Consecuencias Inminentes

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El estudio estaba sumido en un silencio muy pesado. Tras la salida de Vania y Ángel, nadie parecía tener la fuerza para decir algo. Las emociones flotaban en el aire, todo estaba tenso y cargado de culpa, tristeza y rabia. Winnie miraba fijamente al suelo, incapaz de levantar la vista. Su traición había destruido más que una relación; había roto el equilibrio de la banda, su segunda familia.

Lúa apoyó los codos en sus rodillas, cubriéndose la cara con las manos. No podía soportar el peso de lo que acababa de suceder. Su confesión había sido necesaria, pero al mismo tiempo, sabía que acababa de arruinar la vida de varias personas. El remordimiento lo invadía como una marea que no podía detener.

Josué, siempre el más pragmático, suspiró con frustración y se levantó. Rompió el silencio con su tono directo, aunque su voz sonaba más cansada que de costumbre.

-Esto no puede seguir así -dijo, caminando de un lado a otro en el estudio-. Si queremos salvar lo que queda de la banda, necesitamos una solución. Pero, honestamente, no sé si eso es posible ahora.

Johan, que había permanecido en silencio hasta ese momento, se levantó de su lugar. Siempre había sido el más calmado del grupo, el mediador, pero en este momento incluso él parecía estar perdido. -Ángel está destrozado -dijo, con voz suave-. Y no lo culpo. Vania también. ¿Qué creen que va a pasar cuando regresen?

Winnie, con la voz apenas audible, casi como un susurro, intervino por primera vez desde la confesión. -No lo sé -dijo-. No quería que todo terminara así. Yo... no sé qué hacer.

Lúa la miró de reojo, pero no dijo nada. Aún estaba intentando procesar todo lo que había pasado. Lo único que sabía era que cualquier palabra que saliera de su boca ahora no haría más que empeorar las cosas.

Josué dejó de caminar y se detuvo frente a los todos los que estaban presentes en aquel estudio. -Tenemos que hablar con Ángel. TODOS, no podemos seguir pretendiendo que esto nunca pasó.

-¿Y qué le vamos a decir? -preguntó Lúa en voz baja, con los ojos clavados en el suelo-. Ya sabe todo lo que necesita saber.

Josué se frotó la nuca, claramente frustrado. -Lo sé. Pero no podemos quedarnos en silencio. No con todo lo que está en juego.

Johan intervino, intentando aliviar la tensión. -Quizás debamos darle a Ángel un poco de tiempo. No lo forcemos a hablar de inmediato. Necesita procesar todo esto... y Vania también.

Un Amor en Tres VocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora