La semana pasó volando, llena de entrenamientos y partidos, pero cada vez que estaba cerca de Chiara, mi corazón latía con más fuerza. El deseo que sentía por ella se había transformado en una necesidad que no podía ignorar. Era como una corriente eléctrica que nos conectaba, y cada mirada que compartíamos era un recordatorio de lo que había sucedido entre nosotras.Una noche, después de un entrenamiento particularmente agotador, decidí invitar a Chiara a mi casa. Quería un momento a solas, sin las distracciones del equipo o de la multitud. Al principio, ella se mostró reacia, pero finalmente accedió.
––Está bien, pero solo por un rato. –dijo Chiara, su mirada llena de curiosidad.
Cuando llegó, el ambiente en mi casa estaba cargado de tensión. Nos sentamos en el sofá, y la conversación fluyó con facilidad, como si no hubiera habido un parón entre nosotras. Sin embargo, a medida que la noche avanzaba, la química entre nosotras se volvió palpable, cada palabra y cada risa parecía acercarnos más.
––¿Te acuerdas de aquel beso en el campo? –le pregunté, sintiendo que tenía que romper el hielo.
Chiara sonrió, sus ojos brillando con un destello de deseo.
––Cómo olvidarlo. Fue... intenso.
Sentí que el aire se volvía más denso entre nosotras, y antes de que pudiera pensarlo, la atraje hacia mí. Nuestros labios se encontraron nuevamente, pero esta vez fue diferente. Era más apasionado, más urgente. Ella respondió con igual fervor, y las manos de Chiara comenzaron a explorar mi cuerpo.
El roce de sus dedos sobre mi piel encendió una chispa de deseo en mí. Nos perdimos en el beso, y todo lo que existía eran ella y yo. La tensión acumulada durante semanas estalló en ese momento, y el mundo exterior se desvaneció.
Mientras nos besábamos, me di cuenta de que estaba perdiendo el control. Las manos de Chiara se deslizaron bajo mi camiseta, provocando que un escalofrío recorriera mi espalda. La sensación era abrumadora, y el deseo se apoderó de mí.
––Violeta... –susurró Chiara, interrumpiendo el beso por un momento. –No estoy segura de esto.
Pero ya no podía dar marcha atrás. La atracción era demasiado fuerte, y no quería detenerme. Sin responder a sus palabras, la tomé de la mano y la llevé hacia mi habitación, sintiendo que cada paso acercaba nuestras almas de manera irrevocable.
Al entrar, la tensión era palpable. El aire estaba cargado de deseo, y mientras nos mirábamos a los ojos, supe que estábamos a punto de cruzar una frontera que cambiaría todo. Me acerqué lentamente, guiándola hacia la cama.
Chiara se quedó quieta, y yo me incliné hacia ella, besando suavemente sus labios antes de dejar que mis besos descendieran por su cuello. Ella dejó escapar un suave suspiro, y el sonido me impulsó a seguir explorando su piel.
––Esto es... –comenzó a decir, pero no la dejé terminar. La besé de nuevo, profundizando nuestra conexión.
Las manos de Chiara encontraron su camino hacia mi cabello, mientras yo acariciaba su espalda con ternura. Era un baile de descubrimiento, cada caricia y cada beso intensificando el deseo que habíamos guardado durante tanto tiempo.
Mientras nuestras ropas comenzaban a deshacerse, el mundo exterior se desvaneció. Solo existíamos nosotras, sumidas en una pasión que parecía no tener fin. Cada toque encendía una llama dentro de mí, y a medida que nos entregábamos al momento, supe que estaba a punto de entregarle mi corazón.
Con cada beso, el deseo se transformó en algo más profundo. La conexión que compartíamos se volvía más intensa, como si nuestras almas se entrelazaran en cada caricia. Me perdí en sus ojos, llenos de deseo y vulnerabilidad, y comprendí que esto no era solo un encuentro físico. Era un nuevo capítulo en nuestras vidas.
A medida que la noche avanzaba, el tiempo se desvaneció y todo lo que conocía se redujo a la calidez de su piel contra la mía. La intimidad que compartimos era abrumadora, un torbellino de emociones y sensaciones que nunca había experimentado antes. Nos movíamos juntas, creando una melodía de susurros y gemidos que llenaban la habitación.
Finalmente, cuando la luna se alzó en el cielo y la noche llegó a su clímax, nos encontramos exhaustas y entrelazadas en la cama. La brisa suave se colaba por la ventana, y el silencio que nos rodeaba estaba cargado de promesas y secretos.
Chiara se volvió hacia mí, su mirada intensa.
––¿Qué significa esto, Violeta? –preguntó, su voz un susurro, como si tuviera miedo de romper el hechizo.
No sabía cómo responder. Aquel encuentro había sido una explosión de pasión, pero también significaba algo más.
––No lo sé, Chiara. –dije con sinceridad, sintiendo la vulnerabilidad de nuestras almas expuestas. –Pero no puedo negar lo que siento por ti.
Ella sonrió, un brillo de esperanza iluminando su rostro.
––Yo tampoco puedo. –respondió, acariciando mi mejilla con ternura.
Y así, en la intimidad de mi habitación, nos dejamos llevar por la corriente de nuestros sentimientos, sabiendo que estábamos al borde de algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.
![](https://img.wattpad.com/cover/377913102-288-k95454.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Entre Balones y Melodías || KIVI-
FanfictionEn un mundo donde el fútbol y la música son más que pasiones, Violeta y Chiara se encuentran en lados opuestos de una rivalidad electrizante. Violeta, una talentosa jugadora del FC Barcelona femenino, vive y respira fútbol, dedicándose a superar cad...