¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(si no comentan en todas las partes olvidénse del beso Reyana, besos <3)
En una linda casa de Brasil, Julián estaba en su habitación. La luz del sol entra suavemente por la ventana, iluminando el desorden de la habitación. Las paredes están adornadas con carteles de sus ídolos y recortes de revistas, pero hay un aire de tristeza en la atmósfera.
Julián se encuentra de pie frente a un espejo, su corazón late con fuerza en su pecho. Se mira fijamente, buscando en su reflejo una conexión que siente que le falta. Su cabello, corto y desordenado, se siente como una barrera entre su verdadera identidad y la imagen que proyecta.
Sin pensamientos ni palabras, su rostro muestra una lucha interna. Siente que el espejo es un enemigo que le devuelve una imagen con la que no puede reconciliarse. Los ojos de Julián recorren su figura, y una sensación de desagrado y desilusión lo envuelve como una niebla densa.
Se pasa las manos por el rostro, tratando de suavizar la expresión de angustia. Su reflejo no le muestra la persona que siempre ha querido ser; en cambio, ve a alguien que no puede aceptar. Un suspiro hondo escapa de sus labios, como si estuviera liberando el peso de un secreto que ha llevado demasiado tiempo.
Las lágrimas comienzan a asomarse a sus ojos, y Julián siente que está a punto de quebrarse. Recuerda momentos de su infancia, cuando jugar con muñecas era su alegría, pero también su secreto más profundo. En su mente, evocan recuerdos de risas y juegos, pero también de burlas y rechazos. Su pecho se constriñe al pensar en lo que otros pensarían si supieran la verdad.
Ana, su mamá tocó la puerta de la habitación al entrar se encontró con Julián quien tenía lágrimas en los ojos y soltaba varios sollozos desconsolados, Ana rápidamente llegó al lado suyo preocupada por el bienestar de su hijo.
—filho, o que há de errado? Você está bem?—pregunto, Ana agarrándolo de los hombros levemente preocupada
Julián no sabía que decir, tenía miedo por como lo vería su mamá, se sentía inseguro. Finalmente levantó la mirada hacia su mamá.
—Você está me assustando, amor.—Ana dijo—¿Que pasa?
Ana limpió las lágrimas de su hijo— ¿Por qué no puedo ser como los demás?—dijo Julián con la voz quebrada
—¿A qué te referís?—pregunto Ana mirando a su hijo.
—¿Por qué no soy como los demás?—volvio a preguntar.—me veo al espejo y no me gusta lo que veo, no me siento yo. No me gusta, no me siento yo.—
Ana sintió como su corazón se le estrujaba, nunca había visto así a su hijo, sabía que algo que le pasaba y lo había hablado con Clara millones de veces sobre eso pero quería que Julián se lo dijera, y ese momento estaba pasando.
