no se reflejaba en su interior. Después del beso de la tarde anterior, una mezcla de felicidad y confusión se había instalado en su corazón. ¿Qué significaba eso para ellos? Ambos sabían que la situación era complicada, pero el sentimiento que había brotado entre ellos era imposible de ignorar.

A pesar de su debilidad, Taehyung se sentó en la cama y tomó la pequeña Polaroid que había dejado sobre su mesita de noche. La imagen capturaba un instante de alegría, un recuerdo de un día en el parque. Se sintió nostálgico al mirarla, pensando en cómo había cambiado su vida desde que Jungkook había entrado en ella. Había pasado de ser un paciente que apenas soñaba con salir del hospital a alguien que se sentía lleno de esperanza, gracias a la presencia del joven payaso.

Mientras se perdía en sus pensamientos, la puerta de la habitación se abrió suavemente. Jungkook entró, esta vez con una gran sonrisa y una pequeña planta en maceta que traía en las manos.

—¡Buenos días, paciente favorito! —anunció, dejando la planta en la mesita de noche—. Te traigo un poco de vida para alegrar esta habitación.

—Es hermosa —dijo Taehyung, sonriendo mientras observaba la planta que Jungkook había elegido. Sus hojas verdes brillaban con vitalidad, como un símbolo de esperanza.

—Como tú —replicó Jungkook, guiñándole un ojo.

El ambiente se sentía ligero, pero Taehyung no podía evitar sentir un ligero cosquilleo de nervios. La cercanía de Jungkook, la calidez de su mirada y la memoria del beso de la tarde anterior le hacían preguntarse qué dirección tomaría su relación. Sin embargo, antes de que pudiera dejar que sus pensamientos lo consumieran, Jungkook se sentó en la cama junto a él.

—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó Jungkook, su tono sincero.

—Un poco mejor, creo —respondió Taehyung, mirando hacia el suelo—. Aunque... me preocupa un poco cómo va a afectar todo esto lo que pasó entre nosotros.

Jungkook inclinó la cabeza, tomando la mano de Taehyung en la suya. Era un gesto simple, pero cargado de significado. La conexión entre ellos parecía fortalecerse con cada momento compartido.

—Taehyung, sé que la situación es complicada —comenzó Jungkook, su voz suave y comprensiva—. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, pase lo que pase. No me arrepiento de lo que pasó ayer. De hecho, creo que lo que sentimos es algo especial.

Taehyung se sintió abrumado por la sinceridad en los ojos de Jungkook. La ansiedad que había sentido durante la mañana comenzó a desvanecerse.

—Yo también siento lo mismo, pero tengo miedo —confesó Taehyung, la vulnerabilidad fluyendo de su corazón—. No quiero que esto sea solo una distracción por lo que estoy atravesando. Quiero que sea real.

Jungkook asintió, comprendiendo el peso de las palabras de Taehyung.

—Es totalmente válido tener miedo. Pero lo que siento por ti no es una distracción; es algo que me motiva, que me inspira. Cuando estoy contigo, siento que puedo enfrentar cualquier cosa —dijo Jungkook, apretando suavemente la mano de Taehyung.

El corazón de Taehyung se llenó de una calidez que lo hizo sonreír. Tal vez lo que sentían no era solo un capricho del momento. Era un lazo profundo que se había tejido entre ellos en medio de la adversidad.

—Siempre estaré aquí para ti, Taehyung —prometió Jungkook, mirando fijamente a sus ojos.

Los dos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía del otro. El tiempo parecía detenerse, y Taehyung sintió que, a pesar de todo, había encontrado un refugio en la presencia de Jungkook.

De repente, la luz que entraba por la ventana comenzó a cambiar, anunciando que el día se desvanecía. Taehyung sintió una oleada de nostalgia. La tarde se había convertido en una hermosa noche, y él no quería que ese momento se acabara.

—¿Sabes? —dijo Taehyung, mirando a Jungkook—. A veces me pregunto cómo sería la vida si no estuviera aquí, si no tuviera que lidiar con todo esto.

Jungkook lo miró con seriedad.

—La vida sin ti no sería la misma. Te necesito en mi vida, y no solo porque seas mi paciente —dijo Jungkook, con firmeza—. Eres alguien especial para mí, Taehyung. No puedo imaginarme este tiempo en el hospital sin ti.

Las palabras de Jungkook resonaron profundamente en el corazón de Taehyung. Era como si cada una de ellas borrara un poco de la incertidumbre que lo había estado atormentando.

—¿Tienes miedo de lo que pueda pasar en el futuro? —preguntó Taehyung, con un atisbo de preocupación.

—Sí, tengo miedo —admitió Jungkook—. Pero también creo que cada momento cuenta. Y quiero hacer que cada uno de ellos sea especial contigo. Así que, ¿qué te parece si, a partir de hoy, hacemos un trato? Cada vez que salgas de esta habitación, hagamos algo que nunca olvidemos.

Taehyung no pudo evitar reírse.

—¿Te refieres a aventuras locas? —preguntó, sintiendo que su energía regresaba.

—Exactamente. No importa si es algo pequeño o grande. Cada vez que salgas de aquí, quiero que vivamos una nueva experiencia —dijo Jungkook, iluminando su rostro con una gran sonrisa.

—De acuerdo, trato hecho —dijo Taehyung, sintiendo un impulso de emoción.

Ambos comenzaron a hacer planes para su próxima "aventura", compartiendo ideas de lugares a los que querían ir, cosas que querían hacer. La habitación, antes llena de la tristeza y la angustia de la enfermedad, se había transformado en un espacio de risas y sueños compartidos.

Con el paso del tiempo, la conversación fluyó hacia sus esperanzas y sueños, y poco a poco, la ansiedad de Taehyung fue reemplazada por una sensación de pertenencia. La idea de estar juntos, no solo como amigos, sino como algo más, parecía ahora más natural.

Cuando finalmente la conversación se desvaneció y el silencio se instaló de nuevo, Jungkook se acercó a Taehyung y lo miró a los ojos. Sus corazones parecían latir al unísono.

—Quiero que sepas que no hay nada más que desee que verte feliz, Taehyung —dijo Jungkook, su voz llena de emoción.

Sin pensarlo, Taehyung se inclinó hacia adelante, acercándose a Jungkook. El aire entre ellos estaba cargado de energía, y a pesar de la incertidumbre que rodeaba su futuro, ambos sabían que ese momento era lo que importaba.

El beso que compartieron fue lleno de amor y promesas. Fue un beso que reafirmaba su conexión, un pacto silencioso de que, sin importar lo que viniera, estarían juntos en esto. En medio de las circunstancias más desafiantes de sus vidas, encontraron consuelo el uno en el otro, un refugio en un mundo que a menudo se sentía cruel.

Al separarse, ambos se miraron con complicidad, un brillo de esperanza en sus ojos. La oscuridad que había rodeado a Taehyung durante tanto tiempo comenzó a desvanecerse. Tenía a Jungkook a su lado, y eso era suficiente para enfrentar cualquier batalla que la vida les presentara.

—No sé qué nos depara el futuro, pero sé que quiero que estés a mi lado —declaró Taehyung, con una nueva determinación.

—Y yo quiero estar contigo, en cada paso del camino —respondió Jungkook, su sonrisa irradiando calidez.

Con el corazón lleno de amor y gratitud, Taehyung sintió que había encontrado no solo a un amigo, sino a alguien que quería que lo acompañara en su viaje, alguien que había llegado a ser su mayor apoyo en un momento en que más lo necesitaba. Juntos, estaban listos para enfrentar lo que la vida les deparara, como un equipo imbatible.

Cáncer | KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora