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(hasta que no comenten en el capítulo y en todas las partes, Rey y Juliana no se besan piense lo las amo<3)
—¡Bienvenido!—Zeki dijo pero rápidamente se tapo la boca—Perdón, los decibeles. Ya está, mala mía, perdón.—
Juliana le sonrió a Zeki, este también la miro con una sonrisa, aunque Juliana no apartaba la vista de Romeo, que se encontraba sentado en la cama con su expresión inmutable pero parecía relajado.
—Bienvenido de vuelta, amigo.—dijo Merlín—Y discúlpanos por no haberte escuchado antes.— exclamo
—Gracias.—le contesto Romeo, que sonó mas como un susurro pero todos lo escucharon.
La morocha se sintió aliviada, había hecho lo posible para que Romeo volviera, no fue fácil pero por lo menos lo lograron. Merlín, Zeki, Otto y Daisy comenzaron a despedirse de Romeo. Era hora de descansar.
—Nos vemos mañana—Merlín se despidió con un gesto amable, los demás lo siguieron
Juliana decidió quedarse con Romeo un rato más, había algo en el que la hacía sentirse bien, comprendida y fue con el con quién pudo abrirse.
Era el único en el Hangar que sabía su secreto.
—fue muy tierno lo que hiciste.—Romeo miro a Juliana—la pintura y el vídeo, me encantó.—expreso con una sonrisa
—No me tenés que agradecer, lo hice porque así me siento con vos.—dijo Romeo jugando con sus anillos—vos me entendés.
—siempre te voy a entender y estar para vos.—juliana hablo—para eso somos amigos ¿no?—
Romeo la miro atentamente, sus ojos se encontraron con los azules de Juliana.
—si. Somos amigos, bueno, sos mi única amiga.
Juliana sonrió en grande—y es un gran privilegio serlo.—dijo sacándole una risita a Romeo—el retrato me gustó mucho, ¿como lo hiciste?—
—De memoria, te pinte de memoria.—Juliana sonrió enternecida
—te quedó muito bonito.—hizo una pausa mirando al chico—algun dia de estos si querés podemos juntarnos a pintar algo.—
Romeo dudo un poco pero asintio—Si. Me gustaría pintar con vos. —
Juliana le sonrio, para después salir del cuarto para darle más privacidad y su espacio personal a Romeo. Pero a la vez no podía parar de pensar en el mensaje que le habían mandando su mamá Clara, ella le había mandado un mensaje diciéndole que su pedido le iba a llegar pero Juliana no estaba lista, por lo menos si no lo recibía ella.
Juliana estaba dispuesta a seguir su camino pero se encontró con el, Rey estaba ahí, con la mandíbula apretada, mirandola a ella mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba en la pared del pasillo. Juliana, por su parte, entró con su típico aire de seguridad, esa actitud que siempre lo descolocaba. Pero esta vez, lo que lo tenía en llamas no era solo su presencia, sino el video de Romeo. No podía sacárselo de la cabeza.
