Cap 11

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Mal

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Mal

Mientras camino por los pasillos, saludo a aquellos que me ven. He notado a varias princesas con el nuevo peinado que les hice, gracias a mi libro.

- Hola -le digo a la rubia cuya herencia de la Bella Durmiente se manifiesta en su rubio dorado y esos ojos azules que, no voy a mentir, llaman la atención-. ¿Puedo sentarme?

- Por supuesto -me responde ella con una sonrisa que la caracteriza. Es todo lo contrario a su hermana.

«¿De verdad la odias?» me recuerda mi subconsciente, en voz del pianista, y yo respiro hondo.

- Gracias -digo, colocando mi libro de tal manera que sus ojos se posen en él. Algo en mí sugiere que le da curiosidad.

- Mal, me agradas -me dice ella-. De verdad quiero ser tu amiga. Su voz es tranquila, pero no logro descifrar lo que hay detrás.

Desvío la mirada, sintiéndome incómoda. - No sé cómo ser una buena amiga. Evie es mi... única amiga -digo, tratando de seguir con mi plan.

- Sabes que yo puedo ser tu amiga -me dice. Saco un pequeño dulce que tenía preparado para el pianista, pero creo que será más útil con Aurélie.

Le ofrezco el dulce. - Toma, te lo doy como inicio de... mi primera amistad en Auradon.

Ella sonríe y yo le hago una mueca, sintiendo que la conexión se hace un poco más real.

- Lo guardaré para más tarde. Tengo muchos dulces aquí; si quieres, puedes tomar uno -me dice ella, y es cierto, tiene un pastel de crema y fresa, además de varias cosas en la biblioteca.

- ¿Tienes privilegios? -pregunto, mirando todas esas delicias.

Ella se ríe. - No, pero Carlos me invitó a unos postres y Lonnie me dio unos nuevos sobres de té para probar -me responde, bebiendo su té. Aparte de todo eso, veo que tiene varios libros de clase, uno en particular que dice "Matemáticas Avanzadas".

- Bueno, entonces, para que complementes, cómete el caramelo que te di -le digo, observando sus ojos azules contrastar con los míos verdes.

Ella sonríe y dice, en un tono juguetón: - Tengo clases de arte, me lo comeré ahí para tener energías -su expresión me hace creer en su entusiasmo.

- Genial -respondo, tocando mi libro con los dedos-. ¿Puedo unirme a las clases de arte?

- ¿Creí que no te gustaba? -pregunta ella, mirándome con curiosidad.

Ella agarra un trozo de pastel con el tenedor y parece que se lo va a comer, pero en cambio, me lo ofrece.

- Ugh, no, no me gusta el dulce -respondo, intentando resistirme.

A pesar de mi negativa, ella logra convencerme y termina dándome ese trozo de pastel. Al final, no tengo más opción que comerlo.

El trozo de pastel se deshace en mi boca, la crema y la fresa combinándose en un sabor dulce y fresco. No puedo evitar sonreír, a pesar de mi resistencia inicial.

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