¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(comenten comenten en todas las partes o las hago llorar posta, las amo<3)
Salo fue quien alegro la cena, postre y karaoke. Juliana tenía que decir que la mejor parte era no tener que cuidarse de la cámaras.
Sin cámaras, no habían preocupaciones, solo un grupo de amigos compartiendo una noche. Juliana miraba a todos alrededor de su mesa mientras estaban ocupados con sus platos, hablando entre si. Ella estaba sentada al lado de Rey quien tenía un brazo abrazando sus hombros. Ella disfrutaba el momento.
Romeo estaba sentado al lado de Rey, con Pipe a su lado. Romeo parecia estar más relajado que de costumbre, y en cuanto termino su plato, inclino un poco la cabeza hacia los chicos mientras Merlín cantaba de fondo.
—¿Cómo sé si una mujer me atrae o no?
—Y, que sé yo.—Rey se encogió de hombros.—Te cabe, te gusta, Roma.
—Es subjetivo, Roma.—Pipe dijo—. Es como... No hay lindo o feo.
Julieta sonrió coqueta, extendiendo el plato hacia Romeo. Juliana levanto las cejas y sonrió divertida.
—Gracias. —murmuro Romeo—Claro, con mis ajolotes.
—ay, ¿Los trajiste?—Los ojos de Juliana brillaron de emoción y ternura
—Sí. Para mí y para Juli son lindos, porque son criaturas casi prehistóricas.—dijo—. y a mí me gustan. En cambio para Rey no. Porque los ve como bichos monstruosos.
Rey suspiro al sentir la mirada de los mil ajolotes que le daba Juliana.
— ¿Que dijiste sobre sus ajolotes?
—Bueno...a ver. No dije monstruosos. Dije bichitos...pero si, ponele que va por ahí la idea, Roma.
—¿Vieron a Mei?—la voz de Otto los hizo girar, todos menos Romeo que seguía enojado
—No, por acá no apareció.
Margarita apareció acompañada de una chica teñida con el pelo rojo fuere. Juliana sintió una sensación recorrer le el estómago.
Cuando lo sabés, lo sabes.
—¿Alguien va a cantar conmigo o me van a dejar cantando solo toda la noche? —preguntó Merlín
Única se levantó dándole su celular a Alaska. Pero la pelirroja desconocida le ganó de mano, adelantándose. Los dos comenzaron a cantar.
Romeo siguió con sus preguntas, desconcentrandola de la presentación.
—¿Y cómo se hace para conquistar a una mujer? Cuando ya descubrís que te gusta.—pregunto mientras jugaba con una servilleta
—Bueno, no sé. Así de una.—contesto Rey—Tenes que ir como si ya te la hubieras ganado. No importa si estás temblando por dentro, ¿Entendés? Lo importante es que te veas seguro.