QUINCE

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Welcome.

El fin de semana llegó con la promesa de nuevos encuentros y emociones. Taehyung había pasado los días previos preparándose para la visita de sus padres. La mezcla de nervios y anticipación lo mantenía en un estado de alerta constante. Había momentos en los que sentía que estaba listo para enfrentarse a ellos y otros en los que la inseguridad lo dominaba.

La mañana de la visita, el cielo se presentaba despejado y brillante. El sol entraba a raudales por las ventanas de su habitación, iluminando cada rincón y llenando el espacio con una calidez reconfortante. Taehyung se encontraba frente al espejo, dándose los últimos toques. Se ajustó el gorro que ocultaba su cabeza, sintiéndose un poco más seguro al ver su reflejo. Sabía que la imagen que proyectaba no era la misma de antes, pero había algo en su mirada que hablaba de resistencia.

La hora prevista se acercaba, y el estómago de Taehyung se revolvía cada vez más. Jungkook había llegado temprano para apoyarlo, y se sentaba en la silla junto a la ventana, hojeando un libro de cuentos para distraerse. Taehyung lo miró con una sonrisa, sintiendo que la presencia de su amigo le daba fuerza.

—¿Estás listo? —preguntó Jungkook, levantando la vista del libro y notando la tensión en el rostro de Taehyung.

—Creo que sí —respondió Taehyung, aunque la duda se filtraba en su voz.

—Recuerda, ellos te aman. No importa cómo te veas, lo único que quieren es verte. —Jungkook le lanzó una sonrisa de aliento.

El timbre sonó, resonando por todo el pasillo del hospital. Taehyung sintió que el corazón le latía con más fuerza. Jungkook se levantó y se acercó a la puerta, abriéndola para dejar pasar a los padres de Taehyung.

—¡Hola, cariño! —exclamó su madre, con los ojos llenos de preocupación y amor al ver a su hijo. La abrazó de inmediato, y Taehyung sintió su calidez envolverlo.

—Hola, mamá —respondió Taehyung, sintiendo un nudo en la garganta.

Su padre entró, mirando a su hijo con una expresión de orgullo mezclada con tristeza. Se acercó y le dio un abrazo firme, transmitiéndole la fuerza que solo un padre puede ofrecer.

—Estamos aquí, hijo. Te extrañamos mucho —dijo su padre, con voz grave.

Taehyung respiró hondo, sintiendo que la ansiedad comenzaba a desvanecerse. Sus padres estaban allí, y eso era lo que realmente importaba. Se separó de ellos y los miró a ambos, notando las líneas de preocupación en sus rostros.

—Gracias por venir —dijo Taehyung, forzando una sonrisa—. No quería que vieran cómo estoy.

—No te preocupes por eso —intervino su madre—. Lo importante es que estamos contigo. Queremos ayudarte en todo lo que podamos.

La conversación fluyó naturalmente mientras se acomodaban en la habitación. Jungkook se sentó en un rincón, observando con una sonrisa cómo la familia se reconectaba. La calidez en la habitación era palpable, y poco a poco, el ambiente se fue llenando de risas y recuerdos compartidos.

A medida que pasaba el tiempo, Taehyung comenzó a abrirse sobre su experiencia en el hospital. Habló de la quimioterapia, de las dificultades que había enfrentado y de cómo Jungkook había sido una luz en medio de la oscuridad. Sus padres escuchaban con atención, sintiendo la mezcla de dolor y admiración por la fortaleza de su hijo.

—Me alegra saber que tienes a alguien como Jungkook a tu lado —dijo su madre, mirando al joven con gratitud—. No todos tienen la suerte de tener un amigo así.

Jungkook se sonrojó un poco, pero su sonrisa se amplió al recibir el cumplido.

—Solo trato de hacer lo que puedo —dijo humildemente—. Taehyung es más fuerte de lo que cree.

Taehyung sintió que su corazón se llenaba de calidez al escuchar esas palabras. Jungkook siempre encontraba la forma de hacerle sentir especial, y el apoyo de su amigo lo fortalecía aún más.

Después de un rato de charlas y risas, Taehyung se sintió más cómodo. Sin embargo, había un momento que había estado esperando. Había querido compartir con sus padres el pequeño proyecto que había iniciado en su habitación.

—Mamá, papá, ¿quieren ver algo? —preguntó Taehyung, sintiendo una oleada de emoción.

—Claro, cariño —respondió su padre, curioso.

Taehyung se levantó y se acercó a la mesa donde estaba la planta que Jungkook le había traído, la "Esperanza". Con cuidado, la levantó y la mostró a sus padres.

—Esta es "Esperanza" —dijo Taehyung con una sonrisa—. Jungkook me ayudó a cuidarla. Me ha hecho sentir que hay cosas buenas incluso en los momentos difíciles.

La mirada de su madre se suavizó al ver la planta, y sonrió.

—Es hermosa, Taehyung. ¡Qué gran símbolo! —exclamó, tocando suavemente las hojas verdes.

—Sí, representa lo que hemos vivido —agregó Taehyung, sintiendo que las palabras fluían naturalmente—. A veces, incluso cuando todo parece oscuro, hay espacio para la esperanza y la vida.

Jungkook, desde su esquina, sonrió con orgullo. Había sido testigo del viaje de Taehyung, y ver cómo encontraba sentido en los pequeños momentos le llenaba el corazón.

El tiempo continuó pasando y la tarde se tornó en noche. Las luces del hospital se encendieron, iluminando la habitación con una luz suave y cálida. La conversación se volvió más profunda, abarcando temas de sueños, deseos y esperanzas para el futuro. Taehyung compartió sus pensamientos sobre cómo deseaba recuperarse, cómo quería volver a hacer las cosas que amaba y cómo anhelaba tener un futuro brillante.

Al final de la visita, Taehyung sintió que había compartido un pedazo de su alma con sus padres. Habían dejado atrás las barreras de la preocupación, permitiendo que el amor fluyera libremente. Cuando llegó el momento de despedirse, su madre lo abrazó con fuerza.

—Te amamos, Taehyung. Siempre estaremos aquí para ti —susurró en su oído.

—Lo sé, mamá. Gracias por estar aquí —respondió Taehyung, sintiendo el peso de sus emociones.

Su padre también lo abrazó, y cuando se separaron, Taehyung sintió que una parte de él se había liberado. La conexión con sus padres había fortalecido su espíritu.

Una vez que sus padres se fueron, Taehyung se sintió más ligero. Jungkook entró a la habitación, mirando con una sonrisa.

—¿Te sientes bien? —preguntó, notando la expresión de Taehyung.

—Sí, mejor de lo que esperaba. Gracias por todo, Jungkook. No sé qué haría sin ti —dijo Taehyung, sintiendo una profunda gratitud.

—Siempre estaré aquí, ya lo sabes —respondió Jungkook, acercándose un poco más—. Me alegra que hayas podido abrirte con ellos. Es importante que sepas que no estás solo en esto.

—Lo sé. Y hoy me di cuenta de lo afortunado que soy por tenerte a mi lado —admitió Taehyung, sintiendo un torbellino de emociones.

Cáncer | KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora