Cap 1

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Welcome guys

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Welcome guys

El día estaba despejado y hermoso, el cielo sin una nube a la vista. Audrey y yo estábamos con nuestra abuela Leah, disfrutando del aire fresco.

— Serás la reina más hermosa, no me cabe la menor duda — dijo nuestra abuela con una seguridad tan aplastante que casi resultaba incómoda.

Leah me lanzó una mirada rápida antes de dirigirse a mí con un tono juguetón:

— Aurélie, en serio, deberías dejar esos libros por un momento y hacer que Chad te note.

Audrey posó su vista en mí mientras yo dejaba el libro a un lado, aunque solo por unos segundos.

— Abuela, Chad solo piensa en su estúpido cabello y en lo guapo que es — respondí con un suspiro.

Mi abuela frunció el ceño, claramente sin entender.

— No lo comprendo, querida. Con lo parecida que eres a tu madre, no sé cómo no has logrado conquistar al príncipe Chad — dijo, mirando mi reflejo con la misma preocupación de siempre.

Audrey, divertida, intervino, con una sonrisa en los labios:

— Abuela, no te preocupes. Lie es más de libros que de príncipes, ¿verdad, hermana?

Leah rió suavemente, pero yo solo pude encogerme de hombros. A veces, mi abuela puede ser dulce, pero sus palabras siempre me incomodan. Mientras Audrey, con su cabello marrón y ojos castaños brillantes, es la viva imagen de papá, yo me parezco a nuestra madre, con el cabello dorado y ojos azules. Esa diferencia siempre me ha hecho sentir algo fuera de lugar, incluso en casa.

Cuando intenté hablar, Audrey ya había comenzado a hablar con entusiasmo.

— ¡Mi benibu me llevará mañana a una cita, abue! — exclamó, su rostro iluminado por la emoción.

"Yo no diría que es una cita, cuando tú eres quien se lo pidió a gritos," pensé para mis adentros, sintiendo una punzada de celos.

Sin poder soportar más la conversación, me levanté de la mesa y empecé a caminar hacia mi habitación. El aire fresco que había disfrutado antes parecía haber desaparecido, y la incomodidad crecía dentro de mí.

— ¿Cuándo podré volver con mamá? — murmuré, sin poder contener el susurro que se me escapó. No era para mí estar en el castillo de mi abuela; lo único que quería era estar con ella.

La idea de regresar a casa siempre me daba consuelo, pero aquí, rodeada de expectativas y comparaciones, me sentía atrapada. La nostalgia me envolvía mientras me alejaba, y deseaba que todo fuera diferente.
Llegué a mi habitación y, al abrir la puerta, mis ojos se posaron en un vestido rosado con dorado que colgaba en el armario. Algunas sirvientas estaban ahí, esperando con una sonrisa tímida, listas para ayudarme con los preparativos.

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