Como una bestia bajo un hechizo. Aurélie, aunque tímida, siente una atracción innegable hacia él, un sentimiento que no puede ignorar, aunque su timidez la haga tartamudear cuando está cerca de él.
Es como si ambos compartieran un lazo invisible, má...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La mañana ha sido bastante tranquila. Zelenne está en su práctica de baile y Lonnie, como siempre, en la de esgrima. Decido refugiarme en la biblioteca, un lugar donde sé que Chad jamás me buscaría. No es su estilo entrar aquí por voluntad propia.
Estoy absorta en la lectura de un libro cuando una voz femenina, cargada de sarcasmo, me interrumpe.
—Hola, bella Rosa.
Levanto la mirada para ver quién es y me encuentro con la sonrisa traviesa de una chica de cabello morado. Le devuelvo la sonrisa mientras la veo arrastrar la silla para sentarse a mi lado.
—Hola, Mal —digo, observando cómo se acomoda a mi lado.
—¿Cómo estás? ¿Por qué no estás con Benny boo? —dice Mal, alargando el apodo con una buena dosis de sarcasmo.
Me quedo pensativa, algo incómoda. —Mmm... ¿Por qué tendría que estar con él hoy? —le pregunto, tratando de mantener la calma.
—Bueno, las veces que los he visto, siempre están juntos —responde Mal, encogiéndose de hombros, como si fuera lo más obvio del mundo.
—Mmm... bueno, sé que ahorita está con Carlos, ayudándolo con lo del tourney —respondo, intentando sonar despreocupada.
—¿Y tú por qué no estás con él? —Mal me mira, como si la respuesta fuera evidente.
—Simplemente quería leer un libro —le enseño el libro que tengo en las manos.
Ella levanta una ceja, claramente poco impresionada.
—Vaya, eso es estupendo —me dice con ese tono sarcástico que no puede evitar.
Le sonrío y la miro de reojo antes de preguntar: —¿Por qué eres sarcástica conmigo?
—No entiendo —responde Mal, arqueando una ceja.
—Bueno, las veces que he hablado contigo, siempre has sido sarcástica —digo, mirándola directamente, buscando algún tipo de explicación.
Mal me observa por un segundo, antes de soltar una pequeña risa. —Es solo mi estilo, Rosa. No es nada personal.
—¿Rosa? —pregunto, un poco sorprendida.
—¿No te gusta que te llame así? —responde Mal, apoyando su mano sobre la mesa y descansando su cabeza en ella—. Zelenne te dice Rosa.
—Bueno, ella lo hace desde que éramos pequeñas —le explico, recordando los viejos tiempos.
—¿Y Lonnie? —pregunta Mal con curiosidad.
—No, ella me llama por mi nombre —respondo, encogiéndome de hombros.
—¿Tenemos favoritismo? —pregunta Mal con una pequeña sonrisa.
Me río y dejo el libro sobre la mesa. —No, para nada —digo mientras niego con la cabeza—. Zelenne y Lonnie son muy buenas amigas, ambas.
