SIETE

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Hope significa esperanza.

Los días se convirtieron en una mezcla de ansiedad y anhelo para Taehyung. La noticia de la ausencia de Jungkook resonaba en su mente como un eco constante. Cada mañana se despertaba con la esperanza de que el joven payaso voluntario apareciera, pero el tiempo pasaba y su silla de ruedas permanecía vacía. Las enfermeras intentaban animarlo, pero Taehyung solo podía pensar en la falta de la risa y la energía de Jungkook.

A medida que las horas se convertían en días, la rutina del hospital se tornó más monótona. Las charlas con las enfermeras, aunque amables, no llenaban el vacío que había dejado Jungkook. Taehyung pasaba el tiempo observando el pasillo, como si esperara que, en cualquier momento, la puerta se abriera y Jungkook entrara con su característico disfraz de payaso y una sonrisa contagiosa.

Una tarde, mientras Taehyung contemplaba el paisaje gris y nublado a través de la ventana, su mente se llenó de preguntas sin respuesta. ¿Por qué había desaparecido? ¿Qué podía ser tan importante como para que no pudiera venir a verlo? La inquietud crecía, y el dolor de la ausencia se transformaba en una preocupación constante.

En un intento por distraerse, decidió hojear los libros que había dejado de lado. Sin embargo, las palabras se desvanecían en su mente, incapaces de captar su atención. La Polaroid seguía en la mesita de noche, recordándole el día en que se sintió vivo de nuevo, justo al lado de Jungkook. Con un suspiro resignado, Taehyung decidió que necesitaba respuestas.

Esa noche, mientras la luz de la luna iluminaba la habitación, un impulso repentino lo llevó a salir de su cama. Con cuidado, se levantó y se acomodó en su silla de ruedas. No importaba si no podía recorrer todo el hospital, solo quería intentar buscar a Jungkook.

Al llegar a la entrada de la sala de actividades, vio a algunos de los otros voluntarios y a los pacientes sentados en círculo, charlando y riendo. A su corazón le dolió no ver a Jungkook entre ellos. Se acercó tímidamente, tratando de no interrumpir, pero uno de los voluntarios lo reconoció.

—¡Taehyung! —exclamó, acercándose—. ¿Qué haces aquí fuera de tu habitación? Deberías estar descansando.

—Estoy buscando a Jungkook —respondió Taehyung, con una mezcla de determinación y preocupación en su voz—. ¿Saben dónde está?

El voluntario frunció el ceño, y la expresión en su rostro reveló más de lo que las palabras podían.

—No lo hemos visto en días. Hay rumores de que tuvo que atender un asunto familiar importante. Pero... —el voluntario hizo una pausa, como si pensara en lo que iba a decir—. No te preocupes, seguro regresará pronto.

Taehyung sintió que su corazón se hundía. "Asunto familiar" no sonaba prometedor. La esperanza que había albergado se desvanecía lentamente, pero su deseo de comprender lo que estaba sucediendo se mantenía firme.

—¿Podrías darme algún mensaje para él? —preguntó Taehyung, intentando mantener la calma.

—Claro, ¿qué quieres que le diga? —preguntó el voluntario.

—Dile que lo extraño, que espero verlo pronto —respondió Taehyung, con la voz quebrada. Esa era la verdad, y no podía ocultarlo más.

El voluntario asintió, tomando nota mental del mensaje mientras Taehyung se retiraba de la sala, sintiendo que cada día sin Jungkook se convertía en una eternidad.

Con el paso de los días, Taehyung continuó tratando de distraerse con los libros y las visitas ocasionales de otros voluntarios, pero nada llenaba el vacío que Jungkook había dejado. El otoño continuaba su avance, trayendo consigo la caída de las hojas, pero Taehyung solo veía gris en su entorno.

Finalmente, una mañana, mientras contemplaba el cielo gris desde su ventana, una enfermera entró a la habitación con una expresión alegre.

—¡Kim Taehyung! —exclamó—. ¡Tienes una visita!

El corazón de Taehyung dio un vuelco. ¿Sería Jungkook? Se giró hacia la puerta con anticipación, pero su corazón se hundió al ver que era un nuevo voluntario, un joven con una sonrisa amable pero desconocida.

—Hola, soy Hoseok, un nuevo voluntario. Vine a pasar un rato contigo hoy —dijo, intentando animarlo.

Taehyung sonrió débilmente, aunque su mente aún anhelaba a Jungkook.

—Hola, es bueno conocerte —respondió, aunque la emoción no estaba presente en su voz.

Minho se sentó junto a él y comenzaron a charlar. Taehyung hizo un esfuerzo por involucrarse, pero su mente siempre regresaba a Jungkook. Cuando finalmente se despidió de Minho, su corazón estaba dividido entre la amabilidad del nuevo voluntario y la ausencia de su amigo.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Taehyung miró la Polaroid una vez más. No podía evitar preguntarse qué pasaba por la mente de Jungkook, y si algún día volvería a hacerle reír como antes. Sin embargo, una parte de él sabía que la espera era inevitable. Lo único que podía hacer era aferrarse a los recuerdos y a la esperanza de que, algún día, su amigo volvería.

Cáncer | KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora