FINAL: PARTE 1

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Esa mañana, el hospital parecía más vivo que de costumbre. El sonido de los pasos y las conversaciones llenaba los pasillos, pero para Jungkook, el bullicio se desvanecía en el fondo. Su corazón latía con fuerza mientras ajustaba su colorido traje de payaso frente al espejo. Este no era solo un disfraz; era su manera de traer alegría, de añadir un toque de magia a la vida de Taehyung en su mundo gris.

Cuando finalmente se acercó a la habitación de Taehyung, se detuvo un momento frente a la puerta. La ansiedad y la emoción se entrelazaban en su pecho. Había estado pensando en este día durante semanas, ensayando las palabras que deseaba decirle a su mejor amigo. Era el momento de dar el paso que ambos necesitaban, de poner en palabras lo que sus corazones ya sabían.

Con un empujón decidido, abrió la puerta.

—¡Sorpresa! —exclamó Jungkook, haciendo una entrada triunfal. El sombrero de payaso se deslizaba de un lado a otro mientras giraba en un pequeño baile, su nariz roja brillando bajo la luz del hospital.

Taehyung, recostado en la cama, levantó la vista, una sonrisa instantánea iluminando su rostro. A pesar de su condición, los ojos de Taehyung brillaban como si la habitación estuviera bañada en luz.

—No puedo creer que hayas venido de nuevo con ese disfraz. —se rió Taehyung, pero su risa tenía un aire de ternura. Era un sonido que Jungkook atesoraba.

—Soy el mejor payaso del hospital, y vine a alegrarte el día, como siempre —respondió Jungkook, acercándose a la cama con una mezcla de determinación y ternura.

Sin embargo, al observar a Taehyung más de cerca, Jungkook sintió una punzada de preocupación. Había cambios en su amigo: el cabello delgado y la palidez de su piel hablaban de la lucha que estaba enfrentando. Pero la sonrisa de Taehyung le dio un poco de esperanza.

—¿Te sientes bien? —preguntó Jungkook, su tono volviéndose serio, sintiendo la inquietud en su pecho.

—Un poco cansado, pero bien. Mis padres vinieron a visitarme ayer, y eso fue genial. —La sonrisa de Taehyung se desvaneció un poco, reemplazada por una sombra de tristeza.

Jungkook sintió que su corazón se encogía al escuchar esas palabras. Sabía que la visita de los padres de Taehyung, aunque reconfortante, era solo un recordatorio del tiempo que estaban perdiendo juntos. Era hora de que Jungkook hablara de sus sentimientos.

—Taehyung, hay algo que necesito decirte —comenzó, tragando saliva. Las palabras luchaban por salir.

—¿De qué se trata? —preguntó Taehyung, mirándolo con curiosidad.

—Me he dado cuenta de que... —Jungkook dudó, sintiendo el peso de sus propias palabras—. Estos últimos meses han cambiado muchas cosas para mí. Eres más que un amigo para mí. Eres la persona que amo. Quiero ser tu novio oficialmente.

La confesión quedó suspendida en el aire, como una melodía delicada. Taehyung abrió los ojos, sorprendido, una sonrisa comenzando a formarse en su rostro.

—No sabía que sentías así —dijo Taehyung, su voz llena de asombro y alegría—. Yo también siento lo mismo, Jungkook. Quiero ser tu novio.

La felicidad desbordó en el corazón de Jungkook. En ese momento, todo parecía posible. Pero antes de que pudieran celebrarlo, el aire cambió.

De repente, la expresión de Taehyung se tornó grave. Se llevó una mano al pecho, su respiración se volvió irregular. Jungkook, alarmado, se inclinó hacia él.

—¿Taehyung? ¿Qué sucede? —su voz resonó con preocupación.

El rostro de Taehyung palideció mientras una tos violenta lo sacudía. Jungkook sintió que el pánico se apoderaba de él al ver que el amigo que tanto amaba comenzaba a toser sangre.

—¡No! —gritó Jungkook, sintiendo como el miedo se apoderaba de su ser. Corrió hacia la puerta, gritando por ayuda. —¡Ayuda! ¡Por favor, ayúdenme!

Las enfermeras llegaron corriendo, su rostro marcado por la urgencia. Jungkook permaneció junto a Taehyung, su mano aún en la de él, mientras las enfermeras comenzaban a trabajar frenéticamente.

—¡Mantén la calma, Taehyung! —le dijo una enfermera mientras preparaban el equipo. —¡Solo aguanta un poco más!

Jungkook se aferró a la mano de Taehyung, sintiendo que el tiempo se ralentizaba. La conexión entre ellos nunca había sido tan fuerte, pero ahora la desesperación y el miedo estaban a punto de romper esa unión.

—Te amo, Taehyung, no te vayas —susurró Jungkook, su voz temblorosa mientras miraba a su amante a los ojos, esperando que pudiera escucharle.

Taehyung lo miró, su mirada vacilante. Los ojos de Taehyung estaban llenos de amor y tristeza.

—Jungkook... te amo... —susurró Taehyung, su voz debilitada. Las enfermeras intentaban estabilizarlo, pero la lucha de Taehyung se desvanecía poco a poco.

Las palabras resonaron en el corazón de Jungkook como un eco. En ese instante, la conexión que compartían se volvió palpable, pero la realidad comenzó a hacerse evidente. La vida estaba deslizándose de las manos de Taehyung.

—No, Taehyung, ¡aguanta! —gritó Jungkook, sintiendo que la desesperación lo invadía. Sus lágrimas caían mientras Taehyung cerraba los ojos lentamente, el brillo en su mirada desvaneciéndose.

—Gracias por todo —fue lo último que dijo Taehyung, y el monitor comenzó a sonar, un pitido agudo que rompió el silencio.

Las enfermeras continuaron intentando reanimarlo, pero Jungkook sintió que su mundo se desmoronaba.

En ese momento, Jungkook se dio cuenta de que el amor que había querido expresar había llegado demasiado tarde. Las palabras que habían compartido, las promesas de un futuro juntos, se desvanecieron junto con la vida de Taehyung. La tristeza y el dolor lo envolvieron mientras el silencio llenaba la habitación, un vacío que nunca podría ser llenado.

Jungkook se quedó allí, aferrándose a la mano de Taehyung, sintiendo cómo el tiempo se detenía. El amor que había crecido entre ellos había sido real, pero el destino cruel lo había separado de la persona que más amaba. La tristeza lo ahogaba, mientras el eco de la declaración de amor resonaba en su mente, recordándole lo que había perdido.

Cáncer | KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora