Bajo la superficie 2

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La noche del viernes llegó más rápido de lo que esperaba. Mariana, llena de energía, había organizado una pequeña salida para el grupo en un club donde tuviera privacidad, lejos de los lugares concurridos por los fans de la banda. Johan ya estaba en la mesa cuando Winnie llegó, con su sonrisa despreocupada y una cerveza en la mano. Josué hablaba animadamente con él, haciendo bromas sobre el nuevo repertorio que estaban preparando.

Winnie se sintió algo fuera de lugar mientras se acercaba. A pesar de ser parte del grupo, la tensión con Lúa creaba una barrera invisible entre ellos. Y ahí estaba él, sentado al lado de Mariana, riendo con los demás, pero su mirada se encontró con la de Winnie en cuanto ella entró. Había algo en sus ojos que la hizo detenerse un instante, como si la invitara a acercarse, aunque ella supiera que no debía hacerlo.

-¡Winnie!-gritó Mariana con entusiasmo, levantándose para darle un cálido abrazo-. Me alegra que vinieras. Te ves increíble, como siempre.

Winnie le devolvió la sonrisa, tratando de ignorar el peso que sentía en su pecho. -Gracias, Mariana. Estoy feliz de estar aquí.-dijo ella, evitando demostrar lo nerviosa que estaba.

El ambiente en el club era relajado, y durante las primeras horas, todo parecía casi normal. Las risas y la música ayudaron a distraer a Winnie, pero la cercanía de Lúa siempre estaba presente en ella, como una sombra constante. Había momentos en los que sentía que él la miraba, incluso cuando no estaba hablando directamente con ella.

Mientras avanzaba la noche, Mariana insistió en que todos salieran a la pista de baile. Las luces tenues y la música envolvente crearon una atmósfera íntima, pero también peligrosa. Winnie no pudo evitar sentir que estaba jugando con fuego. Mariana, siempre despreocupada, tomó a Lúa de la mano para llevarlo al centro de la pista, y él la siguió con una sonrisa. Josué y Johan ya se estaban riendo y moviéndose al ritmo de la música.

Winnie intentó no mirarlos, pero sus ojos se posaron fijamente en ellos de manera automática. Ver a Mariana tan cerca de Lúa, sus manos entrelazadas, los gestos cómplices, era demasiado para ella. Sintió cómo su estómago se revolvía y, antes de que pudiera detenerse, salió de la pista de baile, buscando el bar.

Se sentó en uno de los taburetes altos que se encontraban allí, pidiendo algo para beber, tratando de calmar el enorme nudo que sentía en el pecho. Estaba absorta en sus pensamientos cuando sintió una mano suave sobre su hombro. Giró la cabeza y, para su sorpresa, era Lúa.

-¿Estás bien?-le preguntó, inclinándose hacia ella para hacerse escuchar por encima de la música. Su voz era suave, pero había una preocupación genuina en su expresión.

Winnie asintió, intentando parecer más tranquila de lo que en realidad estaba. -Sí, solo necesitaba un minuto.

Lúa no se movió. -No tienes que fingir conmigo, Winnie. Sé que esto es difícil.

Las palabras de Lúa la desarmaron una vez más. Era como si él supiera exactamente lo que estaba pasando por su cabeza, pero ella no estaba lista para enfrentarlo, no allí, no mientras Mariana estaba tan cerca. Winnie bajó la mirada y tomó un sorbo de su bebida, buscando algo de coraje en aquel líquido que estaba bebiendo.

-No quiero arruinar nada, Lúa-dijo finalmente, casi en un susurro-. Todo esto... es muy complicado.

Lúa suspiró, acercándose un poco más, tanto que Winnie pudo sentir su calor, incluso estando entre la multitud. -No estás arruinando nada. Pero no puedo dejar de pensar en ti. No desde esa noche.

Las palabras cayeron entre ellos como un peso. Winnie sintió que su corazón se aceleraba, pero antes de que pudiera responder, una figura apareció detrás de Lúa. Era Mariana.

-¿Todo bien por aquí?-preguntó, su tono despreocupado, pero con una leve curiosidad en los ojos.

Lúa se apartó rápidamente, volviendo a crear esa distancia que tanto los atormentaba. Winnie sonrió con esfuerzo y asintió, tratando de no parecer culpable.

-Sí, solo... tomando un respiro-respondió Winnie, sin mirar a Lúa.

Mariana río suavemente y se inclinó hacia Winnie. -Vamos, vuelve a la pista. No puedes quedarte aquí toda la noche.

Winnie asintió, mientras sentía que no tenia ninguna otra opción. Se levanto del taburete en donde se encontraba y siguió a Mariana de regreso al centro del club, mientras Lúa se quedaba atrás observándolas en silencio. La tensión entre ellos todavía no había desaparecido, pero ahora, mas que nunca, Winnie sabia que se encontraba al borde de algo que ella no podía controlar.

Un Amor en Tres VocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora